Los datos de que disponemos sobre la vida de Gregorio de Tours aparecen en su mayoría recogidos a lo largo de sus obras. Nacido en el año 538 o 539 d.C. en Auvernia, lo que hoy es Clermont-Ferrand, su padre pertenecía a una familia senatorial gala. A pesar de la caída del Imperio Romano, estas familias (de las que procedían los gobernadores provinciales, jueces o magistrados mayores) conservaron con orgullo su título. Recibió una educación más esmerada de lo que era habitual en la época, a cargo primero de su tío Gallus, obispo de Clermont, y después su tío Nizier, obispo de Lyon. En el año 563 fue ordenado diácono y se estableció en Brioud. Tras una peregrinación a San Martín de Tours fue designado, a la edad de 34 años, obispo de esta localidad, cargo que ejerció durante el resto de su vida. Falleció el 17 de noviembre del año 594 d.C.
Gregorio de Tours participó activamente en la vida política franca, especialmente tras la muerte del rey Sigoberto I de Austrasia y Auvernia. Actuó como mediador en los conflictos dinásticos desatados tras la muerte del rey entre Childeberto (hijo del rey fallecido), Chilperico (rey de París), posteriormente asesinado, y Gontrán (rey de Borgoña). Según nos cuenta, fue su buen hacer en las negociaciones lo que permitió que se alcanzase un acuerdo. Por el Tratado de Andelot, Gontran adoptaba a Childeberto como sucesor y de este modo concluían las hostilidades entre ambos.
La obra más importante de Gregorio de Tours es la Historia de los francos (aunque este título le fue dado en el siglo XVIII pues su nombre original era Decem Libri historiarum). También escribió Septem Libri Miraculorum, en los que relata un conjunto de hechos milagrosos de santos de la época; Vitae Patrum, donde recoge la vida de veintitrés santos de los siglos IV a VI d.C.; y De Cursu Stellarum, obra sobre el movimiento de las estrellas que, a pesar de su título, no tiene ningún interés astronómico y fue escrita como guía litúrgica.
La Historia de los francos está compuesta por diez libros y tiene como objetivo relatar la historia universal, desde el Génesis hasta los sucesos acaecidos antes de la muerte del autor. La distribución es metódica, al menos en apariencia: cada libro, que comienza con un índice, está divido en capítulos y en los cuatro primeros se incluye una relación cronológica. Pero una vez iniciada la lectura se comprueba la asimetría del contenido de sus capítulos.
Los cuatro primeros libros condensan la historia que va desde la Creación hasta la muerte de Sigoberto (575 d.C.), mientras el quinto y sexto tratan de hechos que tuvieron lugar entre los años 575 y el 584. Los cuatro restantes cubren el período de 584 al 591. Su elaboración fue casi paralela al desarrollo de los acontecimientos pues se redactó entre los años 576 a 590.
San Gregorio de Tours, a pesar de ser uno de los hombres más ilustrados de su época, desconoce la técnica historiográfica de sus predecesores. Los hechos son recogidos sin ningún espíritu crítico y gran parte de la obra se basa en los recuerdos del propio autor, contemporáneo de aquéllos. La ausencia de rigor en el contenido no implica, sin embargo, que descuidase su elaboración. Toma en consideración fuentes escritas que cita, reproduce o resume e incluso hace un esfuerzo por contrastarlas. Aparecen, del mismo modo, algunas citas de Salustio, Virgilio o Plinio y relatos de testigos presenciales de los actos descritos. Incluso reconoce y, así lo indica, que no dispone de todos los datos posibles. A pesar de todo ello, la importancia de la Historia de los francos reside en ser el mejor testimonio de una época oscura.
El objetivo de la Historia de los francos, más allá de lo que exprese al inicio del libro, no es elaborar una historia universal como tal, sino alcanzar un fin específicamente pastoral. Utiliza la historia contemporánea como elemento de persuasión. Las palabras tienen mucha menos fuerza moralizante que los hechos y éstos tienen mayor capacidad de «hacer creer». La presencia de Dios en ella es constante y los planteamientos religiosos aparecen en numerosas ocasiones a lo largo del libro. Lo sobrenatural –
La visión de la historia de Gregorio de Tour es la confrontación entre el bien y el mal. En su obra recoge tanto hechos milagrosos y beatíficos como crueldades, aunque suele dar prioridad a los sucesos extraordinarios, pues ambos son perfectamente normales en el comportamiento humano. Cuando relata actos crueles o sanguinarios el autor no emite un juicio de valor, se limita a exponerlos. Será Dios quien los juzgue.
Las obras de Gregorio de Tours están escritas con un lenguaje sencillo y directo. Conocedor de quiénes serán sus receptores, utiliza terminología llana y clara para que su misión pastoral pueda llegar a un círculo más amplio. La Historia de los francos está concebida como una gran catequesis, desde la que enseñar a los fieles cuáles son los comportamientos que deben seguir, a través del ejemplo de lo contemporáneo.
Si por algo destaca la obra de Gregorio de Tours es por reflejar, inconscientemente, el tránsito del Imperio Romano a la Edad Media. El latín vulgar con que es redactada pierde su elegancia y profundidad, y ya inicia el viraje hacía el romance. La decadencia de las instituciones romanas queda reflejada en las batallas intestinas de los nuevos reyes francos, cuyas crueldades son relatadas sin miramientos, como algo habitual. La ausencia de una reflexión crítica y la simpleza del relato muestran cómo hasta los hombres más educados habían caído en la mediocridad.