El siglo XX alumbró una generación de pensadores y escritores como pocas veces se han dado en nuestra historia. La definida como Edad de Plata de las letras española tuvo el privilegio de contar con literatos como Azorín, Unamuno, García Lorca, Machado, Valle-Inclán o Maeztu y con intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, Zambrano, Marañón o Gómez de la Serna. La vida cultural de aquella España no tuvo precedentes y las tertulias, conferencias y congresos, casi siempre abarrotados, se multiplicaron. Raro era no tropezar por Madrid o Barcelona, un día entre semana, con alguno de estos eventos. Al mismo tiempo, la producción literaria se incrementó exponencialmente y la prensa se consolidó como un instrumento modelador de la opinión pública. La presencia de escritores e intelectuales en la vida política y social fue constante (muchos llegaron a ocupar escaños en el Parlamento o puestos en la Administración).
A medida que despertaba la conciencia cultural del país, también lo hacía la política. El primer tercio de la centuria fue extremadamente volátil. Tres regímenes políticos (monarquía, dictadura y república) se sucedieron en un corto plazo de tiempo, hasta desembocar en una guerra civil. La inestabilidad se adueñó del día a día de los ciudadanos, mientras que los nacionalismos, especialmente el catalán, surgían con fuerza y ensalzaban su singularidad frente al resto de España. Fue en el mundo de la cultura donde mejor cuajó este nuevo movimiento político. En apenas unos años, un grupo de intelectuales, apoyados por empresarios y clases altas, lograron crear la simbología e historia propia de una Cataluña irreal. El despertar catalán se trasladó a la arena política y pronto canalizó sus pretensiones en reivindicaciones políticas. La Lliga Regionalista o Solidaridad Catalana, por ejemplo, obtuvieron un notable resultado electoral en aquellos años.
En este turbulento mundo de letras y tribunas emerge la figura de Eugenio d’Ors (1881-1954). Escritor, periodista, gestor cultural, crítico de arte, político… es difícil analizar la sociedad de aquel momento sin contar con su presencia. Su posicionamiento ideológico, muy próximo al franquismo, y sus sentimientos nacionalistas le convierten, además, en personaje sumamente controvertido y de difícil adscripción. Admirado y vilipendiado por unos y por otros, fue uno de los intelectuales más influyentes de la primera mitad del siglo anterior, aunque hoy su nombre pase desapercibido entre el gran público. El historiador y filólogo Andreu Navarro rescata su figura en una completa e interesante biografía titulada La escritura y el poder. Vida y ambiciones de Eugenio D’Ors*.
Así explica el autor el objetivo de su obra: “Habrá quien busque en este libro una nueva descripción sincrónica del pensamiento de Eugenio d’Ors. Se le habrá de desilusionar desde el mismo principio. No busque el lector aquí otra revisión de la filosofía orsiana en relación con los proyectos culturales y políticos noucentistes. Éste no es otro libro sobre ese tema, aunque lógicamente ocupe algunos folios, como no puede ser de otro modo. […] Cualquier manual de literatura catalana contemporánea aborda esas cuestiones con sobrada amplitud. No: este libro es un relato, la narración de la vida de una persona que pensaba y escribía. No un engranaje teórico. El único objetivo, recomponer las caras de un variadísimo poliedro, presentar una tesis tan completa como manejable de uno de los escritores catalanes y españoles más importantes del siglo XX”.
El retrato que ofrece Andreu Navarra es de una minuciosidad apabullante y la labor de investigación llevada a cabo resulta encomiable. Pocos aspectos de Eugenio d’Ors escapan a la atenta mirada del autor, lo que ya es de por sí complicado, pues el personaje era incansable y su actividad, frenética, con una vida pública muy intensa. Tampoco rehúye el historiador la controversia, pues nuestro protagonista fue (y sigue siendo) una figura muy polémica, objeto de diversas interpretaciones. Sus vaivenes ideológicos y sus afinidades políticas han sido escrutadas exhaustivamente, dando lugar a conclusiones muy dispares (todas ellas recogidas en la obra). Andreu Navarra no duda en posicionarse en las más peliagudas (por ejemplo, afirma sin dudar la simpatía de d’Ors con el fascismo y el franquismo). Pocas biografías ofrecen un retrato tan acabado como el que podremos encontrar en esta semblanza de Xènius (pseudónimo con el que se dio conocer).
Periodista, prosista, poeta, dramaturgo, ensayista, filósofo…, Eugenio d’Ors cultivó todas las ramas de la literatura con maestría. Quizás su obra más conocida, el Glosario, condense los rasgos más sobresalientes de su pluma: clasicismo, elegancia, erudición, fina ironía y lirismo. Esta biografía recorre su vertiente literaria y aborda un punto algo olvidado: su destreza en la crítica de arte. Como señala Andreu Navarra, “D’Ors sí culminó narraciones innovadoras, sí fue capaz de construir un corpus disperso pero autosuficiente. Creó géneros literarios, hibridó de forma muy moderna los géneros, como era habitual en su época, y como crítico de arte no tiene igual en su tiempo. Otro aspecto increíblemente desatendido: el d’Ors tratadista de arte, el creador de una colección específica de crítica pictórica, reconocido como uno de los mejores especialistas de la Europa de su tiempo”.
Aunque la obra aborda la poliédrica figura de Xènius en su conjunto, muchas páginas están dedicadas a explorar el pensamiento y la vida política del biografiado. Como bien ilustra el título del libro, Eugenio d’Ors ocupó una posición central en la vida cultural catalana (fue el “heredero natural” de Prat de la Riba) y, tras su traslado a Madrid, en toda España. En ambos casos supo combinar sus extraordinarias aptitudes literarias con el desempeño de cargos instituciones o culturales (llegó a ser Director Nacional de Bellas Artes). Andreu Navarra ahonda en su enrevesada personalidad y trata de arrojar algo de luz sobre una figura camaleónica, en continua transformación. Cada uno de los capítulos, desde el primero, que bucea en su infancia, hasta el último, en el que se describe su senectud en Madrid, es un intento por desentrañar el misterio que envuelve a la verdadera identidad de Eugenio d’Ors.
Concluimos con esta reflexión del autor: “Que el lector condene o eleve a Xènius es cosa suya, del público: eso no compete al historiador. Éste ha de reconstruir una vida, con lo agradable y condenable. No hemos escrito este libro para salvar o recuperar o condenar a D’Ors, lo hemos escrito para comprenderlo en su inmensidad, para presentar el relato de la vida de un escritor desaforado, para explicarlo como fenómeno explicativo de unas épocas. […] Por lo tanto, puede afirmarse que nos hallamos ante un escritor estudiado y recuperado, pero no asimilado (¿ni asimilable?) para la sociedad posterior a la Transición. Precisamente lo que intentará esta biografía es huir, sin dejar de consignarlo, de lo que ya haya sido comentado y estudiado con profusión anteriormente. La filiación ideológica del Glosador sigue teniendo un peso decisivo en su reincorporación al mercado literario”.
Andreu Navarra (1981) es escritor e historiador. Doctor en Filología Hispánica (2010), ha sido investigador contratado en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado El ateísmo. La aventura de pensar libremente en España (2016), El regeneracionismo. La continuidad reformista (2015), 1914. Aliadófilos y germanófilos en la cultura española (2014), El anticlericalismo. ¿Una singularidad de la cultura española? (2013), La región sospechosa. La dialéctica hispanocatalana entre 1875 y 1939 (2012), y El espejo blanco. Viajeros españoles en Rusia (2016).
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El siglo XX alumbró una generación de pensadores y escritores como pocas veces se han dado en nuestra historia. La definida como Edad de Plata de las letras española tuvo el privilegio de contar con literatos como Azorín, Unamuno, García Lorca, Machado, Valle-Inclán o Maeztu y con intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, Zambrano, Marañón o Gómez de la Serna. La vida cultural de aquella España no tuvo precedentes y las tertulias, conferencias y congresos, casi siempre abarrotados, se multiplicaron. Raro era no tropezar por Madrid o Barcelona, un día entre semana, con alguno de estos eventos. Al mismo tiempo, la producción literaria se incrementó exponencialmente y la prensa se consolidó como un instrumento modelador de la opinión pública. La presencia de escritores e intelectuales en la vida política y social fue constante (muchos llegaron a ocupar escaños en el Parlamento o puestos en la Administración).
A medida que despertaba la conciencia cultural del país, también lo hacía la política. El primer tercio de la centuria fue extremadamente volátil. Tres regímenes políticos (monarquía, dictadura y república) se sucedieron en un corto plazo de tiempo, hasta desembocar en una guerra civil. La inestabilidad se adueñó del día a día de los ciudadanos, mientras que los nacionalismos, especialmente el catalán, surgían con fuerza y ensalzaban su singularidad frente al resto de España. Fue en el mundo de la cultura donde mejor cuajó este nuevo movimiento político. En apenas unos años, un grupo de intelectuales, apoyados por empresarios y clases altas, lograron crear la simbología e historia propia de una Cataluña irreal. El despertar catalán se trasladó a la arena política y pronto canalizó sus pretensiones en reivindicaciones políticas. La Lliga Regionalista o Solidaridad Catalana, por ejemplo, obtuvieron un notable resultado electoral en aquellos años.
En este turbulento mundo de letras y tribunas emerge la figura de Eugenio d’Ors (1881-1954). Escritor, periodista, gestor cultural, crítico de arte, político… es difícil analizar la sociedad de aquel momento sin contar con su presencia. Su posicionamiento ideológico, muy próximo al franquismo, y sus sentimientos nacionalistas le convierten, además, en personaje sumamente controvertido y de difícil adscripción. Admirado y vilipendiado por unos y por otros, fue uno de los intelectuales más influyentes de la primera mitad del siglo anterior, aunque hoy su nombre pase desapercibido entre el gran público. El historiador y filólogo Andreu Navarro rescata su figura en una completa e interesante biografía titulada La escritura y el poder. Vida y ambiciones de Eugenio D’Ors*.
Así explica el autor el objetivo de su obra: “Habrá quien busque en este libro una nueva descripción sincrónica del pensamiento de Eugenio d’Ors. Se le habrá de desilusionar desde el mismo principio. No busque el lector aquí otra revisión de la filosofía orsiana en relación con los proyectos culturales y políticos noucentistes. Éste no es otro libro sobre ese tema, aunque lógicamente ocupe algunos folios, como no puede ser de otro modo. […] Cualquier manual de literatura catalana contemporánea aborda esas cuestiones con sobrada amplitud. No: este libro es un relato, la narración de la vida de una persona que pensaba y escribía. No un engranaje teórico. El único objetivo, recomponer las caras de un variadísimo poliedro, presentar una tesis tan completa como manejable de uno de los escritores catalanes y españoles más importantes del siglo XX”.
El retrato que ofrece Andreu Navarra es de una minuciosidad apabullante y la labor de investigación llevada a cabo resulta encomiable. Pocos aspectos de Eugenio d’Ors escapan a la atenta mirada del autor, lo que ya es de por sí complicado, pues el personaje era incansable y su actividad, frenética, con una vida pública muy intensa. Tampoco rehúye el historiador la controversia, pues nuestro protagonista fue (y sigue siendo) una figura muy polémica, objeto de diversas interpretaciones. Sus vaivenes ideológicos y sus afinidades políticas han sido escrutadas exhaustivamente, dando lugar a conclusiones muy dispares (todas ellas recogidas en la obra). Andreu Navarra no duda en posicionarse en las más peliagudas (por ejemplo, afirma sin dudar la simpatía de d’Ors con el fascismo y el franquismo). Pocas biografías ofrecen un retrato tan acabado como el que podremos encontrar en esta semblanza de Xènius (pseudónimo con el que se dio conocer).
Periodista, prosista, poeta, dramaturgo, ensayista, filósofo…, Eugenio d’Ors cultivó todas las ramas de la literatura con maestría. Quizás su obra más conocida, el Glosario, condense los rasgos más sobresalientes de su pluma: clasicismo, elegancia, erudición, fina ironía y lirismo. Esta biografía recorre su vertiente literaria y aborda un punto algo olvidado: su destreza en la crítica de arte. Como señala Andreu Navarra, “D’Ors sí culminó narraciones innovadoras, sí fue capaz de construir un corpus disperso pero autosuficiente. Creó géneros literarios, hibridó de forma muy moderna los géneros, como era habitual en su época, y como crítico de arte no tiene igual en su tiempo. Otro aspecto increíblemente desatendido: el d’Ors tratadista de arte, el creador de una colección específica de crítica pictórica, reconocido como uno de los mejores especialistas de la Europa de su tiempo”.
Aunque la obra aborda la poliédrica figura de Xènius en su conjunto, muchas páginas están dedicadas a explorar el pensamiento y la vida política del biografiado. Como bien ilustra el título del libro, Eugenio d’Ors ocupó una posición central en la vida cultural catalana (fue el “heredero natural” de Prat de la Riba) y, tras su traslado a Madrid, en toda España. En ambos casos supo combinar sus extraordinarias aptitudes literarias con el desempeño de cargos instituciones o culturales (llegó a ser Director Nacional de Bellas Artes). Andreu Navarra ahonda en su enrevesada personalidad y trata de arrojar algo de luz sobre una figura camaleónica, en continua transformación. Cada uno de los capítulos, desde el primero, que bucea en su infancia, hasta el último, en el que se describe su senectud en Madrid, es un intento por desentrañar el misterio que envuelve a la verdadera identidad de Eugenio d’Ors.
Concluimos con esta reflexión del autor: “Que el lector condene o eleve a Xènius es cosa suya, del público: eso no compete al historiador. Éste ha de reconstruir una vida, con lo agradable y condenable. No hemos escrito este libro para salvar o recuperar o condenar a D’Ors, lo hemos escrito para comprenderlo en su inmensidad, para presentar el relato de la vida de un escritor desaforado, para explicarlo como fenómeno explicativo de unas épocas. […] Por lo tanto, puede afirmarse que nos hallamos ante un escritor estudiado y recuperado, pero no asimilado (¿ni asimilable?) para la sociedad posterior a la Transición. Precisamente lo que intentará esta biografía es huir, sin dejar de consignarlo, de lo que ya haya sido comentado y estudiado con profusión anteriormente. La filiación ideológica del Glosador sigue teniendo un peso decisivo en su reincorporación al mercado literario”.
Andreu Navarra (1981) es escritor e historiador. Doctor en Filología Hispánica (2010), ha sido investigador contratado en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado El ateísmo. La aventura de pensar libremente en España (2016), El regeneracionismo. La continuidad reformista (2015), 1914. Aliadófilos y germanófilos en la cultura española (2014), El anticlericalismo. ¿Una singularidad de la cultura española? (Cátedra, 2013), La región sospechosa. La dialéctica hispanocatalana entre 1875 y 1939 (2012), y El espejo blanco. Viajeros españoles en Rusia (2016).
*Publicado por Tusquets Editores, noviembre 2018.
Tusquets Editores, noviembre 2018.