BOE ORGANIZACION HACENDISTICA DE LOS AUSTRIAS

Organización hacendística de los Austrias a los Borbones: consejos, juntas y superintendencias
José Luis Bermejo Cabrero

En apenas un siglo, la Monarquía Hispánica pasó de ser la potencia hegemónica de Europa a luchar por su supervivencia. Un Imperio en el que no se ponía el sol vio cómo, acechado por incontables problemas y enemigos, llegaba su ocaso sin poder evitarlo. Entre las causas que se achacan a su decadencia, la ruina económica ocupa un lugar destacado. Existe cierta unanimidad de los especialistas a la hora de reconocer el calamitoso estado en que se hallaban las arcas españolas durante los siglos XVI y XVII. La deficiente gestión de los recursos, la sangría que suponían las sempiternas guerras por todo el globo, los gastos superfluos, la dependencia de las remesas americanas o la asfixia fiscal provocaron el agotamiento del sistema económico de la Monarquía. La incapacidad del Tesoro para satisfacer sus compromisos provocó numerosas bancarrotas (mejor cabría llamarlas reestructuraciones de la deuda) y la imposibilidad de sostener su presencia en tantos campos de batalla.

¿Pudo el destino del Imperio español ser distinto si se hubiesen gestionado mejor los recursos económicos? Es probable. Para que se diese este escenario no solo tendrían que haber cambiado las estructuras organizativas, sino toda la mentalidad de la sociedad española de la época. La Hacienda de la Monarquía Hispánica se construyó siguiendo las pautas que regían al resto de “instituciones” políticas del Antiguo Régimen, con sus vicios y defectos. Ahora bien, la imagen de un sistema corrupto e incompetente no se ajusta completamente a la realidad. Si los casos de malversación fueron considerables (pocas cosas cambian con el tiempo), también han de reconocerse las iniciativas que implantaron, con mayor o menor suerte, tanto Austrias como Borbones para construir una administración financiera y tributaria más eficiente. Los resultados fueron, por lo general, decepcionantes, pero tampoco ha de generalizarse la visión negativa y catastrofista que tanto gusta a los españoles atribuir a su historia.

Siendo numerosos los trabajos publicados sobre la economía y la Hacienda española de la Edad Moderna, sorprende la escasez de los dedicados a analizar la estructura administrativa que lidió con ellas durante este período. El catedrático emérito de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad Complutense de Madrid, José Luis Bermejo Cabrero, trata en su obra Organización hacendística de los Austrias a los Borbones: consejos, juntas y superintendencias* de paliar esta carencia, centrándose en el enfoque institucional de la Hacienda española durante los siglos XVI a XVIII. Como lamenta el propio autor, “el estudio de los órganos hacendísticos y del consiguiente aparato ejecutivo ha sido en gran medida un tanto marginado por la investigación”.

A lo largo de doscientas cincuenta páginas (más un centenar destinado a los apéndices documentales), José Luis Bermejo nos presenta, con el rigor y objetividad de un consagrado especialista en la materia, las principales instituciones y organismos que constituyeron el aparato administrativo de la Hacienda española de la Edad Moderna. Tratándose de una investigación centrada específicamente en la vertiente institucional, no pretende valorar la eficacia de las decisiones políticas o económicas adoptadas por aquellos organismos; todo lo más, se citan algunas iniciativas, pero no se desarrollan. Por la misma razón, las personas que aparecen en la obra se utilizan normalmente como ejemplos para ilustrar el funcionamiento del ente estudiado. Los protagonistas indiscutibles son institucionales: desde el Consejo de Hacienda hasta las efímeras Juntas creadas para resolver problemas concretos, sin olvidar los mecanismos de control interno ni el funcionariado que integraba el aparato hacendístico español.

La llegada de Felipe V al trono, tras la Guerra de Sucesión, es el hito que divide la obra en dos grandes bloques, sin que haya afán de comparación entre ellos. El catedrático emérito no busca calibrar qué monarca lo hizo mejor o peor (aunque se traslucen algunas valoraciones en su relato) y tan solo explica las reformas que unos u otros introdujeron, así como su incidencia efectiva en la política hacendística del reino. El punto de partida se sitúa en las postrimerías del reinado de Felipe II, cuando, bajo la tutela directa del monarca, se elaboraron las ordenanzas que regulaban el Consejo de Hacienda, comienzo de un proceso de institucionalización de las decisiones hasta entonces diseminadas en diversas contadurías. José Luis Bermejo mantiene que, a pesar de los esfuerzos del Rey Prudente, la multiplicidad de órganos, la ausencia de una jerarquía consolidada y la injerencia de otros Consejos crearon un clima crispado que obligó, primero al duque de Lerma y, posteriormente, al Conde-Duque de Olivares a implementar nuevas reformas. Reformas que continuarían en el reinado de Carlos II y bajo los Borbones.

ORGANIZACION HACENDISTICA - SEVILLA SIGLO XVII

Junto a la evolución del Consejo de Hacienda, se abordan las visitas, principal procedimiento de control al que estaban sometidos todos los “funcionarios”, por muy elevada que fuese su posición, aunque la lentitud dilataba en exceso su eficacia. Se describen asimismo los cargos y entidades específicas que regían la Hacienda (contadurías, oidores, fiscales y secretarios, entre otros) y los procedimientos de gestión, ya fueran mediante el arrendamiento de rentas o la administración directa (bajo los Austrias, la imperiosa necesidad de ingresos obligó a acudir generalmente al arrendamiento).

La no siempre fluida relación del Consejo de Hacienda con otros Consejos, como el de Castilla, el de Cruzada o el de Estado, determina en parte la aparición de las juntas, que se crean, según explica José Luis Bermejo, “cuando ya no existían disponibilidades de numerario, sin posibilidad de exprimir más a los vasallos —que era lo habitual— o de acudir en condiciones normales a los hombres de negocio”. En esos momentos, afirma, “no quedaba más solución por parte del rey o del valido o privado de turno que acudir al expediente de pedir ilustración o asesoramiento a una de tantas juntas expresamente convocadas sobre el particular”.

La llegada de los Borbones a la Corona española y la pérdida de las posesiones europeas tras el Tratado de Utrecht abrieron una nueva etapa en la política española. Así sintetiza el autor su reflejo en las finanzas públicas: “Con los Borbones no solo asistimos a un cambio secular y dinástico, sino a una forma distinta de concebir la organización hacendística en línea con la más amplia estructuración política. […]. Se ensayaron fórmulas nuevas de gobernación, con un gabinete presidencial a la cabeza que evolucionaría con distintos altibajos. Y si la tradición española se había basado en el régimen de consejos como fórmula más adecuada para el gobierno y la administración del país, bajo influencia francesa se procura potenciar en términos generales a los órganos gubernativos unipersonales”. El espíritu reformista que trajeron algunos consejeros de Felipe V, como Bergeick y Orry, no tuvo una fácil implantación. Solo la difusión de una nueva mentalidad política, de la mano de sucesivos ministros ilustrados, así como la asimilación de la pérdida de la presencia en el continente europeo (con la consecuente reducción en la participación de guerras) y la aplicación de una política más realista permitieron que fuera cuajando una Hacienda más ágil y menos caótica.

No es fácil que un público amplio se interese por algo tan “administrativo” como la organización de la Hacienda española en la Edad Moderna. Es una lástima. Normalmente preferimos que nos expliquen a vuelapluma los hitos más importantes de cada período, sin descender a los detalles, lo que provoca, en definitiva, un conocimiento mediocre. La obra de José Luis Bermejo nos ayuda, por el contrario, a comprender cómo se tomaban las decisiones fiscales y económicas de la Monarquía Hispánica y a hacernos una idea del complejo entramado burocrático de una institución a la que se le culpa, no siempre con fundamento, de la debacle del Imperio. Se trata, en suma, de un estudio sólido y muy interesante, que lucha por vencer estereotipos y por mostrarnos los cimientos de un gigante con los pies de barro.

José Luis Bermejo Cabrero es catedrático emérito de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta con cinco doctorados (derecho, economía, geografía e historia, ciencias políticas y filología española) y sus líneas de investigación se han centrado en las fuentes del derecho castellano, el gobierno y la administración en España desde la Baja Edad Media hasta el inicio del constitucionalismo, así como en los aspectos jurídicos de la literatura española y en la historia de las ideas jurídico-políticas. Ha publicado una veintena de libros y más de un centenar de monografías.

*Publicado por Ediciones Boletín Oficial del Estado, junio 2016.