El tejido de la civilización. Cómo los textiles dieron forma al mundo
Virginia Postrel

La historia no siempre la conforman batallas, revoluciones o cambios de gobierno. Podemos conocerla desde diferentes ángulos, a través del análisis de los elementos más heterogéneos, y son muchos los historiadores o divulgadores que acuden a ellos para explicar el pasado. Así lo prueban reseñas que hemos publicado en los últimos años, por ejemplo, sobre la historia de las especias (puedes leerla aquí), los cítricos (aquí), el invierno (aquí), los perdedores (aquí) o el silencio (aquí). Cada una de estas obras sirven para detallar el comportamiento de la sociedad en determinados momentos de nuestro pasado. Aunque aborden cuestiones muy específicas, dan cuenta de cómo se producen las transformaciones en el mundo, al tiempo que reflejan las inquietudes del ser humano. La relevancia y la finalidad de aquellos elementos (las especias, el silencio, el invierno…) van modulándose con el tiempo, pero subyace en su estudio una idea que articula toda la historia.

Entre las “cosas” que más llaman la atención, pues son las más visibles, se halla la ropa que utilizamos. Hoy nos parece normal vestirnos con camisas, faldas, pantalones, blusas y chalecos, pero lo cierto es que se trata de una tendencia relativamente moderna. La ropa es uno de los distintivos que identifican una época: a a alguien representado con una toga lo asociamos con la Roma clásica, si aparece vestido de caballero con su armadura, al Medievo y si lleva peluca y corsé probablemente pertenezca al siglo XVIII. El uso de un tipo de vestimenta o de otro no es casual o arbitrario, antes bien responde a un motivo concreto y a una funcionalidad específica asociada a las particularidades y a los gustos de cada época. De ahí que el estudio de la moda sea una de las formas más interesantes de acercarnos al pasado.

Para su análisis, tan importante, o incluso quizás más, que las prendas son los materiales con los que se confeccionan. Las dinámicas sociales, culturales y económicas derivadas de los intercambios de textiles y de su elaboración han cincelado el mundo que hoy conocemos. Sobre esta premisa se asienta el trabajo de la periodista estadounidense Virginia Postrel El tejido de la civilización. Cómo los textiles dieron forma al mundo*. Un libro de carácter divulgativo que ofrece un extraordinario retrato de todo cuanto rodea a los productos, clientes y comerciantes del mundo de la moda y de la producción textil.

Así sintetiza la autora el propósito de su trabajo: “La historia de los textiles es una historia de científicos célebres y olvidados campesinos, mejoras paulatinas y repentinos saltos, repetidas invenciones y hallazgos únicos. Es una historia cuyo impulso reside en la curiosidad, en la practicidad, en la generosidad y en la codicia. Es una historia de arte y de ciencia, de mujeres y hombres, de serendipias y planificaciones, de comercios pacíficos y guerras salvajes. Es, en resumen, la historia de la propia humanidad: una historia global, situada en todo tiempo y lugar”.

La obra de Postrel aúna entretenimiento y un análisis historiográfico muy interesante que escapa a las pautas convencionales. Los distintos epígrafes recorren la historia de los tejidos saltando de acontecimientos muy concretos y anécdotas singulares a cambios masivos y generalizados que afectaron al conjunto de la sociedad. La autora no circunscribe su relato a un territorio o a una región concreta, sino que recorre el planeta para indagar las fuentes y la evolución de los distintos fenómenos asociados a los textiles.

Los capítulos, independientes entre sí pero unidos por un mismo patrón, corresponden a los títulos “Fibra”, “Hilo”, “Tela”, “Tinte”, “Comerciantes”, “Consumidores” e “Innovadores”. Cada uno de ellos mantiene su propia estructura cronológica interna, partiendo normalmente de la prehistoria o del inicio de la civilización y concluyendo en el presente. La narración avanza de hito en hito: a veces, un descubrimiento revoluciona la forma de tejer o de teñir en pocos años o un hallazgo inesperado permite utilizar un tipo de material más versátil; en otras ocasiones nos hallamos ante un proceso más lento y paulatino que, tras un largo período de pequeñas modificaciones, desemboca en una nueva forma de hacer las cosas. Virginia Postrel sabe detenerse en los momentos cruciales y en pocas pinceladas describir lo más relevante de cada suceso.

Con estas palabras explica la escritora la organización de su trabajo: “Como los bogolanes, o telas listadas, del África occidental, El tejido de la civilización es un todo formado por diferentes piezas, cada una de ellas entretejida a las otras, con sus propias urdimbres y tramas. (Las palabras y términos en cursiva, tales como trama, urdimbre y bogolán [o tela listada], pueden encontrarse en el glosario). La urdimbre de cada capítulo representa una etapa del viaje textil. Comenzamos con la producción —fibra, hilo, tela y tinte— y de ahí nos desplazamos, como la propia tela, hasta los comerciantes y consumidores. Al final regresamos a la fibra para adoptar una nueva visión de esta y para conocer a los innovadores que revolucionaron los textiles en el siglo XX, así como a algunos de hoy en día que esperamos que empleen las telas para cambiar el mundo. Cada capítulo expone los sucesos en un orden cronológico aproximado. Hay que pensar que la urdimbre es el qué de cada capítulo”.

A medida que la obra nos desvela los “misterios” de los textiles, nos muestra la historia del hombre. Ya hemos apuntado que ambas se encuentran inexorablemente unidas y el libro de Virginia Postrel lo corrobora. En sus páginas vemos cómo van evolucionando las costumbres y los hábitos de vida de la sociedad, cuyo reflejo es inmediato en la vestimenta y en la industria textil. También se exponen las conexiones entre los distintos mercados del planeta: raro es encontrar algún lugar que se halle aislado de la influencia externa, especialmente tras el descubrimiento del Nuevo Mundo. Técnicas, estilos, tendencias y colores viajan por todo el globo de la mano de comerciantes que buscan satisfacer los caprichos de consumidores (y de paso enriquecerse), ávidos de novedades y de destacar frente a sus homólogos. Resulta inevitable que, al describir estas dinámicas, se explique la organización social, política y económica de aquellas sociedades.

Virginia Postrel es escritora y periodista. Colabora en Bloomberg Opinion y también lo ha hecho en Atlantic, Wall Street Journal y New York Times. Sus investigaciones han recibido el apoyo de la Fundación Alfred P. Sloan. Entre sus libros destacan títulos como The substance of style (2003) y The power of glamour (2013).

*Publicado por la editorial Siruela, noviembre 2021. Traducción de Lorenzo Luengo.