El siglo XVI es uno de los períodos más fascinantes de la historia del hombre. En un breve intervalo de tiempo, el mundo cambió radicalmente. El descubrimiento de América, ocurrido en 1492, pero consolidado en aquella centuria, amplió los horizontes y ensanchó las fronteras del planeta en miles de kilómetros, creando un sistema global nunca antes visto; la Reforma protestante quebró (de nuevo) la unidad religiosa del cristianismo y provocó un cisma cuyas consecuencias no tardaron en influir en la política, la sociedad y la cultura de la época; el Renacimiento y el Humanismo redibujaron el mundo de las ideas y del arte, modificaron los paradigmas del pensamiento y situaron al hombre en el centro de todas las cosas; en este siglo, además, se consolidaron los principales reinos europeos (España, Francia e Inglaterra) y tuvo lugar el definitivo tránsito del feudalismo medieval al absolutismo de la Edad Moderna.
Todos estos procesos se condensaron en unas pocas décadas. El lector puede imaginar el terremoto que conllevaron en aquella sociedad. Los grandes pensadores de la época tuvieron que reflexionar sobre los efectos de estas novedades en las premisas que habían modelado la psique del continente europeo durante los siglos anteriores. Las tradiciones y las verdades incontestadas se derrumbaron para dar paso a un nuevo cuerpo legal, político y cultural como respuesta a los “descubrimientos”, tanto geográficos como ideológicos, que se desarrollaban. Intelectuales como Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Luis Vives, Jean Bodin, Maquiavelo, Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, por hacer una selección de un listado casi interminable, estuvieron a la altura de su tiempo. Pocas veces en la historia han confluido mentes tan excepcionales en una misma franja temporal y especial. Gracias a la imprenta, sus debates, sus reflexiones y su correspondencia nos han llegado casi intactos.
Entre los personajes que hemos citado citado, probablemente dos destacan por encima del resto: Erasmo de Rotterdam y Francisco de Vitoria. Ambos se cuentan entre las mentes más lúcidas de la época y tuvieron una decisiva influencia en la nueva configuración política del mundo que se abría camino. Cada uno conocía la obra del otro y los dos se respetaban, lo que no impide que tuviesen puntos de fricción y postulados diferentes sobre las cuestiones más polémicas de la época. Al repasar sus obras descubrimos no solo un extraordinario corpus ensayístico que aborda profundas cuestiones filosóficas y políticas, sino el sentir de todo un período y la nueva mentalidad que se iba forjando.
El profesor José María Beneyto trata sobre ambos personajes en su interesante obra La conquista, el imperio y la paz. Vitoria y Erasmo ante Carlos V*. Como el propio autor explica, “en esa coyuntura histórica en la que se entrecruzan las trayectorias de Carlos V, Erasmo y Vitoria, se plantearon cuestiones de enorme influencia durante los siglos venideros en el orden político, cultural y social. Durante las primeras décadas del siglo XVI se conmocionaron los cimientos sobre los que se sustentaba la respublica christiana. Unido a los enfrentamientos bélicos entre los príncipes europeos (simbolizados en la lucha dinástica entre Carlos V Habsburgo y Francisco I Valois) y a la progresiva consolidación del Estado moderno, junto a la angustia existencial causada por el expansionismo otomano, se propició el sentimiento generalizado de un cambio radical de época”. Y añade: “En este marco histórico, Vitoria y Erasmo supieron afrontar los problemas de su tiempo con una originalidad que hoy vuelve a ser actual. Desde dos perspectivas no coincidentes, pero no necesariamente contradictorias, ambos deben considerarse los creadores del humanismo europeo. Si ello resulta un lugar común en el caso de Erasmo, estas páginas desarrollan la idea de que la contribución de Vitoria a la idea de la dignidad humana y la racionalidad universal de los seres humanos fue al menos equiparable. Con el añadido de que el salmantino pensó en términos del nuevo orbe global emergente, y por tanto no solo en un marco eurocéntrico. Vitoria fue el primer pensador de la globalización característica de la constelación moderna”.
Hasta finales del siglo XV, la Península Ibérica había jugado un papel en el destino de Europa no tan decisivo como el que tendría a partir de entonces. Es cierto que, durante la Edad Media, las relaciones de los reinos peninsulares con el resto de los europeos fueron muy fluidas y no poco relevantes, pero sólo a partir de los últimos años del siglo XV España se convierte en la protagonista de la comedia política de aquella centuria (y de la siguiente). El Imperio de Carlos V, con Castilla a la cabeza, se forja gracias a la habilidad de la política matrimonial de los Reyes Católicos, que permite a su nieto heredar un territorio heterogéneo y extendido por las dos orillas del Atlántico. El descubrimiento del nuevo continente y la toma de conciencia de la existencia de imperios hasta entonces ignorados supusieron una novedad extraordinaria para una sociedad poco dada a grandes cambios.
La obra del profesor José María Beneyto trata de explicar cómo reaccionaron las “mentes pensantes” de la época, tanto en las cancillerías europeas como en las Universidades, para encajar este hallazgo dentro de los parámetros morales y políticos que regían la convivencia en aquellos años. El autor se centra en el análisis del pensamiento de Francisco de Vitoria y de Erasmo de Rotterdam. El primero, el miembro más afamado de la Escuela de Salamanca, es conocido por ser el “fundador” del derecho internacional tal como lo entendemos hoy y por su apuesta por los derechos humanos. En un Imperio donde la voluntad del Emperador era soberana, sorprende la intensidad y la libertad con la que abordó el encaje de los nuevos pueblos descubiertos (y sojuzgados). Francisco de Vitoria luchó, como queda reflejado en el libro, para dotar de un respaldo legal a la Conquista americana. Ningún otro imperio o estado había llevado a cabo tal toma de conciencia.
El segundo, Erasmo de Rotterdam, es quizás el pensador con mayor fama de aquella centuria. Entró de lleno en los debates más acuciantes del siglo y gozó de una gran popularidad en las Cortes europeas y en sus relaciones con otros pensadores, con quienes intercambió una correspondencia constante. Sus reflexiones sobre la figura del Emperador y, en general, sobre la política del XVI, sobre el estallido de la Reforma y sobre las guerras de religión marcarían el tono de la polémica suscitada en ese siglo.
La obra que reseñamos ofrece, a partir de los escritos de estos dos intelectuales, una explicación panorámica de las grandes cuestiones que afectaron a la Europa del momento. De su contenido pueden ser un buen ejemplo estas palabras que el autor expone en las últimas páginas del libro: “Según la concepción de un “Imperio Cristiano Europeo” bajo el mando unificador del césar Carlos que el humanista holandés y los muy influyentes erasmistas de la corte promovieron, Carlos V no debía buscar el dominio político sobre otros reyes y tampoco debía perseguir la conquista de nuevos territorios. Su objetivo debía ser la búsqueda de la concordia con las otras naciones cristianas y la defensa frente a los turcos. Los seguidores de Erasmo en el entorno del emperador habían vinculado el programa imperial con la reforma espiritual inspirada por el reformador holandés. Sin embargo, los acontecimientos militares y políticos y el despertar de las guerras de religión en Europa, con el avance de la persecución de luteranos y erasmistas en España a partir de la década de 1530, demostraron su clara inviabilidad. Como uno de los principales teólogos que debía juzgar la supuesta cercanía de algunas doctrinas de Erasmo a los reformadores protestantes, Vitoria también se encontró de repente incómodamente situado entre sus simpatías humanistas y los nuevos frentes ideológicos”.
José María Beneyto, catedrático de Universidad, abogado y consultor de empresas, ensayista y escritor, es director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo CEU, presidente del Instituto Gobernanza y Sociedad, especializado en gobierno corporativo, y del despacho de abogados JM Beneyto & Asociados, profesor visitante de la Universidad de Harvard y catedrático de Derecho Internacional, Derecho Europeo y Relaciones Internacionales.
*Publicado por Cátedra Ediciones, junio 2024.