TUSQUETS - UN ESPIA EN LA TRINCHERA

Un espía en la trinchera. Kim Philby en la Guerra Civil española
Enrique Bocanegra

El nombre de Kim Philby quizás no sea muy conocido para el público español. Sin embargo, para los amantes del espionaje y de la Guerra Fría es toda una leyenda. Fue uno de los principales topos que el servicio secreto soviético introdujo en el Mi6 inglés (hasta entonces el mejor centro de inteligencia del mundo). Durante años suministró información clasificada a Moscú, hasta que fue descubierto en 1963 y acusado de pertenecer al grupo denominado “Los cinco de Cambridge”, una cédula de intelectuales británicos, convencidos marxistas, que durante la mitad del siglo XX trabajaron al servicio de la Unión Soviética. Todos ellos formaban parte de la flor y nata de la sociedad inglesa de su tiempo, gracias a cuyos contactos y amistades pudieron inmiscuirse en las entrañas del sistema político británico. Mucho se ha discutido sobre la relevancia de la información facilitada a Moscú, pero, aun así, el éxito del espionaje soviético fue incuestionable y todavía hoy se considera una de sus grandes gestas.

¿Cómo pudo un joven educado, con recursos y con una sólida formación traicionar a su patria y convertirse en agente doble? Para responder a esta pregunta hemos de dar un salto en el tiempo y analizar en perspectiva los años de entreguerras del siglo pasado. El auge del fascismo y el romanticismo de la Revolución Rusa provocaron que muchos jóvenes idealistas abrazaran ciegamente la ideología comunista. Philby fue uno de ellos. Su admiración por los logros soviéticos se impuso al amor por su país. Aquellos fueron años de una fuerte carga política y los ideales constituían el principal motor de las naciones (a medida que estas se polarizaban). Casi todo cuanto sucedía tenía un trasfondo político e ideológico, mientras se aspiraba a luchar por principios más elevados. No es de extrañar, por tanto, el comportamiento seguido por este joven de la élite británica.

A pesar de los contactos de Philby, entrar en el Mi6 no era tarea sencilla. Tuvo que labrarse una carrera previa que sostuviese su tapadera. Con este fin, se convirtió en periodista, ocupación que le que permitía acceder a lugares comprometidos y obtener información sin despertar muchas sospechas. Su primer destino importante fue, precisamente, España, donde cubrió para The Times la Guerra Civil que acababa de estallar.

La obra del periodista Enrique Bocanegra, Un espía en la trinchera. Kim Philby en la guerra civil española*, analiza los años que el agente doble inglés estuvo en España y sus primeros pasos como agente soviético. En palabras de su autor: Lo cierto es que Philby no es nada de aquello que pretende aparentar: ni es periodista, ni es conservador y, por supuesto, no es simpatizante de Franco. En realidad, Philby es exactamente todo aquello que Franco intenta destruir: un marxista. No sólo un marxista y comunista convencido, sino además un agente de penetración al servicio de la Unión Soviética, reclutado varios años atrás en Londres con el objetivo de infiltrarse en las instituciones y luchar desde dentro contra el fascismo”.

Kim Philby no fue un periodista cualquiera: su estancia en España fue relevante, hasta el punto de ser condecorado por el mismo Francisco Franco. Su nacionalidad británica, sus orígenes y su “amistad” con algunas personalidades de la jerarquía nazi le facilitaron las acreditaciones y el acceso a las altas esferas del bando sublevado, en especial a Pablo Merry del Val, responsable de la oficina de Prensa. Los años que pasó en la Península fueron de aprendizaje, no sólo del trabajo de periodista, sino también del de espía. A la vez que cubría los avances en el frente, mantenía informados a sus oficiales de enlace soviéticos, quienes le llegaron a encargar, como explica Enrique Bocanegra, la misión, un tanto confusa y desconcertante, de asesinar a Franco. No desveló grandes secretos militares, pero su experiencia en la guerra le permitió hacerse con un nombre (requisito fundamental para acceder después al servicio secreto inglés) y perfeccionar sus habilidades de contrainteligencia.

Aunque la obra tenga como protagonista a Philby, no todo gira en torno a él. Los personajes secundarios cobran una importancia decisiva, pues son muy útiles para contextualizar el tenso ambiente que vivió el planeta en aquellos años. Por ejemplo, los agentes soviéticos Arnold Deutsch, Theodor Mally, Walter Krivitski o Alexander Orlov, quienes captaron a los “cinco de Cambridge”, sirven a Bocanegra para explicar las terribles purgas ordenadas por Stalin y desvelar las claves del mundo del espionaje en un momento en el que se empezaban a profesionalizar los centros de inteligencia. Aquellos (como tantos otros) fueron excelentes espías y fieles defensores de los postulados comunistas, y, sin embargo, la paranoia de Stalin les condujo al exilio o a la muerte. Sus desapariciones supondrían un duro golpe para nuestro protagonista, quien, a pesar de la pérdida de sus “tutores” o de la firma del Pacto Ribbentrop-Mólotov, mantuvo su fe inquebrantable en Moscú.

La Guerra Civil española también emerge en la obra como paisaje de fondo. No se detiene el autor en explicar las fases de la contienda, ni muchos de sus avatares. Las referencias a los combates o a los sucesos políticos se producen cuando Philby se halla cerca de ellos: así ocurre con la caída de Bilbao o la de Santander, la batalla de Teruel (donde el agente doble estuvo a punto de perder la vida por un obús que mató a otros dos corresponsales extranjeros) o el derrumbamiento del frente republicano, que abrió las puertas de Cataluña. También se alude a la presencia soviética en la Península, a los problemas internos del bando republicano y al ambiente que se respiraba en el Cuartel General del bando rebelde, situado primero en Salamanca y posteriormente en Burgos. En estas dos últimas ciudades, Philby se movía con total libertad. Como explica Enrique Bocanegra: “De ahora en adelante, Philby será «ese periodista inglés que ha sido condecorado en persona por el Generalísimo», y cada vez que visite puestos de avanzadilla y trincheras será tratado con toda clase de deferencias y parabienes por militares y funcionarios españoles al servicio del régimen. Asimismo, los representantes ingleses en España pronto se fijarán en ese periodista británico que mantiene relaciones privilegiadas con los funcionarios del Movimiento

Hay que destacar la excelente calidad narrativa del autor, cuyo tono ameno y dinámico nos conduce por la vida del agente doble más famoso de la Historia y por los enclaves más candentes del espionaje y de la política mundial de los años treinta del siglo pasado. Estamos ante un libro que invita a ser leído de una sola vez, tal es la información que recoge. Su relato se concatena de manera sencilla y cautivadora, pasando de las anécdotas de nuestro protagonista a los grandes conflictos de aquel momento. Aunque la vida de Philby fue fascinante y ha inspirado a reputados escritores (parece que sirvió de inspiración a John le Carré para escribir su famosa novela El topo), Enrique Bocanegra se centra solo en unos años de su biografía, quizás los menos conocidos para el gran público, cuyo ascendente sería incuestionable en su trayectoria y en la construcción de una fachada que la catapultó a las más altas instancias del Mi6.

Enrique Bocanegra (Sevilla, 1973) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla y Máster en Comunicación de la Defensa por el Centro de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN). Ha desarrollado su actividad periodística en México, España, Marruecos, Argelia y Líbano. Como gestor cultural ha ejercido cargos de responsabilidad en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y, desde 2007, es coordinador cultural en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. El libro Un espía en la trinchera le valió el XXIX Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias.

*Publicado por la editorial Tusquets, marzo 2017.