GRANDE - ANAGRAMA - SOBRE EL ESTADO

Sobre el Estado
Pierre Bourdieu

Ya en el inicio de las diferentes ramas humanísticas y de las ciencias sociales (desde la filosofía hasta la economía, pasando por la sociología, la ciencia política, la historia o la antropología), una de las cosas que más ha preocupado a los diferentes investigadores es el fenómeno de la estatalidad. ¿Qué es el estado?; ¿cuál es su origen?; ¿qué funciones desempeña en una sociedad ordenada?; ¿existe verdaderamente una forma única de la estatalidad, o son realmente experiencias históricas muy diferentes que solamente a efectos explicativos reunimos bajo un mismo concepto para facilitar el entendimiento del fenómeno?; ¿es el estado una cosa que realmente existe o simplemente una invención más o menos útil creada por los seres humanos, sin correspondencia alguna con la realidad?

Éstas, y también otras preguntas, han estado presentes ya en los comienzos de las disciplinas humanísticas. La filosofía, desde los tiempos de Platón y Aristóteles, se ha hecho cuestionado acerca del estado; la historiografía, desde Heródoto y Tucídides, ha visto en los estados un actor clave del desarrollo histórico; la economía moderna, a partir de Smith y Ricardo, ha prestado una especial atención al papel que deben o no jugar las instituciones estatales en el proceso económico; la sociología, a partir de Comte y Durkheim, ha mostrado un interés por el imaginario estatal; y qué decir de la ciencia política, disciplina nacida prácticamente al albur de los estudios sobre el estado y sus políticas.

El libro «Sobre el Estado»*, de Pierre Bordieu, editado por Anagrama, se dedica de forma completa al estudio del fenómeno de la estatalidad. El libro recoge los cursos que el autor, uno de los más importantes sociólogos y ensayistas de Francia en la segunda mitad del siglo XX, pronunció en el «Collège de France» entre los años 1989 y 1992, dedicados al estudio del fenómeno del estado. Concretamente el libro recoge tres cursos: el de 1989-1990 (que va desde la clase del 18 de enero de 1990 hasta la del 15 de febrero de 1990, un total de 5 clases), el de 1990-1991 (del 10 de enero de 1991 al 14 de marzo de 1991, lo que hacen 9 clases) y el de 1991-1992 (del 3 de octubre de 1991 al 12 de diciembre de 1991, otras 9 clases).

Westminster_palaceAunque parecería que la primera parte (el primer curso) sería más breve que las otras dos, cada una ocupa aproximadamente un tercio del libro, pues las lecciones del primer curso son, al menos en la obra, de una extensión algo mayor, en general, a las de los otros dos. La tradicional división en capítulos está ausente y lo que se recoge en cada sección es el contenido de las clases impartidas por el profesor Bourdieu (luego hablaremos un poco más sobre el aspecto organizativo y de redacción de la obra). Incluye además tres apéndices (el primero dedicado a resumir en un par de páginas el contenido de cada uno de los tres cursos, el segundo relativo al papel que estos seminarios juegan en el conjunto de la obra del autor, y el tercero una extensa bibliografía de unas 30 páginas donde se recogen lecturas complementarias) y dos índices (uno onomástico y otro de conceptos), lo que facilita el trabajo de posibles investigadores.

Abordar en una reseña introductoria el contenido de una obra tan voluminosa (unas 600 páginas) y tan rica en contenidos, anécdotas y teorías es realmente difícil y uno tiene la sensación de omitir ciertas cuestiones que para el autor del libro o para potenciales lectores podrían ser del máximo interés. Para mí, no obstante, me resulta posible afirmar (al menos por la sensación que me queda tras leer el libro) que cabrían, por lo menos, tres tipos de lecturas diferentes del texto: una especialmente orientada hacia sociólogos (como es el caso del propio autor), otra para los interesados en un aspecto de naturaleza más política, y la tercera a través de las múltiples referencias históricas que el autor recoge a lo largo de sus charlas. Aunque hablaré de todas ellas, puesto que esta es fundamentalmente una página dirigida a apasionados de la historia, intentaré poner un énfasis especial en la tercera clase de lectura.

A lo largo de sus explicaciones Bourdieu se encuentra fundamentalmente con una problemática esencial: la de determinar cuál es la naturaleza del estado, cuál es la génesis de la misma y hacerlo de forma que permita una aproximación que integre tanto una teoría del estado como un análisis sociológico e histórico de sus efectos.

Para Bourdieu, el estado fundamentalmente es una idea sin correlato con una cosa real. El estado es, ante todo, una idea, pero no una cosa propia del mundo real. Sin embargo, el autor nos advierte frente a determinados simplismos: el hecho de que se trate de una idea no significa que no tenga efectos muy reales en la vida de todos nosotros. Eso se debe a que no es tanto, nos explica, el efecto de la violencia física legítima lo que define el estado (como generalmente se estudia, por lo menos, desde Max Weber) sino su componente simbólico. La estatalidad se define, sobre todo, por un conjunto de prácticas e ideas simbólicas que interiorizamos prácticamente de forma inconsciente y que están presentes hasta en nuestras circunstancias más cotidianas sin que nadie, ni siquiera los ácratas más subversivos, las cuestionen de forma absoluta.

PIERRE BORDIEUUna de las preocupaciones constantes de Bourdieu en su texto es la de combinar en sus justos términos las elaboraciones teóricas y los ejemplos históricos o recientes que pongan de manifiesto lo que el enfoque teórico va iluminando, para ir poco a poco depurando el marco teórico a partir del análisis de los casos particulares.

Para Bourdieu el problema de la estatalidad, tal como él la estudia, empieza a generarse alrededor de la Edad Media. Un ejemplo muy utilizado por el autor francés es el de la formación, composición y funcionamiento de las «comisiones», una institución que tiene su origen en la cultura política y jurídica inglesa y cuya eficacia es tan notable que todavía hoy, siglos después, sigue siendo utilizada de forma generalizada. El origen está en la «comisión real» inglesa que, nos dice Bourdieu, era «un conjunto de personas delegadas del rey, comisionadas para cumplir una misión socialmente reconocida, importante, en un problema considerado por lo general también importante». Este fenómeno, no carente de un cierto grado de teatralidad y escenificación, gracias a la autoridad simbólica que concedía, convertía a los miembros de las comisiones en una especie de «sabios imparciales» capaces de tener un punto de vista privilegiado que les permitiese dar su visión sobre el mejor de los puntos de vista particulares. Es así como, según Bourdieu, se construye, gracias al simbolismo, el elemento fundamental de la estatalidad: la conversión de los puntos de vista particulares en una suerte de voluntad universal. De esta forma, las instituciones estatales van cobrando la naturaleza de «fiduciarios organizados», cuya legitimidad parte de que su paso de lo particular a lo universal no resulta puesto seriamente en duda.

Otro elemento clave para entender el conjunto del análisis del autor es el relativo a las dos acepciones generales del Estado y su relación. El Estado puede ser entendido como gobierno y administración por un lado, o como territorio y conjunto de la población por el otro. Para Bourdieu, la génesis del Estado consiste en la capacidad (mediante un capital simbólico cuidadosamente gestionado) de convertirse del primero al segundo de los sentidos, pero a la vez produciendo la creencia generalizada de que el desarrollo es justamente el inverso. Dicho de otro modo, es el gobierno el que genera la conciencia nacional, y no la existencia de una conciencia nacional la que hace necesario un gobierno. Fenómeno muy bien ilustrado por el autor en el caso de Japón gracias al proceso de burocratización y de unidad nacional producido en dicho país, fundamentalmente a partir de la Revolución Meiji, pero que ya venía iniciándose con la vieja nobleza feudal.

La labor del autor en este volumen es titánica. No solamente aborda las teorías alternativas a su concepción sobre la génesis del estado en otros autores muy reconocidos (por ejemplo, Norbert Elias, Charles Tilly o Corrigan y Sayer), sino que además utiliza textos literarios (por ejemplo, de Kafka) e ilustra interesantes ejemplos históricos (por ejemplo, la formación de la noción de «casa del rey», expresión que da cuenta de la indistinción entre patrimonio y familia real y cosa pública durante la Edad Media y en adelante), o cotidianos (por ejemplo, las políticas de vivienda, y cómo la estatalidad se introduce también en las relaciones entre compradores y vendedores, o los matrimonios).

La mayor parte de los ejemplos se refieren a la historia de tres países (Inglaterra, Francia y Japón) pero el nivel teórico es de la suficiente abstracción para que se pueda trasladar su análisis al estudio de casos relativos a prácticamente cualquier país, incluido por supuesto España. El modo en que se produce la génesis del estado; el paso de los estados dinásticos a las nuevas repúblicas de naturaleza nacional (el estado-nación moderno posterior a la Revolución Francesa); la acumulación de «capital simbólico» en las instituciones estatales; la relación que a lo largo del desarrollo de los estados va adquiriendo el poder político respecto del proceso de acumulación de riqueza y capital económico; la constitución de la esfera pública y su diferenciación respecto de los espacios privados, o cómo se va formando una opinión pública condescendiente con las ideas de la estatalidad son analizadas en este libro, entre otras cuestiones que sería imposible siquiera enumerar en una breve reseña como ésta. Gracias a su teoría crítica, así como a la aportación documentada de ejemplos prácticos y desarrollos históricos, Bourdieu logra una muy interesante síntesis entre el elemento de carácter filosófico-reflexivo y el análisis sociológico e histórico de naturaleza mucho más práctica y accesible.

RETRATO REYUno de los elementos más destacables del libro es su desarrollo y redacción. No nos encontramos ante el típico tratado de filosofía o sociología, o ante un libro de historia al uso. Como ya hemos señalado, está dividido y estructurado sobre la base de unas explicaciones de seminario/curso. Las páginas destilan una completa oralidad (y eso debe ser advertido), lo que tiene la ventaja de permitir una lectura más fluida, así como un recorrido en el que el autor no deja de incidir una y otra vez sobre los elementos más fundamentales para entender bien sus tesis. Sin embargo, por el otro lado, puede despistar a lectores que busquen un tratamiento mucho más sistemático y lineal del fenómeno que se está analizando.

La continua interacción con el público (o en nuestro caso, con el lector) puede servir para desconcertar a lectores habituados a trabajos de tipo más convencional. No hay tal cosa como una sección dedicada a la teoría y otra a los estudios de caso, ni una clara diferenciación entre unos momentos y otros. Aunque las clases están muy trabajadas y mantienen un hilo, nos encontramos de forma permanente con referencias a clases anteriores, repeticiones de algunos elementos, introducción de ejemplos para después volver al punto inicial, o el empleo de una idea presentada un par de clases antes que quedó en el tintero… Fenómeno que no resta ni un ápice de calidad al contenido del libro ni a la erudición del autor, pero creo que debe mencionarse para que los posibles lectores no se lleven, tal vez, una impresión equivocada sobre lo que pueden encontrar, sobre todo si no están acostumbrados a este tipo de trabajos, en filosofía relativamente frecuentes pero no tanto en libros de historia como aquellos con los que seguramente estén más familiarizados los lectores de Metahistoria.

En definitiva, nos encontramos ante uno de los libros más interesantes y completos a la hora de abordar el fenómeno de la estatalidad, que incluye tanto reflexiones abstractas como ejemplos concretos, presentado a través de una serie de cursos con una redacción en la que el elemento de oralidad y apelación al público/lector es mucho más fluido y continuo que en los libros habituales. Sin duda una obra de gran nivel muy recomendable para todos los filósofos, politólogos, sociólogos y, por supuesto, historiadores interesados por el fenómeno de la génesis y desarrollo de los estados modernos.

Pierre Bourdieu (1930-2002), uno de los más prestigiosos y polémicos pensadores de nuestro tiempo, fue profesor de sociología en el Collège de France y director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Dirigió la revista Actes de la recherche en sciences sociales y la colección de opúsculos Liber-Raisons d´agir.

*Publicado por la editorial Anagrama, noviembre 2014.

Andrés Casas