A pesar de los intentos por rememorar (a través de exposiciones, conferencias u otras actividades) la gesta lograda por los tripulantes de la nao Victoria, que hace quinientos años fueron los primeros en circunvalar el globo, quizás todavía no seamos conscientes de la importancia que tuvo España en la conformación del sistema mundial durante el siglo XVI. Las expediciones hispanas abrieron nuevos horizontes para los europeos y, más allá de la conquista del continente americano, permitieron, por primera vez, asimilar las verdaderas dimensiones del planeta. Los españoles fueron pioneros que se lanzaron a un territorio desconocido, afrontando en numerosas ocasiones la muerte, con unos medios precarios y sin saber qué hallarían en esas aguas ignotas. Durante siglos controlaron inmensas extensiones de terreno, acechados por poderosos enemigos y siempre a merced de los elementos. Tanta fue su influencia que, en aquella época, hay quien llamaba al Océano Pacífico el Spanish Lake. Hoy parece que lo hemos olvidado.
Si las tendencias editoriales recogen las inquietudes del gran público, se estaría produciendo un renovado interés por la presencia española en los continentes americano y asiático. En los últimos años se han publicado numerosos trabajos que la abordan. Sin ir más lejos, en Metahistoria hemos reseñado recientemente los siguientes títulos: En demanda de la isla del Rey Salomón. Navegantes olvidados por el Pacífico sur (cuya reseña puedes leer aquí), Los galeones de las especias. España y las Molucas (aquí), Los imperios ibéricos y la globalización de Europa (siglos XV a XVII) (aquí) o El viajero accidental. Los primeros circunnavegadores en la Era de los Descubrimientos (aquí). Estos son solo algunos ejemplos y si el lector pasea por una librería, verá como el número es considerablemente mayor. Los motivos de esta renacida curiosidad son varios y van más allá del mero interés historiográfico.
La historia de España en su relación con el océano Pacífico es fascinante. Estamos hablando del mayor océano del planeta, “controlado” por unos pocos hombres durante varios siglos. Obviamente, las autoridades de la Monarquía hispánica no ejercían una férrea supervisión, como la que llevan a cabo hoy China, Japón y Estados Unidos. Lograron, no obstante, mantener el flujo de mercancías y hombres sin sufrir grandes pérdidas y de modo ininterrumpido, a pesar de los intentos ingleses y holandeses por inmiscuirse en el comercio internacional, por capturar el famoso Galeón de Manila o por saquear algunos enclaves estratégicos. Todo ello, gestionado a miles de kilómetros, con unas comunicaciones deficientes y con unos recursos escasos y siempre menguantes. Se trata de una empresa difícilmente equiparable en la historia del hombre.
Ramón Tamames, uno de los principales polígrafos españoles de la segunda mitad del siglo XX, cuyos trabajos han abarcado ámbitos económicos, políticos e históricos muy dispares, también se interesa en su obra La mitad del mundo que fue de España* por la presencia española en el Nuevo Mundo. Y lo hace de una forma didáctica y amena, en un texto que parte de la llegada de Colón al continente americano y concluye con la independencia de la América española. Entre ambos hitos, el autor aborda un sinfín de temas heterogéneos, desde las exploraciones por el Pacífico a la organización administrativa de la Monarquía Hispánica, pasando por el análisis de las posesiones españoles en América del Norte o de las luchas con ingleses, portugueses y holandeses por controlar el comercio en sureste asiático.
Así explica Ramón Tamames su propósito: “«El más largo viaje» de Magallanes-Elcano fue importante por dar la vuelta al mundo, un hecho formidable. Y sirvió también para establecer el mapa del gran Imperio oceánico auspiciado en Tordesillas en 1494. […] Tras el «El más largo viaje», las previsiones de Tordesillas fueron cubriéndose con una presencia española cada vez mayor en toda la América y el Pacífico. Expansión que abarcó un día las tierras boreales de lo que hoy son Canadá y Alaska, con extensión a la Luisiana. También nos ocupamos, como era lógico, de las navegaciones del Pacífico sur, identificando una serie de archipiélagos y una aproximación, no coronada por el éxito a la gran tierra austral. El libro es en gran medida el relato histórico de cómo se fue vislumbrando primero, y ocupando después «la mitad del mundo que fue de España»”.
El libro, que nace de un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, se estructura en quince capítulos, cada uno con una extensión aproximada de veinte páginas. Se nota la faceta multidisciplinar del autor, pues incluye mapas, gráficos e imágenes que completan la información que proporciona y su estilo, al narrar los hitos que describe, se aleja de los libros de historia al uso. Los capítulos concluyen con un pequeño colofón, en el que el autor dialoga o discute con un crítico imaginado que realiza preguntas inquisitivas. Los acompañan una nota preliminar, con una breve selección de personajes (Elcano, Núñez de Balboa, Cristóbal de Haro, Urdaneta, Gómez de Espinosa o Bernardo de Gálvez, entre otros) protagonistas de los epígrafes correspondientes y un epílogo que analiza la relevancia geopolítica actual del Océano Pacífico, debido a la lucha entre Estados Unidos y China.
El “Mar del Sur” es el eje de la obra, pero la narración se ramifica por distintos senderos con múltiples actores y escenarios. La magnitud del trabajo de Tamames refleja la empresa llevada a cabo por el Imperio español y muestra la incidencia que tuvo en la creación de un orden mundial en el que la política, el comercio y la religión estaban irremediablemente entrelazados.
Concluimos con esta reflexión del autor: “¿Somos los españoles de ahora comparables a los de los comienzos de aquella larga andadura, y también navegadura? El genio y figura de aquellos siglos de oro de la Historia parecen esfumados en las generaciones de hoy. Fueron otras épocas y circunstancias, pero de lo que no cabe duda es de que los hispanos de hoy debemos revivir el valor y la osadía que resplandecieron —con sus luces y sombras— en aquellos tiempos ya lejanos, pero siempre memorables”.
Ramón Tamames (Madrid, 1933), economista de profesión, ha trabajado en las áreas de la historia, la política y la ecología, entre otras. Doctor en Derecho y en Ciencias Económicas y, desde 1968, Catedrático de Estructura Económica en la Universidad Autónoma de Madrid, ha sido Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente (2003). Entre 1977 y 1981 fue miembro del Congreso de los Diputados y, desde 2013, lo es de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
*Publicado por Espasa, abril 2021.