Enriqueta Vila Vilar
Enriqueta Vila Vilar
Enriqueta Vilar Vilar es licenciada en Filosofía y Letras y Doctora en Historia de América por la Universidad de Sevilla. Profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Jubilada) y Doctora Ad honores de dicha Institución. Tiene publicados más de una treintena de libros y cerca de un centenar de artículos en España, Italia, USA y Alemania. Ha participado en numerosos congresos nacionales e internacionales y en proyectos de investigación de I+D, como investigadora principal en varios de ellos. Ha sido Vicepresidenta de la Asociación de Americanistas Europeos. Fue Directora de la Escuela de Estudios Hispano Americanos, Directora de su Biblioteca y Directora de las revistas Historiografía y Bibliografía Americanistas y Anuario de Estudios Americanos. Pertenece al Consejo asesor de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla y es miembro de los Patronatos del Real Alcázar de Sevilla y del Archivo General de Indias. Está en posesión de las Medallas de Oro de Andalucía, de la Provincia de Sevilla y de la Ciudad de Sevilla y ha recibido el XII Premio de periodismo Joaquín Romero Murube, de ABC de Sevilla, y el Premio del Cabildo Alfonso X el Sabio, por su trayectoria investigadora. Correspondiente de las Academias de la Historia de Santo Domingo, México y Puerto Rico y de la Hispanoamericana de Cádiz. Es la primera mujer que ingresó como numeraria en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, de la que ha sido Directora desde el 2011 al 2014, y la cuarta en ser admitida como Académica Numeraria de la Real de la Historia
Premio de Historia Órdenes Españolas
El Premio de Historia Órdenes Españolas es un galardón internacional que nació en 2017 con el deseo de convertirse en una referencia en esta disciplina. Supone un reconocimiento a quienes se dedican con esfuerzo a esta ciencia y un compromiso con el valor de la Historia. Su objeto es distinguir al investigador cuyo trabajo haya alcanzado general reconocimiento por la importancia de sus estudios, el rigor de su documentación y el alcance de sus conclusiones, y que alguna parte de su obra esté relacionada con lo hispánico y su proyección en el mundo.
El Premio ha celebrado ya dos ediciones. En la primera resultó galardonado el hispanista británico John H. Elliott. Felipe VI presidió la ceremonia de entrega del Premio en 2018. En la segunda fue el medievalista vallisoletano Miguel Ángel Ladero Quesada quien recibió el Premio. S.M. el rey Juan Carlos presidió el acto de entrega en mayo de 2019.
El Premio de Historia Órdenes Españolas está gestionado por la Fundación Lux Hispaniarum y cuenta con el apoyo de la Fundación Ramón Areces, la Fundación Talgo, Grupo Siro, Valmenta e Ibervalles.
Para más información: www.premioordenesespañolas.es
MH. No estamos ante la primera, ni probablemente la última de las pandemias que las naciones europeas han sufrido a lo largo de la historia. Las pestes, las calamidades y las enfermedades de todo tipo han sido recurrentes. ¿Qué podemos aprender de los comentarios y de las reacciones de las sociedades que entonces las padecieron?
EVV. Creo que es mucho lo que se puede aprender siempre de la Historia para prevenir el futuro. Y por supuesto no es la primera, ni probablemente la ultima pandemia que han sufrido las naciones europeas a lo largo de la historia. Las pandemias, en el transcurrir de la historia, no sólo han afectado al continente europeo sino al mundo entero. La diferencia es que ésta es la primera que se está produciendo en un mundo globalizado al mismo tiempo y está siendo conocida a cada minuto por toda la humanidad.
Si nos fijamos, y luego lo señalaré con más detenimiento, los remedios que la sociedad mundial del siglo XXI, a pesar de lo que acabo de decir, está poniendo para la contención del coronavirus no difieren demasiado de los que se tomaron en siglos muy remotos: aislamiento, distancia, higiene, desinfección… Claro que los conocimientos y la técnica actual no tienen nada que ver con los que había anteriormente. Los virus han vivido entre los humanos a los largo de los siglos, han resistido y mutado y han sido los principales culpables de millones de muertes en todo el mundo. Pandemias que han azotado a la humanidad de todos los tiempos y que han producido cambios económicos, políticos, sociales y mentales en todos los periodos de la historia. Y claro que podemos aprender de todo ello. Las grandes pandemias que han asolado a la humanidad a lo largo de la Historia y que han afectado al mundo entero, han sido principalmente seis, de las que se puede aprender mucho:
- Viruela. Probablemente la más mortífera, según las estadísticas no muy fiables que se manejan. Su origen no está datado pero se sabe que existía desde muy antiguo por haberse hallado restos en momias egipcias del siglo III a.C. con las señales características en la piel. Se propagó a lo largo de la historia en brotes periódicos y cuando los europeos pasaron a América, la viruela acabó con millones de amerindios. Tres siglos después, los españoles portadores del virus fueron precisamente los que organizaron, por orden de Carlos IV y con fondos públicos, una expedición para vacunar a todos los niños del Imperio hispano. Desde 1803 a 1806- durante tres años igual que la que comenzó Magallanes y terminó Juan Sebastián Elcano -1519-1522- otra singular expedición española, llamada Real expedición filantrópica de la vacuna, dirigida por el médico de la corte, Francisco Javier Balmis, volvió a dar la vuelta al mundo. Esta vez, en lugar de objetos para intercambiar, llevaban seres inoculados para poder mantener el suero en el viaje. Pero tiene la gloria de haber sido la primera expedición sanitaria internacional de la historia, en un viaje con la ciencia y la medicina como protagonistas.
- Peste bubónica. Otra de las más mortíferas, largas y cambiantes pandemias que ha azotado al mundo, especialmente a Europa y Asia es la peste bubónica, de cuyo macabro recorrido se pueden destacar tres grandes plagas. La llamada de Justiniano, que se desarrolló de los siglos VI al VIII y acabó con el imperio romano, la peste negra del siglo XIV que parece que partió de la península de Crimea y se extendió por Europa embarcada en los navíos genoveses, y la tercera, que se produjo en China (Yunnan) en 1885, afectó gravemente a Hong Kong y se extendió a otros continentes. Su origen es también muy antiguo porque aparece ya descrita en la Ilíada de Homero, con soldados confinados en un campamento ante las murallas de Troya. También Tucídides habla de ella en las guerras del Peloponeso.
- Cólera. Otra de las muy antiguas epidemias y pandemias de la humanidad, también de origen muy antiguo. Hipócrates y Galeno llegaron a describir su origen pero la primera referencia occidental que se tiene de ella es después del viaje de Vasco de Gama a Calicut en 1498. Describe una epidemia de cólera asiática en el ejército del soberano de Calicut. En Europa, se hizo especialmente virulenta el siglo XIX, antes de que a finales de siglo, Robert Koch aislara e identificara la bacteria. En la actualidad sigue siendo endémica en muchos países de Asia y África.
- La influenza o “gripe española”. Mal llamada con ese nombre porque se originó en los EE.UU. desde donde se transmitió a Europa e través de los soldados que llegaron para participar en la primera Guerra Mundial. Al no haber entrado España en ella, no temía dar información y fue así como se conoció en Europa. De ahí su nombre. Se considera la pandemia más terrible de la Historia pues parece que en un año mató a unos 30 millones de personas. Fue descubierta en un campamento de soldados acuartelados en Kansas y pronto se extendió a otros, preparados con soldados para Europa. En noviembre de 1917 parece que ya habían muerto 172 hombres, a pesar de lo cual, el presidente Wilson, aconsejado por los militares que temían el giro que podía dar la guerra si no acudían las tropas norteamericanas, permitió que los soldados, muchos de ellos enfermos o contagiados, pasaran a Europa, y en 1918 cerca de millón y medio de ellos habían atravesado el Atlántico. Un ejemplo cruel y cruento de cómo los fines políticos pueden primar ante los sanitarios.
- Sarampión. Se puede considerar pandemia porque ha matado a millones de personas en el mundo entero. Afortunadamente ya hoy está erradicada gracias a la vacunación infantil.
- Sida. Igual que la anterior, ha matado en el mundo entero a millones de seres humanos y aunque desgraciadamente aún no está erradicada del todo, sí que se han hallado remedios para su curación, y la mortandad hoy día está muy controlada.
Otro tipo de enfermedades infecciosas y contagiosas como las paperas, el tifus exantemático, la polio, la tuberculosis, la varicela, etc., también han hecho estragos en momentos determinados, pero casi todas ellas están erradicadas.
MH. ¿Cómo afrontaron las sociedades de siglos pasados los retos que les presentaba una epidemia de esta magnitud, teniendo en cuenta que sus medios eran mucho más limitados que los que hoy están a nuestro alcance?
EVV. En todos los tiempos se han tomado las mismas precauciones que iba dictando la experiencia y que, hoy a pesar de todos los adelantos técnicos y científicos, siguen siendo muy similares: las autoridades políticas, administrativas, sanitarias y, según los tiempos, eclesiásticas, tomaban el mando para imponer medidas como el aislamiento de la población, evitar los contactos, higiene máxima, cuarentenas, morgues improvisadas… Poco ha cambiado. Todo ello es necesario hasta que aparezca la nueva vacuna. Nuestra esperanza actual es que el desarrollo científico, el avance de los laboratorios, las posibilidades de control de la población y los medios técnicos pueden frenar la fuerza del virus y conseguir una menor letalidad. La rapidez de las comunicaciones ayuda a controlar los nuevos brotes, algo que nunca había ocurrido.
La pandemia más cercana y parecida a la actual, la “gripe española” de 1918, puede servir de ejemplo. Hay ya material fotográfico que presenta grandes hospitales de campaña como ha pasado actualmente, las mascarillas usadas son muy parecidas, las personas abandonaban las ciudades y se iban al campo para aislarse. Incluso virtudes morales como el heroísmo y la solidaridad siempre han estado presentes así como el enaltecimiento de la figura del médico y el miedo a la pérdida de la libertad. Todo ello está perfectamente plasmado en la famosa novela de Albert Camús, La peste.
Sin embargo, en el siglo transcurrido se ha podido ver cómo los adelantos en higiene, en medicina, en hospitales, en sanatorios, en alimentación de la población, en las comunicaciones, etc., han sido capaces de parar la letalidad del virus y aunque los contagios siguen existiendo y estaremos en peligro hasta que no aparezca la vacuna, la mortandad no puede compararse a épocas anteriores. Es verdad que la pandemia de 1918 se produjo en medio de una conflagración mundial, que los viajes no sólo no se pudieron cancelar, sino que se incrementaron, pero de todas formas la diferencia es notable, mucho mayor si nos fijamos en pandemias anteriores en la que las guerras siempre han sido fieles aliadas de los virus.
En la Edad Media y Moderna uno de los remedios que se estimaban más fiables para detener las muertes por la peste eran los rezos, procesiones de santos, rogativas, penitencias y, en fin, todo lo que pareciera recurrir a la Divinidad. La religión supuso un fuerte apoyo moral y psíquico. Se vivía en un estado entre el miedo, la incertidumbre, la esperanza o la resignación. Todo ello llevó a la población a profundizar sobre la fugacidad de la vida, con el consiguiente poder económico y sicológico que iba adquiriendo la Iglesia y que culminó en el periodo barroco. El carpe diem y el in ictu oculi, tan patente en los dos cuadros sobre Las Postrimerías de Valdés Leal, que se conserva en el Hospital de la Caridad de Sevilla, era el ambiente que se respiraba en tiempos de pandemia. Precisamente esos dos cuadros se pintaron unos años después de la epidemia de peste que acabó con la mitad de la población de Sevilla en 1649.
MH. Los períodos posteriores a las pandemias se suelen caracterizar por cambios y transformaciones sociales. ¿Qué nos dice la historia sobre la evolución de las sociedades que atravesaron una epidemia de esta magnitud?
EVV. Creo que todas las pandemias mencionadas han supuesto para la humanidad grandes cambios en todos los órdenes de la vida. Aunque, en general, no se ha tenido muy en cuenta en el relato histórico, la pandemia Justinianea fue uno de los principales factores en el cambio que supuso el fin del Imperio Romano y el comienzo de la llamada Edad Media; del mismo modo, la peste negra que comenzó a asolar Europa a mediados del siglos XIV, con continuos rebrotes durante varios siglos, motivó muchos cambios en Europa y Asia. Hay quien quiere ver en la primera oleada de la peste el inicio del Renacimiento. La Literatura ha sido bastante más prolija que la Historia en las descripciones de estas tragedias.
MH. Aunque todavía es pronto para hacer una valoración, ¿cómo cree que abordarán los historiadores de las próximas generaciones los sucesos que hoy estamos viviendo?
EVV. Pienso que a partir de ahora no pueden pasar desapercibidos los cambios económicos, políticos, sociales o mentales que puede producir una pandemia porque estamos viéndolo todos los días en directo. Pero además ya hace tiempo que los historiadores no pueden prescindir del avance de la ciencia, de la medicina, de la botánica, del mismo modo que nunca se ha prescindido de la antropología, la sociología, el derecho, la literatura o el arte. Y creo que esta pandemia viene como las otras que acabo de mencionar, a marcar otro cambio de Era en la creo que ya hemos entrado.
MH. ¿Cuál de las pandemias que menciona cree que ha tenido más influencia en los cambios sociales?
EVV. Creo que la viruela, porque fue esa pandemia, como su nombre indica, la primera que afectó a un nuevo Continente, aislado hasta entonces del resto del mundo. Fue la viruela, unida a otros virus infecciosos como el del sarampión, las paperas o la gripe, la que mermó de manera drástica las poblaciones del Caribe y de los imperios azteca e inca, cuyos habitantes murieron a centenares por unos elementos patógenos para los que no tenían ningún tipo de inmunidad. Igual que les ocurrió a los españoles con la sífilis. Fueron estas enfermedades, mucho más que los fusiles o el trabajo forzado, las que diezmaron drásticamente la población amerindia y obligó a transportar africanos a América como mano de obra en el éxodo más macabro y cruento de la historia. La esclavitud, desarrollada nuevamente de forma masiva a partir del siglo XVI, inundó America de africanos, cambiando de manera ostensible la sociedad, tanto en las costumbres, como en la economía-fue el principio del capitalismo moderno- y en la misma política. Surgió una nueva raza mestiza y surgieron unas diferencias raciales muy marcadas. Más en Norteamérica, en la que el mestizaje no se produjo, que en la América hispana. Y fueron también la viruela y sus virus aliados los culpables de que a los españoles nos llamen genocidas. Un genocidio que nunca existió. Como se puede adivinar aquí se exponen una serie de circunstancias muy complejas que se produjeron por una mortandad no esperada y no deseada. Por eso creo que la influencia de la viruela en el cambio mundial fue mayor que la de las otras las otras.
MH. ¿Cree que esta nueva pandemia puede cambiar el mundo?
EVV. Indudablemente, al ser la primera en un mundo totalmente globalizado, como he dicho al principio. Creo que lo cambiará en bastantes sentidos cuyas consecuencias son difíciles de predecir, aunque algunos de esos cambios importantes ya se vislumbran. Por ejemplo, el teletrabajo, que tan buenos resultados ha dado en el largo confinamiento, no solo va a tener una gran repercusión en el sector empresarial sino en la esfera social. El hecho de que tanto el hombre como la mujer puedan trabajar desde casa va a igualarlos en la concepción del sostenimiento del hogar. La conciliación en el trabajo doméstico, que con tanta razón reclaman las mujeres, se va a poder conseguir gracias a ese nuevo modo de trabajo y, por otra parte, creo que el núcleo familiar también se ha revalorizado tanto por la convivencia como por las ausencias impuestas. Puede significar para la sociedad un cambio tan importante como fue en el siglo XX la incorporación masiva de la mujer al trabajo. También se ha puesto claramente de manifiesto la repercusión que la paralización de nuestra actual forma de vida ha mejorado el medio ambiente, algo que tendrá unas consecuencias imprevistas. En fin, como digo, aunque el mundo ya estaba cambiando a marchas forzadas, esta pandemia lo acelerará. Y las soluciones para las que puedan venir tendrán que ser, de ahora en adelante, comunes al mundo entero.