FORCOLA - PARIS MODIANO

París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68
Fernando Castillo

En ocasiones resulta más útil, para comprender la historia, acudir a la literatura (a la buena literatura) que a los sesudos manuales académicos. Los escritores cuentan con una ventaja, la imaginación, que los historiadores no pueden (o no deberían) utilizar. El trabajo historiográfico se asienta en el estudio de las fuentes y en la veracidad de sus investigaciones, pues ha de relatar lo más fielmente posible los sucesos de nuestro pasado. Por supuesto, la interpretación que cada historiador haga de los hechos puede estar sesgada y requiere una cierta dosis de abstracción, pero no le está permitido (salvo asumiendo que será severamente criticado) la invención de personajes o de realidades para explicar sus conclusiones. Los escritores, por el contrario, están libres de ataduras disciplinarias y pueden moldear la realidad a su antojo. Los grandes novelistas han utilizado esta libertad para captar lo que al historiador se le resiste, la esencia de la historia. Podremos leer cientos de libros sobre la Francia de principios del siglo XIX, pero difíclmente ninguna nos transmitirá una imagen más fiel que Madame Bovary de Gustave Flaubert, y lo mismo sucede con la Rusia de Tolstoi o con la Inglaterra victoriana de Dickens, por citar sólo algunos ejemplos.

¿Quiere esto decir que la historia es siempre fría y científica? En absoluto, hay trabajos historiográficos extraordinarios que logran condensar las peculiaridades y los sentimientos de la sociedad analizada, escritos con un estilo que ya querrían algunos novelistas. Estos trabajos, sin embargo, suelen ser los menos. Cuando el período estudiado corresponde a una fase oscura de nuestro pasado, la sucesión de datos y cifras difícilmente permite hacernos una idea del horror que padecieron millones de personas. Quizás la Segunda Guerra Mundial y la dictadura nazi sean el ejemplo más característico, pero no el único. Estamos hecho de tal forma que empatizamos más con la historia de una pobre niña judía escondida en un cuartucho de Ámsterdam que con el relato descarnado del fusilamiento de miles de personas en Ucrania o Polonia. A veces, pues, es bueno acudir a la literatura para comprender ciertos matices que se escapan en los manuales, pues la historia no suele ser blanca o negra, ni hay buenos ni malos absolutos en un panorama en el que los grises predominan.

Entre los muchos escenarios turbios e inextricables que pueblan la historia, caracterizados porque incluso la moral se podía comprar o vender en el mercado negro, destaca el París ocupado durante la Segunda Guerra Mundial. Durante mucho tiempo se intentó potenciar la visión redentora y tenaz de la Resistencia, soslayando que muchos franceses apoyaron al régimen nazi, cuando la realidad es que el ejército y las autoridades alemanas gobernaron el país galo durante cuatro largos años. Este confuso escenario ha sido aprovechado por el reciente premio Nobel de Literatura, Patrick Modiano, para ambientar muchas de sus novelas, con personajes que se embeben de este sórdido entorno y reflejan las duplicidades e hipocresía de un mundo en decadencia. París, incluso, se convierte en un protagonista más de sus novelas.

HITLER EN PARIS 1940Fernando Castillo en su obra, París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68*, aprovecha, en un complicado juego de equilibrios, los escritos de Modiano para retratar el París y la Francia de la segunda mitad del siglo pasado. Como explica el propio autor en la introducción de su libro, “Y es que, sin ser historiador, Modiano ha contribuido diríamos decisivamente a desvelar la realidad de una Ocupación y a establecer su atmósfera creando una relación entre la época y su obra que es definitiva. Hay una continua mirada hacia el pasado, vivido o no, que está presente a lo largo de una obra que se extiende casi a lo largo de cincuenta años y que confirma, como dice en Rue des boutiques obscures, “que lo que cuenta no es el porvenir, sino el pasado”. Y es que, como señala Alan Morris, en Modiano hay una fascinación por los acontecimientos, a los que siempre les da un trato diferente”.

La obra de Fernando Castillo es un inusual e interesante ensayo que aúna el análisis literario de las novelas de Modiano con la historia de aquellos oscuros años. Constituye, al mismo tiempo, un repaso biográfico del escritor francés, con especial referencia a sus padres, que vivieron en el París de la Ocupación. ¿Es necesario haber leído previamente al premio Nobel para entender este libro? En absoluto. Aunque el autor utiliza las obras de Modiano con el objetivo de reconstruir la Francia sometida al Tercer Reich y los años posteriores a la Liberación, no hay nada implícito en el relato y cada pasaje o personaje al que se alude es contextualizado. Por supuesto, a quienes hayan leído algunas de las novelas del escritor galo les resultará más fácil comprender ciertas explicaciones y ya conocerán el universo que rescata Modiano, así como sus protagonistas y sus tramas.

El París que emerge de la literatura de Patrick Modiano es despiadadamente real y así lo traslada Fernando Castillo. Con la llegada de los nazis y la implantación de la economía de guerra emergió toda una pléyade de personajes siniestros (muchos de ellos protagonistas de las novelas del premio Nobel) que se enriquecieron con el mercado negro y con el expolio de quienes huían y de los judíos. Hombres y mujeres que en un ambiente aciago supieron darse a la buena vida y crear una falsa sensación de normalidad. Modiano se acerca a este mundo, en el que se movieron sus padres, de forma amarga, verídica y muy lírica. Así lo afirma Fernando Castillo: “La mirada de Modiano sobre la Ocupación en sus primeras novelas, y especialmente su visión de la colaboración mafiosa y cultural, que no ideológica, es una mirada fantástica que se apoya en los acontecimientos, en los datos que proporciona un enorme trabajo de documentación realizado durante años”. Más adelante añade: “El mundo turbulento pero también elegante y alegre de anteguerra había dejado su lugar a un nuevo ambiente, extraño y confuso, cuyos protagonistas principales eran unos personajes desconocidos que crearon una atmósfera vacía y turbadora en la que reinaba una alegría forzada, tan excesiva como desesperada, que anticipaba el temor y el miedo a una catástrofe que se sabía inminente”.

BANDERA NAZI EN EL ARCO DEL TRIUNFOLa mayoría de los personajes que Fernando Castillo describe en su trabajo son gánsteres, delincuentes de baja estofa, matones, agentes al servicio de las autoridades germanas o traficantes. Este mundo, que ya había abordado en su anterior obra Noche y niebla en el París ocupado, se revitaliza con las novelas de Modiano cuyo relato se construye sobre estos individuos. Citando nuevamente al autor: “Éste el tipo de colaboración que interesa a Modiano y que recoge en sus obras; una actividad mediante la cual el ocupante estimuló la degradación del ocupado en beneficio propio sin importarle el tipo de colaborador reclutado. Al contrario, los alemanes no sólo parecen preferir la incorporación de personajes del hampa y deshechos sociales sin importarles la ideología, pero sí la efectividad, sino que además se recrean en ello”. Más allá de las cuestiones políticas y del devenir de la guerra, la obra que ahora reseñamos se ocupa de un mundo oculto y sucio, que prolifera cuando la miseria se implanta en una sociedad rota.

Albert Modiano y Luisa Colpeyn, los padres de Patrick, se conocieron y enamoraron durante estos años, en los que Albert, de origen judío y que actuaba bajo la identidad de su amigo Henri Lagroua, participó activamente en el mercado negro colaborando con los alemanes (aunque Fernando Castillo cuestiona el grado de implicación e importancia que tuvo) hasta que la situación se agravó y obligó a la pareja a ocultarse. El escritor francés utiliza a sus progenitores como personajes de algunas de sus novelas, dotando a su relato de un carácter autobiográfico que Fernando Castillo trae a colación en reiteradas ocasiones: “Se podría decir que las peripecias de Albert Modiano durante la Ocupación, al igual que muchos aspectos de su vida, son una creación de su hijo, un conjunto de verdades que probablemente no sean tales, en las que no hay nada exacto. Es como si el Albert Modiano que nos presenta el escritor fuera un personaje más de los que desfilan por sus libros, siempre en un nebuloso universo entre la realidad y la ficción”.

El libro de Fernando Castillo es un original trabajo poliédrico con distintas lecturas, literaria, histórica y biográfica. Patrick Modiano le sirve como pretexto y eje para construir un relato sobre la Francia ocupada y los traumáticos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (con la guerra de Argelia como gran protagonista). París se convierte en el principal foco de atención donde todos los maleantes y rufianes campan a sus anchas en un grotesco día a día que los padres del premio Nobel conocieron de primera mano. La esencia de su obra queda resumida por el propio Castillo en estos términos: “Es esta construcción del pasado, el escenario, el contexto y su atmósfera, el verdadero protagonista de la narración y donde se sitúan una serie de personajes que oscilan de la luz a la sombra, aunque siempre en un ambiente que no acaba de ser claro, en el que hay cierta penumbra, de oscuridad buscada. Un universo en el que casi nada es lo que parece y en el que todo se desliza de la realidad a la ficción. Es una combinación de evocación poética, de interés por unos años difíciles, de una manera de ver la ciudad y la historia, de métodos de investigador la que define su literatura. Quizás Modiano ha creado una nueva forma de combinar géneros en la que participan la narrativa y la historia por medio de una mirada personal que atiende a lo corriente, a lo que a veces pasa desapercibido”.

Fernando Castillo Cáceres (Madrid, 1953) es licenciado en Ciencias Políticas y Ciencias de la Información, profesor de historia y funcionario. Su trayectoria profesional en la Administración Pública en diferentes Departamentos ha estado siempre ligada a los estudios y a la gestión cultural en áreas como la defensa y las relaciones internacionales, el derecho, la historia y las ciencias sociales. Ha sido comisario de exposiciones de pintura y fotografía. Asimismo, ha publicado varios libros y numerosos artículos en revistas universitarias y especializadas acerca de historia cultural y social, entre los que destacan: La vida cotidiana en el Ejército: 1855-1925 (2006); Hombres y Barcos. La fotografía de la Marina española en el Museo Naval: 1850-1935 (2007); El Siglo de Tintín (2004); Estudios sobre cultura, guerra y política en la Corona de Castilla: siglos XIV-XVII (2007); Capital aborrecida. La aversión hacia Madrid en la literatura y la sociedad, del 98 a la postguerra (2010); Madrid y el Arte Nuevo. Vanguardia y arquitectura 1925-1936 (2011) y Un torneo interminable. La guerra en Castilla en el siglo XV (2014).

*Publicado por Fórcola Ediciones, noviembre 2015.