España. Un relato de grandeza y odio
José Varela Ortega

Nos ha tocado vivir una época en la que solo importa lo que parece y no lo que es. Ha triunfado, definitivamente, una interpretación radical y deformada del viejo dicho de Berkeley esse est percipi (ser es ser percibido). La imagen se ha adueñado de todo y ha impuesto su dictadura frente a la verdad e incluso frente a la misma realidad. Es tal su fuerza que gobiernos, intelectuales y empresarios han sucumbido a ella sin ofrecer resistencia. Todo se construye en pro de la “imagen” y para adecuarla a los intereses propios se destinan cifras astronómicas. La lucha por el “relato” se ha convertido en una especie de mantra que todo lo engulle. La publicidad, el marketing y la propaganda viven su edad de oro. Lo viral, lo inmediato, lo aparente han sustituido a la reflexión, a la razón y a la verdad. Las redes sociales se han convertido en el nuevo foro romano donde mejor se observa la profunda transformación de la sociedad del siglo XXI.

Por supuesto, la lucha por la imagen no es algo nuevo. Durante siglos, las naciones han utilizado la propaganda en su propio beneficio, ensalzando sus logros y minusvalorando los del adversario. España ha sido uno de los países afectados por esta práctica. No es solo la Leyenda Negra, que todavía pesa sobre su pasado, también es la visión que hoy se sigue teniendo sobre la sociedad española y los estereotipos sobre ella. Luchar contra esa imagen degradante y equivocada requiere un gran esfuerzo: aunque los hechos falseados sean fácilmente rebatibles, remover las percepciones o impresiones asentadas implica modificar esquemas mentales fuertemente consolidados, algo muy complicado de lograr.

En los últimos años una corriente de historiadores y pensadores ha intentado combatir la visión negativa de España. Por nuestra parte, hemos reseñado algunos de sus trabajos, que puedes leer aquí, aquí o aquí y debemos reconocer que el suyo es un trabajo arduo, necesitado de tiempo y de perseverancia. Entre esos “Don Quijotes” que luchan por reivindicar el legado español se halla José Varela Ortega, quien ha publicado el magnífico ensayo España. Un relato de grandeza y odio. Entre la realidad de la imagen y la de los hechos*.

El trabajo de Varela Ortega recorre, en más de mil páginas, los últimos quinientos años de nuestra historia estudiando la imagen (tanto positiva como negativa) que se ha construido en torno a España. En palabras del autor, “es un hecho que España arrastra un fuerte estereotipo —o, para mayor complicación, varios y contradictorios, como enseguida comprobaremos—. De esta suerte, el objeto —lo español— con el cual se ejemplifica arrastra y condiciona a España como sujeto, a tal punto que es difícil encontrar referencias extranjeras a España sin que se reflejen determinadas imágenes con las cuales aparece asociada. Se trata de imágenes construidas por acumulación desde hace mucho, muchísimo tiempo, y cuyo origen quizás se remonte al mundo clásico y a la literatura greco-latina. Muchas de las ideas sobre España proceden de los antiguos, o del imaginario medieval, renacentista o barroco (o, para ser más precisos, de relecturas heterogéneas de unos y otros), aunque cada época —y esto, que es lo importante, compone la secuencia de este ensayo— ponga su acento peculiar e ilumine con su particular sensibilidad esta o aquella idea, afirmación o generalización, aun cuando su origen se arrastre de otro tiempo”.

Lo primero que se ha de subrayar sobre la obra de Varela Ortega es el monumental trabajo de investigación que lleva a sus espaldas. Mil páginas plagadas de citas, de referencias y de observaciones que abarcan casi todo lo escrito sobre España. Tan solo por esta ingente labor ya merece la pena su lectura. Ahora bien, no estamos ante una simple colección de testimonios: el autor es capaz de extraer de cada texto, ejemplo o estampa la visión que se ofrecía sobre nuestro país y contextualizarla en el momento histórico en que se produjo. El objetivo de Varela Ortega no es, pues, analizar todas y cada una de las obras que tienen a España como protagonista o en las que se alude a ella (tarea inabarcable), sino centrarse en las que, durante las últimas centurias, realmente influyeron en el colectivo popular o en amplios sectores de la sociedad. En sus palabras, “La impronta y la formación de una imagen debe medirse en relación con la influencia que irradia, sin importar tanto su exactitud”. En todo caso, no ha de tomarse al pie de la letra esta afirmación, pues los saltos temporales son frecuentes y no es raro que distintas visiones convivan en un mismo período.

Organizar un libro de esta magnitud no es sencillo. José Varela opta por una división en cuatro grandes bloques, orientados por una cierta dimensión temporal, cuyo eje es la imagen de España. De esto modo, habla del “español militante” para referirse al período que comprende desde finales del siglo XV hasta el XVI, cuando se configura una imagen de admiración hacia lo español. Le sigue otra etapa (el “español indolente”) que abarca los últimos años del seiscientos y casi todo el siglo XVIII, en los que se empieza a edificar la imagen negativa de lo hispano. El tercer bloque corresponde al “español apasionado”, esto es, la visión emocional y exótica que se crea sobre España a finales del XVIII y gran parte del XIX. El último bloque (que no recibe un apelativo como los anteriores) se adentra en los siglos XX y XXI y ofrece una síntesis de los anteriores y una mirada a la imagen que se tiene hoy de España.

En la introducción de la obra, el autor resalta cómo lo importante no son tanto los hechos, que rara vez cambian, sino la interpretación o en la descripción que se hace de ellos. Un mismo suceso puede ser motivo de orgullo o reproche, dependiendo de quién lo observe o cuente. El barroco, la guerra de la Independencia, el descubrimiento de América… son ejemplos de fenómenos que pueden ser “vendidos” como algo encomiable o execrable, en función de la voluntad del difusor. Varela Ortega edifica su trabajo a partir del examen de estas interpretaciones. Sin dejarse arrastrar por una visión ideológica de la historia de España, explora desde todos los ángulos posibles qué y cómo se ha hablado de la nación española, tanto en el extranjero como dentro de nuestras fronteras. Por cierto, no se circunscribe al marco literario, sino que también tiene en cuenta expresiones diversas como las pinturas, las óperas o, para los tiempos más recientes, las películas cinematográficas.

Concluimos con esta reflexión del autor: “Es el caso que la historia de la imagen de España es la historia de una contradicción en la lógica de sus principios filosóficos, en la medida que hay dos estereotipos principales y, además, de naturaleza contrapuesta: el español militante (y apasionado), frente al español indolente (decadente y hasta degenerado). A mayor abundancia, los tiempos históricos son muy prolongados, más entrecortados y solapados que puntuales y ordenados, y, para mayor complicación, resultan abrumadores: se trata de caracterizaciones que, como en otros países europeos, nacen en el Renacimiento, pero, en el caso de España, llegan muy peraltadas por la exaltación milenarista que rodea a la “recuperación” de Granada […] y a la aventura americana. Por fin, es inevitable —por más que, con frecuencia, resulta un ejercicio un tanto melancólico— contrastar la realidad de las imágenes en relación, a veces, frente a la realidad de los hechos. Y ese es el exclusivo alcance histórico de este relato; no se busque aquí lo que no se pretende: una historia de España al uso”.

José Varela Ortega es patrono-fundador de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, director de la Revista de Occidente y editor de El Imparcial. Doctor por la Universidad de Oxford y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense, ha sido catedrático de Historia Contemporánea de las Universidades de Santiago de Compostela, de Valladolid y de la Rey Juan Carlos.

*Publicado por la editorial Espasa, octubre 2019.