Consuelo Varela
Consuelo Varela
Licenciada en Historia por la Universidad de Sevilla, se doctoró en esta misma universidad en la especialidad de Historia de América. Trabaja como profesora de investigación en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA) de Sevilla, de la que ha sido directora durante el período de 1993 a 1997 y actualmente es vicedirectora.
Es miembro del consejo de redacción de varias publicaciones, como la Revista de Indias, de Colonial Latin American Rewiew y de la Colección de Monografías «Biblioteca Americana» del CSIC. Desde 1999 es Investigadora Principal del Proyecto de la DIGICYT.
Es una de los principales especialistas en la figura de Cristóbal Colón, en el descubrimiento de América y en los viajes españoles por el Pacífico. Entre sus libros figuran: El viaje de Ruy López de Villalobos a las islas del Poniente, 1542-1546 (1983), Cristóbal Colón. Textos y documentos Completos (7ª edición, 2003), Documentos colombinos en la Casa de Alba (1987), Amerigo Vespucci (1989), Ingleses en España y Portugal. 1480-1515 (1998), Brevísima relación de la Destrucción de las Indias (2000) y Cristóbal Colón. De corsario a Almirante (2005).
MH. Inevitablemente esta entrevista tiene a Sevilla como trasfondo. Puerta de Indias, Casa de la Contratación, Biblioteca Colombina, Archivo General de Indias, todo apunta en Sevilla en dirección a América. ¿Seguimos siendo el epicentro de los estudios americanistas?
R. Es indudable que la existencia del Archivo General de Indias en Sevilla supone un paso obligado para los estudiosos de la historia de América. Al abrir el Archivo solo por las mañanas, los investigadores aprovechan las tardes para trabajar en la esplendida biblioteca de la Escuela. De esa forma y, gracias a las mesas redondas que organizamos, el contacto es continuo, variado y enriquecedor. Siempre hay alguien interesante, ya sean doctorandos o investigadores consagrados con quien poder compartir información.
MH. La Escuela de Estudios Hispanoamericanos, que usted ha dirigido durante años, tiene una larga tradición, aunque a veces parece como si muchos sevillanos “pasaran de largo” por la calle Alfonso XII. ¿En qué se ha notado su influencia durante los últimos tiempos?
R. Procuramos que la sociedad sevillana conozca nuestra casa y nuestras actividades. Para ello organizamos, además de los Congresos o Seminarios especializados, jornadas de puertas abiertas; semanas de la ciencia en las que se convocan a alumnos de institutos de enseñanza media en los que ofrecemos workshops sobre los temas que consideramos que les pueden resultar atractivos; también se celebran ciclos de cine, al estilo de aquella “Clave” de Balbín, y exposiciones de pintura y fotografía.
MH ¿Cómo son las relaciones entre la investigación universitaria y la que se desarrolla en los centros del CSIC? Más en concreto, en cuanto a los estudios hispanoamericanos, una vez que la enseñanza se desgaja de la “Escuela” y ésta se centra en los proyectos de investigación, ¿existe alguna duplicidad que debiera ser corregida?
R. Tras unos años de un cierto desencuentro, hoy las relaciones Universidad-CSIC, al menos en lo que respecta a la Escuela y a las tres universidades sevillanas, son excelentes. Tenemos proyectos de investigación con todas ellas, publicamos libros en colaboración y muchos de nuestros investigadores dan clases en los programas de doctorado y maestrías propios de cada institución.
MH. La Escuela, en cuanto centro dedicado a tareas investigadoras y de formación post-universitaria, así como a la publicación de revistas y monografías científicas sobre Historia de América, ¿también se ha visto afectada en los últimos años por la crisis editorial y por los recortes generalizados de las actividades públicas?
R. Sin duda. Los recortes afectan, por ejemplo, a los intercambios de publicaciones. Gracias al Anuario de Estudios Americanos, la revista que editamos en la Escuela, tenemos intercambio con las mejores Revistas sobre nuestros temas de investigación. Pero al reducirse el número de ejemplares, se reducen los intercambios con el consiguiente deterioro de nuestra Biblioteca. ¡Sabe Dios cuando podremos comprar los ejemplares que ahora no nos es posible canjear!
MH. Entre los grupos de investigación CSIC observamos que usted integra el titulado “Construcción de fronteras en los mundos ibéricos” y desde 1999 lo ha sido del denominado “Escrituras de la Historia”. ¿Cuál es exactamente el contenido de esos proyectos de investigación?
R. En aquellos proyectos estudiamos la forma y manera en que se ha “contado” la historia de América a lo largo del tiempo. Ahora estoy integrada en otro proyecto que dirige el prof. Bernabeu. Mi preocupación se centra en estudiar el papel de los intérpretes en los primeros años del contacto, cómo se captaban, qué fue de ellos una vez que dejaban de ser útiles….
MH. Imaginamos que muchas horas de su vida las habrá pasado en el Archivo de Indias, ese excepcional y privilegiado fondo documental que contiene buena parte de nuestra historia. ¿Qué destacaría usted de él, en relación con otros grandes archivos españoles o europeos?
R. En el Archivo General de Indias, un lugar mágico, se encuentra la documentación de gran parte de nuestras relaciones con el mundo americano y filipino, pero no conviene que olvidemos que el americanista ha de consultar también otros archivos nacionales, llenos de documentación importantísima, como el Archivo General de Simancas o el Archivo Histórico Nacional.
MH. Ha escrito usted varias monografías sobre Colón (entre ellas la recopilación de sus textos y documentos completos), sobre Amerigo Vespucci, sobre los ingleses en España y Portugal desde 1480 a 1515, entre otros muchos, así como trabajos sobre los límites derivados del tratado de Tordesillas y sobre los viajes españoles al Pacífico ¿Cuál de esos temas de investigación le ha resultado más atractivo?
R. Todos. Lo maravilloso de nuestros trabajos es que, cuando nos vamos adentrando en un tema, le vamos cogiendo cariño, queriendo saber más, “engolfándonos” en lecturas paralelas que nos van atrayendo, y así hasta que nos vemos obligados a dar el carpetazo, bien porque el tema se nos va agotando o porque era un trabajo solicitado que hay que entregar a plazo fijo. Pero siempre quedan “papeletas” que rellenar y preguntas sin contestar que, de tarde en tarde, saltan como chispas y nos hacen volver a investigar temas que creíamos olvidados. Muchas veces son lecciones de humildad que nos hacen superar errores.
MH. En el año 2013 se celebró el Congreso Internacional El Pacífico, 1513-2013. De la Mar del Sur a la construcción de un nuevo escenario oceánico cuya presentación reflejaba “la tendencia internacional a rebajar la importancia de los aportes españoles (pioneros en muchos casos) o en verlos como meros antecedentes de los viajes del capitán Cook y de la colonización de Australia”. ¿Hemos conseguido revalorizar nuestra historia en este aspecto?
R. En eso estamos. Este año organizaremos el tercer congreso sobre el Pacífico, visto el éxito de los anteriores. Poco a poco lo vamos consiguiendo, pero es muy difícil competir con siglos de propaganda inglesa y holandesa.
MH. Entre los diferentes períodos o temas generales de estudio (América precolombina; descubrimiento, conquista y colonización; América postcolonial) parece que nuestros americanistas, como usted misma, se han decantado preferentemente por el segundo. ¿Es esta una percepción equivocada? Los investigadores que nos visitan de los países hispanoamericanos ¿mantienen también esta línea?
R. Es verdad, la gente de mi generación nos decantamos por estudiar la historia colonial y la siguiente por la historia contemporánea. En Sevilla, la América precolombina apenas ha sido analizada, al contrario de lo que ocurre en la universidad Complutense donde ha habido grandes maestros.
En cuanto a los investigadores hispanoamericanos que nos visitan, pasada la época de celebraciones de la independencia, vuelven a estudios sobre la colonización con nuevos enfoques, a veces excesivamente nacionalistas.
MH. Observamos, al leer la nómina de intervinientes en los congresos internacionales celebrados en la Escuela, la presencia de americanistas de otros países, europeos o norteamericanos. ¿Forman todos ustedes una verdadera comunidad científica o más bien cada uno “hace la guerra” por su cuenta?
R. Sin duda. Aunque existen “individualidades”, hoy la tendencia es a trabajar en equipos internaciones. Así, por ejemplo, en el proyecto del Pacífico participan mexicanos, chilenos y españoles. Basta echar una ojeada a nuestras publicaciones.