La guerra de los Cien Años
Philippe Contamine

Pocos títulos son tan engañosos como el atribuido a la famosa Guerra de los Cien Años que enfrentó a Francia y a Inglaterra en los siglos XIV y XV. Primero, porque no duró cien años (en realidad fueron 116, desde 1337 hasta 1453) y segundo, porque tampoco fue una guerra, si entendemos por tal un enfrentamiento ininterrumpido entre dos contendientes. En realidad fue un conflicto prolongado en el tiempo con largos períodos de tregua o de paz seguidos por intensas campañas militares. Tampoco hubo grandes batallas a campo abierto (aunque destacan, por ejemplo, las de Poitiers o Aguincourt), sino más bien una guerra de posiciones en la que la diplomacia y los golpes de mano fueron una constante. Ahora bien, la Guerra de los Cien Años puede considerarse como el acontecimiento militar más importante de la Baja Edad Media en el continente europeo.

Su relevancia no radica tanto en el propio enfrentamiento, ni tan siquiera en el resultado final, sino en las consecuencias y en los efectos que tuvo sobre la política, la economía y la sociedad de aquella época. La Guerra de los Cien Años representa el inicio del tránsito desde la sociedad feudal del medievo hacia la aparición de los estados modernos y del sistema monárquico de corte absolutista o “centralista”. Los recursos utilizados, la dimensión internacional que adquirió el conflicto, los problemas sociales que causó, la transformación de la mentalidad política del momento y el papel jugado por el rey y por los nobles son algunos de los elementos que modificaron, ya para siempre, el sentido y la funcionalidad de un reino. Lo que empezó siendo una disputa sobre jurisdicción y vasallaje en la región francesa de Guyena acabó por desembocar en un largo enfrentamiento que supondrá el punto de partida de una nueva era en la historia europea.

Philippe Contamine lleva a cabo en La Guerra de los Cien Años* un breve estudio sobre el desarrollo del conflicto y las implicaciones que tuvo para los dos contendientes. Como el propio autor explica en la introducción del libro, “Las páginas que siguen no pretenden evocar, en sus múltiples aspectos, la historia de Francia y la de Inglaterra dentro de los límites cronológicos que suelen atribuirse a la guerra de los Cien Años: 1337 – 1453; sino presentar las causas del conflicto, su carácter, su desarrollo, sus consecuencias y situarlo en la historia general, incomparablemente más rica y compleja, de los dos países”. Es un trabajo muy sencillo de leer y muy recomendable para quienes quieran acercarse por primera vez a este conflicto sin tener que acudir a gruesos volúmenes especializados pues, como se dice en la contraportada de la obra, es un “auténtico libro-guía sobre la raíz y el desarrollo de esta guerra”.

BATALLA DE CRECYCondensar más de un siglo de hostilidades en apenas ciento cuarenta páginas es harto complicado, más aún si se analizan los motivos que condujeron a la guerra y las implicaciones que ésta tuvo. Philippe Contamine logra, sin embargo, superar con bastante soltura este “inconveniente” y construir un relato coherente y muy completo de lo que fue la Guerra de los Cien Años. Eso sí, el lector ha de estar prestando constante atención, pues aunque nada se omite, tampoco hay espacio para grandes desarrollos y cada frase acaba por ser esencial en la construcción del relato.

Philippe Contamine sitúa el punto de partida de su obra aproximadamente ochenta años antes del inicio de la guerra, en concreto, en 1259 cuando, mediante el Tratado de París, el rey francés San Luis cedió a Enrique III de Inglaterra algunos territorios en suelo galo y le reconoció la posesión de Guyena. A cambio el principado se convertiría en un feudo y su señor prestaría vasallaje al monarca francés. En las décadas posteriores los conflictos, inevitablemente, se sucedieron: por un lado, los reyes ingleses querían convertir Guyena en dominio propio e independiente, mientras que los franceses buscaban imponer su control a través del ejercicio de sus derechos feudales. Como explica Philippe Contamine, “Este pequeño territorio, tenía menos de 400.000 habitantes, […] pero fue la causa primera, en apariencia mediocre, de un conflicto interminable, ruinoso, dramático. Técnicamente la querella de Guyena era de tipo feudal, pero escondía un problema más grave: al transformarse y desarrollarse progresivamente la noción de Estado, las relaciones entre el rey de Francia y sus vasallos había cambiado; estos debían soportar una tutela más estrecha”.

Como suele ocurrir en los regímenes monárquicos, la muerte sin descendientes varones de los reyes franceses Luis X, Felipe V y Carlos IV generó un clima de inestabilidad que fue aprovechada por el rey inglés Eduardo III para reclamar sus derechos (legítimos) sobre la corona gala. En un ambiente enrarecido, Felipe VI confiscó la Guyena el 24 de mayo de 1337. Eduardo III respondía reivindicando el trono francés y renegando del vasallaje que había prestado Guyena. Así comenzaba la guerra abierta.

Tras explicar brevemente el estado en que se encontraban las dos monarquías al inicio del conflicto, Philippe Contamine comienza a relatar el desarrollo de la Guerra de los Cien Años. Con este fin, divide su narración en cinco capítulos, el primero de los cuales (“Los éxitos de Eduardo III (1338-1360)”, está dedicado a las victoriosas campañas del monarca inglés que le permitirán firmar una ventajosa paz tras haber hecho prisionero al rey francés Juan el Bueno. Durante estos años destacan las batallas de la Esclusa y de Poitiers (sendos triunfos de los ejércitos anglosajones), la conquista de Crécy y Calais por parte de los ingleses, la guerra de sucesión de Bretaña, los levantamientos populares como la Jacquerie y los problemas dinásticos y de soberanía que acechaban al delfín francés.

BATALLA NAVAL ROCHELLEEl segundo capítulo, “La reanudación de la guerra y la reconquista (1360-1389)”, aborda los sucesos posteriores a la paz de Calais, cuyo difícil cumplimiento abocó a la reanudación de las hostilidades. Fue en este momento cuando la “guerra civil” de Castilla entre Enrique de Trastámara y Pedro el Cruel entró en juego y trajo consigo la internacionalización del conflicto. Tras la vuelta a las armas, Francia tuvo un comienzo prometedor pero pronto quedó estancando su avance y las maniobras diplomáticas fueron el principal instrumento durante estos años. El cambio generacional de ambos reinos, con la llegada de Ricardo II y Carlos VI, y la extenuación fiscal y militar facilitó el acercamiento entre los contendientes. Entendimiento que desembocará en una serie de treguas que Philippe Contamine detalla en el tercer capítulo “El tiempo de las largas treguas (1389-1411)”.

En el cuarto capítulo, “La empresa de Lancaster (1411-1435)”, encontramos a una Francia que atraviesa sus horas más bajas. Los ingleses, con Enrique de Lancaster a la cabeza del ejército anglosajón, se hacen con el control de gran parte del reino y, además, Enrique se proclama rey de Francia uniendo a las dos Coronas mediante el tratado de Troyes (1420). A la debilidad del monarca galo hay que sumar las maniobras del duque de Borgoña o del duque de Bretaña que dificultaban la capacidad de respuesta francesa. Será entonces cuando emerja la figura de Juana de Arco y comience la recuperación gala, auspiciada por el desfallecimiento inglés (la dominación de los Lancaster estaba cada vez más contestada en el continente) y la abstención borgoñona. El resultado fue la paz de Arras que ponía fin a la doble monarquía y facilitaba la reconciliación entre Borgoña y Francia. Aunque la guerra entre Francia e Inglaterra se alargó casi dos décadas más, el avance francés fue ya imparable como explica Philippe Contamine en el último capítulo “El final del conflicto (1435-1453)”.

Finalizamos esta reseña con la reflexión que Philippe Contamine realiza en la conclusión de su obra: “A largo plazo, sin duda, la guerra de los Cien Años no ha cambiado el curso general de la historia. Pero ha supuesto, para los protagonistas, fenómenos de retraso o avance que afectan a la economía, a la sociedad y a las instituciones políticas, es decir a la religión y a la cultura. En esta medida, nada impide pensar que modificó de modo duradero el equilibrio interno de Europa”.

Philippe Contamine es historiador medievalista de reconocido prestigio mundial. Es miembro del Instituto de Francia y profesor emérito de la Universidad París-Sorbona. Su tema más frecuente de reflexión es el fenómeno de la guerra en su totalidad, especialmente durante los tres últimos siglos de la Edad Media francesa. Son numerosas sus publicaciones sobre los diversos aspectos de la realidad social en ese turbulento período histórico.

*Publicado por la editorial Rialp, octubre 2014.