Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura
José Soto Chica

Las legiones romanas controlaron buena parte del continente europeo durante siglos. Pocas veces un imperio ha conseguido imponer durante tanto tiempo su autoridad sobre tan extensos territorios. Para lograrlo, Roma tuvo que desarrollar una capacidad logística y una organización militar hasta entonces impensables. Nunca antes se había establecido un sistema de asentamientos, estructuras defensivas y alianzas tan sólido como el que idearon los romanos, especialmente a las orillas del Rin.

El poder de las legiones se fue incrementando hasta convertirlas en una pieza clave en la estabilidad del Imperio. A partir del año 69 d.C., pocos aspirantes consiguieron acceder a la púrpura imperial sin contar con el apoyo de sus soldados y casi todos los emperadores sucesivos fueron destacados militares. Este factor provocó numerosos enfrentamientos fratricidas, mientras que la presión de las tribus germanas y de los partos aumentaba. Se estaba preparando una mezcla explosiva, que arrastraría a Roma hacia su ocaso.

La caída del Imperio romano tuvo múltiples causas (no vamos a detenernos en ellas, pero en estos libros que hemos reseñado encontraréis más información, puedes leerlas aquí, aquí y aquí). La debacle militar fue uno solo uno de sus motivos, cuyo impacto se hizo sentir más que el resto. La descomposición de las legiones romanas permitió la entrada de los pueblos bárbaros y obligó a los emperadores a pactar con algunos de estos, para hacer frente a las amenazas que se cernían sobre la Ciudad Eterna. A pesar de la tenaz resistencia, la decadencia era ya un hecho y nada pudo hacerse para evitar el hundimiento. El año 453 d.C. marca, de forma más simbólica que real, la desaparición del Imperio. El continente quedó dividido en distintas áreas de influencia y la inestabilidad se acentuó: ningún reino conseguía imponer su autoridad. Durante décadas, la guerra se perpetuó en Europa y los combates entre unos y otros pueblos se sucedieron, hasta que paulatinamente asentaron sus fronteras.

Tras el derrumbamiento del Imperio, comienza un período mal conocido y poco estudiado. La escasez de fuentes tampoco ayuda a esclarecer los interrogantes que aquejan a los historiadores. La “Edad Oscura”, como se la denomina, comprende desde las invasiones germánicas hasta la conformación del Imperio carolingio. Los protagonistas de estos siglos fueron las tribus del norte y del este de Europa, los hunos, el Imperio Bizantino, la incipiente expansión musulmana, el Imperio sasánida o la China bajo la dinastía Tang, entre otros. Probablemente, el lector identificará algunos, mientras que de otros no tendrá apenas noticia; sin embargo, la importancia de todos en los acontecimientos de aquella época es incuestionable.

El historiador José Soto Chica, en Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura*, se sumerge en aquella época y, con un pormenorizado estudio de los ejércitos de las grandes potencias del momento, dibuja un fresco ágil y sumamente interesante de ella. En palabras del autor, “grandes trasformaciones militares se dieron en estos siglos. Transformaciones que cambiaron para siempre el carácter y forma de la guerra. Este libro tratará de mostrarla en todas sus facetas durante este periodo vital de la historia universal. La organización de los ejércitos, su reclutamiento, paga y abastecimiento, la táctica y estrategia, el armamento y adiestramiento… Y, además, tratará de mostrar todo eso en funcionamiento mediante la breve descripción de algunas de las batallas más decisivas del periodo y, también, con casi toda seguridad, de la historia universal. Y es que, en última instancia, los ejércitos solo pueden entenderse del todo en batalla. Es en la batalla donde el armamento, el adiestramiento, la organización, la ideología y la táctica tienen su fin y su sentido”.

La guerra condicionó enormemente el devenir de los siglos V al VIII. Soto Chica nos describe cómo, a lo largo de estas centurias, convivieron distintos tipos de ejércitos, desde los grandes y disciplinados (los ejércitos imperiales con siglos de tradición militar a sus espaldas) hasta las bandas de salvajes guerreros organizados, si se puede emplear esta expresión, anárquicamente. Muchos de ellos se enfrentaron en el campo de batalla y no siempre ganó la fuerza más poderosa. La belicosidad de la época condujo a importantes innovaciones tácticas y militares, de modo que facilitasen enfrentarse a todo tipo de terrenos y de enemigos. El ejército bizantino, por ejemplo, luchó contra los caóticos eslavos, la caballería ostrogoda o los temibles zadeyan sasánidas: en ocasiones salió triunfante y en otras fue humillado. El arte de la guerra sufrió una profunda transformación y el contacto de los diferentes pueblos permitió que armas como las máquinas con mecanismos de contrapeso, el fuego griego o el arco reflejo compuesto fuesen utilizadas por varios ejércitos, que se copiaban entre sí.

El trabajo de Soto Chica se organiza en torno a once capítulos. Cada uno está dedicado a describir a uno o dos ejércitos de la época. Normalmente, utiliza una batalla decisiva (por ejemplo, las de los Campos Catalaúnicos, de Vouille, de Nínive o de Poitiers) para articular el correlativo epígrafe. De este modo, tras una breve contextualización histórica, detalla las características de las tropas (su armamento, su logística, su táctica militar, su reclutamiento y su organización) para concluir con el relato de las batallas seleccionadas, algunas de las cuales fueron trascendentales en el devenir de la historia universal. Entre las fuerzas estudiadas se hallan romanos, hunos, visigodos, francos, sajones, anglos, bizantinos, persas, árabes y chinos.

Pocos libros (en especial, en España) ofrecen una imagen tan completa de la Edad Oscura. La obra que reseñamos, si bien se centra en el fenómeno de la guerra, trasciende el ámbito militar, analizando los acontecimientos que relata desde un punto vista más general. De su lectura podemos deducir que los conflictos bélicos fueron uno de los principales elementos que configuraron el mundo durante aquellos convulsos siglos.

Concluimos con esta reflexión del autor sobre su trabajo: “El lector tendrá ahora una nueva visión, más cercana a las fuentes de la época y menos dependiente de los viejos tópicos historiográficos, sobre algunas de las batallas más decisivas de la historia universal. Pero, ante todo, este libro habrá cumplido su propósito si el lector tiene ahora una idea más formada sobre cómo la guerra en la Edad Oscura determinó la configuración de nuestra propia época. Pues, en verdad, la guerra es el “clamor de los demonios” y solo estudiándola y comprendiéndola, podremos comprendernos a nosotros mismos y evitar que ese demoniaco clamor siga atronando nuestro mundo”.

José Soto Chica fue militar profesional y estuvo destinado en la Misión de Paz de la ONU (UMPROFOR) en Bosnia Herzegovina. Un accidente con explosivos le costó una pierna y lo dejó ciego, incidente que lo llevó a reencauzar su vida hacia la historia. En la actualidad es doctor en Historia Medieval y profesor contratado doctor de la UGR e investigador del Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada. Es autor de las monografías Bizancio y los sasánidas. De la lucha por el oriente a las conquistas árabes y Bizancio y la Persia sasánida: dos imperios frente a frente, y coautor de la edición, traducción y comentario de La Didascalia de Jacob. Ha publicado más de cuarenta artículos en revistas y capítulos de libros en obras especializadas, así como dos novelas históricas: Tiempo de leones y Los caballeros del estandarte sagrado.

*Publicado por Desperta Ferro Ediciones, septiembre 2019.