Pequeñas guerras, lugares remotos
Michael Burleigh

Hoy puede parecernos extraño, pero hubo una época en la que Estados Unidos no ejercía un poder cuasi-absoluto en el planeta, la NSA no controlaba (ni le interesaban) las conversaciones que pudiésemos tener y los americanos ejercían como adalides del anti-imperialismo. Este período de aislacionismo, que abarca un amplio segmento de la historia estadounidense, concluyó con la Segunda Guerra Mundial. Tras la victoria aliada la implicación americana en los diversos conflictos que surgieron a lo largo del mundo fue aumentando, primero en forma de ayudas económicas para luego intervenir militarmente. ¿Qué sucedió para que los presidentes americanos abandonaran su tradicional política aislacionista y pasaran a intervenir en cualquier lugar del planeta? A esta pregunta trata de dar respuesta Michael Burleigh en su libro, Pequeñas guerras, lugares remotos. Insurrección global y la génesis del mundo moderno*.

El historiador inglés fija el objeto de la obra en su introducción: «Este libro versa sobre una época de transición crucial en la que el poder se desplazó de las capitales europeas a la «capital del mundo a orillas del Potomac». A lo largo de este proceso docenas de nuevas naciones se abrieron camino hacia una existencia independiente, muchas con éxito y otras todo lo contrario«. El relato del proceso no es hecho de forma lineal (no se centra en la política americana) y cada capítulo recoge un conflicto específico o varios, dependiendo de su envergadura o de la región de que se trate. Recorremos, por tanto, todo el planeta, deteniéndonos en los «puntos calientes» que aparecieron con el desmoronamiento de los imperios coloniales y la difusión de las ideas comunistas propagadas por el Imperio Soviético y China.

FOTOGRAFIA GUERRA DE COREA USAEl encuadre temporal queda acotado al período comprendido entre el imperialismo japonés de la Segunda Guerra Mundial, que menoscabó la autoridad y el prestigio de las metrópolis europeas, hasta la Guerra de Vietnam (americana), momento en el que Estados Unidos ejerce como potencia hegemónica junto con la Unión Soviética. Durante los treinta años que abarca el libro, Burleigh «vira sin vergüenza, se vuelva sobre sí mismo y repasa eventos clave en contextos diferentes, intentando entretejerlos sin alterar sus complejos estratos«.

La victoria aliada frente a las potencias del Eje trajo poco consuelo a los países europeos. Francia había caído humillada e Inglaterra estaba exhausta militar y económicamente. Los grandes vencedores, Estados Unidos y la URSS (esta última a un coste humano desorbitado), pasaron a ser los líderes del mundo, casi sin quererlo, pues ni Stalin ni Truman (Roosevelt murió al poco de concluir la contienda) tenían grandes pretensiones imperialistas y les importaba bastante poco, salvo que afectase a sus propios intereses, lo que sucedía en otras partes del planeta. Los imperios coloniales trataron de conservar sus posesiones, en gran parte porque eran indispensables para su supervivencia económica. Salvo en contados casos, esos intentos acabaron en fracaso y las metrópolis tuvieron que abandonar sus antiguos territorios. Burleigh describe cómo se desarrolló este proceso, cuyo punto de partida (al menos simbólico) fue la renuncia inglesa a seguir apoyando a Grecia frente a la amenaza comunista, y obligó al presidente americano a elaborar lo que se ha denominado la doctrina Truman.

Jomo KenyattaBurleigh analiza, a través de casos concretos, el desplazamiento de poder entre la Vieja Europa y las nuevas superpotencias. En las páginas de su obra descubrimos (muchos de los conflictos analizados seguro que serán desconocidos para el público de hoy) cómo se lograron las independencias de la India, Malasia, Argelia o Kenia, por ejemplo, junto con la creación del Estado de Israel y los sucesos en Oriente Medio, Egipto y Cuba. Trata, además, de las guerras de Corea y Vietnam. Cada supuesto tiene sus propias particularidades aunque se observan ciertas pautas comunes en todos ellos: rara vez se enfrentan dos grandes potencias (salvo en la guerra de India contra China y en la guerra de Corea, única ocasión en que fuerzas militares americanas y soviéticas combatieron directamente, aunque sólo fuese en escaramuzas aéreas); la táctica militar usada por los «insurgentes» suele ser la guerrilla; los servicios de inteligencia adquieren cada vez más importancia y las atrocidades se reparten entre ambos bandos.

Simplificar este período como una partida de ajedrez a nivel mundial entre Washington y Moscú sería un error que el historiador inglés no comete, pues asume la complejidad que tiene cada caso concreto. Los protagonistas de su obra son, por un lado, los cientos de personajes que intervienen en cada conflicto y que permiten a Burleigh humanizar la narración; y, por otro lado, los pueblos y las masas populares cuya descripción permite contextualizar los fenómenos independentistas y el sentir general de la sociedad.

CASTRO EN LA ONUEl núcleo del libro, como el propio autor reconoce, está «centrado en el golpe de 1953 contra Mossadeq en Irán y en la crisis de Suez de 1956, momentos en los que Estados Unidos hizo gala de su poder ante sus aliados. Fue entonces cuando los británicos descubrieron que ya no eran una gran potencia, aunque muchos sigan sin ver esta realidad en el siglo XXI«. A partir de entonces se produce una mayor confrontación entre las dos superpotencias que buscan ejercer su influencia en África y en el sur de Asia y que desembocará en la crisis de los misiles cubanos en 1962. Citando nuevamente a Michael Burleigh «De alguna forma, con todas estas pequeñas guerras se pretendía evitar que la gente del hemisferio norte viera, un día cualquiera, su entorno destruido por grandes arsenales de bombas nucleares«. Con el transcurso de los años la posición americana acaba por transformarse y, mantiene el historiador inglés, EEUU pasa a ser una potencia imperial, sobre todo tras la guerra contra Vietnam, aunque «infinitamente más exitosa«.

El interés de la obra de Michael Burleigh radica en que algunos de los conflictos examinados sirven para explicar muchos de los acontecimientos que hoy ocurren. El mundo tal como lo conocemos y, sin duda alguna el hemisferio sur, hunde sus raíces en esas décadas tan convulsas en las que la mayoría de los Estados abandonaron, al menos de forma nominal, la tutela de sus metrópolis y comenzaron a construir su propio futuro, a veces con éxito, otras teñidas de sangre.

Michael Burleigh (Londres, 1955) ha sido investigador en las universidades de Oxford y Cardiff, y en la London School of Economics. También ha sido profesor en diversas universidades estadounidenses, como Rutgers, Washington & Lee y Stanford. El Tercer Reich (2002), por el que consiguió el Premio Samuel Johnson en 2001, Poder terrenal (2005), Causas sagradas (2006) y Sangre y rabia (2008) son algunos de sus libros más importantes. Es colaborador habitual de diversos medios británicos.

*Publicado por la editorial Taurus, febrero 2014.