Vencer o morir. Una historia militar de la conquista de México
Antonio Espino López

La conquista española del Nuevo Mundo sigue generando polémica, aun cuando hayan transcurrido más de quinientos años desde la llegada de Colón al continente americano. Es un hecho que ha trascendido lo meramente histórico para dar lugar a un debate con connotaciones políticas, sociales e incluso ideológicas que no cesan. Hace unos meses asistíamos, por ejemplo, al derribo de estatuas de misioneros españoles en Estados Unidos y oíamos las declaraciones de algún presidente exigiendo disculpas por el comportamiento de los conquistadores. Ambas manifestaciones (y otras similares, que aparecen cada poco tiempo) apenas se sostienen, si se las analiza con un mínimo de coherencia. Pero la lógica no siempre predomina, tampoco en el siglo XXI, sustituida por la hipérbole, la falsificación y el sentimentalismo. La voz de los historiadores se ve sepultada por la avalancha de desinformación que campa libremente por las redes sociales y los medios de comunicación.

Hernán Cortés emerge como figura paradigmática de las diatribas en torno a la conquista española. Ensalzado por unos, vilipendiado por otros (hay quien lo ha catalogado, sin más, de genocida), el mito hace tiempo que devoró al personaje. La realidad poco importa en un debate en el que predomina la imagen que se quiera dar de él, aun a costa de obviar cualquier intento de investigación objetiva. La tendencia a simplificar y catalogar a los hombres como buenos o malos suele ir acompañada de la renuncia a observar los matices y a comprender el contexto en el que se encuadran sus actuaciones.

La historia, sin embargo, prefiere el rigor y no la brocha gorda. Cortés fue un hombre de su tiempo, que llevó a cabo una proeza casi sin parangón: con un puñado de hombres hizo suyo el Imperio azteca y mexica. Ante este hecho incontestable, la labor del historiador serio ha de centrarse en analizar cómo llevó a cabo su gesta, de qué instrumentos se sirvió y cuáles fueron las consecuencias de sus actos.

Los detalles de la campaña de Cortés han quedado en un segundo plano frente a su leyenda. ¿Quiénes conformaban la Triple Alianza a la que tuvieron que hacer frente los hombres de Cortés? ¿Cuál fue el papel de los aliados de los españoles en su victoria? ¿Cómo consiguió el de Medellín sobreponerse a una abrumadora diferencia numérica? ¿Qué armamento se usó en los distintos tipos de batallas que se produjeron? ¿Cuáles fueron las fases y los hitos más destacados de la conquista? A esas y a otras tantas preguntas trata de dar respuesta el profesor Antonio Espino López en Vencer o morir. Una historia militar de la conquista de México*.

Así explica su propósito el autor: “Quinientos años vista de los acontecimientos, el libro que propongo a los lectores parte de la base de intentar evitar considerar a Hernán Cortés como un héroe, pero tampoco como un villano. Con mostrarlo como un agente histórico, un dinamizador de acontecimientos, terribles más que gloriosos en mi modesta opinión, es suficiente. Ahora bien, como historiador me reservo el derecho, y la obligación, de analizar dichos acontecimientos de la manera más objetiva posible”. Y añade: “Propongo, pues, una nueva lectura de los hechos desde la óptica de la Nueva Historia Militar como la venimos practicando en las últimas décadas. Así, me interesará mucho más detenerme en aspectos y discusiones como el armamento utilizado –sus limitaciones y su consiguiente influencia en las tácticas seguidas–, el número de aborígenes combatientes, el uso del armamento europeo en un contexto de guerra urbana como el producido en el sitio de México-Tenochtitlan, la logística desarrollada, etc. El resultado deberá ser un fresco de la invasión y conquista del Imperio mexica desde una óptica propia de la historia social de la guerra, que resalte los aspectos humanos, pues, pero sin desmerecer otros componentes, como la historia del combate”.

Si algo se desprende de la obra de Espino López es que la conquista del Imperio mexica fue un conflicto sangriento, terrible y de una extrema dureza. Durante dos años, los hombres de Cortés y sus aliados estuvieron en un constante estado de guerra, con escaramuzas que se sucedían casi a diario y batallas que conllevaban un desgaste enorme. La tensión física y psicológica que tuvieron que soportar los contendientes alcanzó grados elevadísimos, especialmente al final de la conquista, durante el asedio a Tenochtitlan. La victoria española nunca estuvo asegurada y el más mínimo desfallecimiento o error estratégico podía haber conducido a un desastre irreversible. En esta tesitura, la figura de Hernán Cortés emerge como pieza clave del triunfo. Aunque cometió errores, supo adoptar y encauzar la estrategia adecuada en el momento oportuno. Sus habilidades militares están fuera de toda duda.

El trabajo del profesor Espino es, ante todo, un libro de historia militar. Aunque se analizan otros factores, predomina el componente bélico. La obra, ciertamente, gira en torno a la campaña de Cortés y sigue los pasos de sus hombres y los hitos de la conquista, pero el foco no solo se pone en la narración de los combates, sino en todo cuanto rodea a la lucha. Y este es uno de los puntos más interesantes del texto. Gracias a los apuntes de Espino López descubrimos facetas hasta ahora poco tratadas: el armamento usado, la organización de la logística, las tácticas empleadas y, en especial, el papel de los aliados de los españoles. La dificultad para descubrir el verdadero alcance del apoyo de estos últimos (en las crónicas, principal fuente de información, son raramente mencionados), no impide que la obra les reconozca un lugar destacado e intente restituir su importancia.

A veces, la mera narración de los hechos genera un relato que supera a cualquier película bélica. Algo así sucede con el trabajo de Espino López. Hay escenas fascinantes, sobre todo en el asedio a Tenochtitlan. Más allá del baile de cifras, la desproporción entre los dos bandos era extraordinaria. Al final, la victoria se decantó gracias a que Cortés y sus hombres supieron contrarrestar eficazmente su menor número con mayor ingenio, con el buen uso del armamento y con una mentalidad militar más desarrollada que la de sus oponentes. No debemos olvidar que fue un éxito colectivo, de modo que el genio del de Medellín de nada hubiese servido de no estar acompañado por subalternos capaces. Los mexicas, que combatieron ferozmente y en momentos puntuales hicieron retroceder a los españoles, se vieron desbordados por unos planteamientos bélicos completamente ajenos a su tradición. Todos estos elementos se hallan bien recogidos y explicados con detalle a lo largo de la obra.

Concluimos con esta reflexión del autor: “En definitiva, Hernán Cortés cometió muchos errores a lo largo de su dilatada trayectoria, pero nadie puede negarle el genio militar, la capacidad organizativa y logística, un ejercicio de liderazgo y un carisma superlativo, sin olvidar su uso del terror y de la violencia extrema cuando fue insoslayable, como para poder domeñar con los medios a su alcance, en el fondo tan limitados, una gran formación estatal aborigen de la Mesoamérica del siglo XVI como lo fue el Imperio mexica”.

Antonio Espino López, docente en la Universidad Autónoma de Barcelona desde 1993 y catedrático de Historia Moderna desde 2007, es especialista en la historia de la guerra en la Edad Moderna. Entre sus monografías destacan Guerra y cultura en la Época Moderna (Madrid, 2001); La conquista de América. Una revisión crítica (Barcelona, 2013), Las guerras de Cataluña. El Teatro de Marte (1652-1714) (Madrid, 2014) y Plata y sangre. La conquista del Imperio inca y las guerras civiles del Perú (Madrid, 2019, cuya reseña puedes leer aquí).

*Publicada por Desperta Ferro, marzo 2021.