GOTA A GOTA - O'DONNELL

O’Donnell. En busca del centro político
Antonio Manuel Moral Roncal

La vida política del siglo XIX estuvo marcada por la constante presencia de los militares en la jefatura del Gobierno o en las altas instancias de la administración. Curiosamente, a lo largo de esa centuria, el ejército español apenas hubo de intervenir en conflictos fuera de sus fronteras y las principales operaciones militares tuvieron lugar en la Península, ya sea contra los carlistas, contra el invasor francés o en luchas fratricidas auspiciadas por insurrecciones militares. En este contexto, los pronunciamientos fueron la principal herramienta de cambio político. La imposibilidad de articular un sistema de elecciones limpio, que diese paso a una alternancia ordenada de los partidos, hizo que los políticos de la oposición acudieran al estamento militar para derribar al adversario en el poder y sustituirlo en su ejercicio. Espartero, Narváez, Serrano o Martínez Campos, entre otros, supieron aprovechar su enorme influencia, así como la dependencia de la sociedad civil de las armas, para convertirse en los directores de la situación política.

No podemos extrapolar la actual clasificación de partidos de derecha e izquierda a la España del siglo XIX, pues las diferencias son sustanciales. No obstante, existieron dos grandes bloques antagónicos que aglutinaban a un elenco de notables: aunque sus nombres variaron, se pueden catalogar como “moderados” y “progresistas”. Ambas facciones contaron con sus propios adalides en el estamento militar. Narváez, para los primeros, y Espartero, para los segundos, representan sus grandes figuras. A mitad del siglo aparecerá un nuevo “partido”, la Unión Liberal, que engloba a personalidades de ambos grupos y que busca situarse en el centro del espectro político. La cabeza y representante de este movimiento fue Leopoldo O’Donnell, a quien el profesor Antonio Manuel Moral Roncal dedica la biografía O’Donnell. En busca del centro político*.

Así expresa el autor el propósito de su trabajo: “La historia ha unido la figura de Leopoldo O’Donnell a la existencia de un partido, la Unión Liberal, que constituyó un serio intento de modernizar la vida política de España, una solución innovadora al problema del constitucionalismo liberal en crisis a mediados del siglo XIX. Así, la tarea que se propuso O’Donnell y su formación política no fue tanto la creación de un nuevo sistema como la reparación del existente, valiéndose de sus elementos, aunque éstos constituyen a su vez, su límite. […] Resulta necesario explicar esa época, situar a hombre político en su tiempo, que le acompaña y, a su vez, resulta parte integrante. Debe presentarse la situación histórica que vivió, la que recibió como gobernante y la que dejó en herencia tras sus tres experiencias como presidente del Consejo de Ministros. Esos resultan ser los objetivos de este libro”.

Repasemos brevemente la biografía de nuestro protagonista. Nacido en 1809 en Santa Cruz de Tenerife, en el seno de una familia de emigrados irlandeses católicos con gran tradición militar, se alistó en el ejército, siguiendo la práctica familiar, y comenzó su carrera militar en el Regimiento de infantería Imperial Alejandro. Se hizo un nombre en la Primera Guerra Carlista, en las tropas leales a la Reina, alcanzando el rango de mariscal de campo. Exiliado bajo la regencia de Espartero, su brillante actuación en la guerra le abrió las puertas de la política y, bajo el paraguas del liberalismo moderado, Narváez le nombró capitán general de Cuba, senador vitalicio y director general de Infantería. A partir de la mitad de siglo fue alejándose del partido moderado y perfilando la creación de la Unión Liberal. Tras el pronunciamiento conocido como la Vicalvarada, se situó en el primer plano de la política española y, poco tiempo después, alcanzó la presidencia del Gobierno que conservará durante cinco años, hasta 1863, algo extraordinario para la época. En 1866 volvió efímeramente a presidirlo y falleció al año siguiente en Biarritz, a causa del tifus.

El principal cometido de O’Donnell, como queda recogido en la obra de Moral Roncal, fue apuntalar la Monarquía constitucional y lograr la estabilidad política. Con este fin, trató de crear (sin éxito) un sistema de turno político, precedente del que se instaurará bajo el reinado de Alfonso XII, y de reincorporar a los progresistas al debate público, tras su decisión de no participar en las elecciones. Su fracaso (pues los pronunciamientos militares siguieron siendo la principal herramienta de cambio político) no impidió que, durante su mandato, el país viviese un periodo marcado por la bonanza económica, la expansión de los ferrocarriles, la construcción de obras públicas y diversas mejoras administrativas. Aunque no todo fueron grandes logros, la tónica general de su presidencia fue una cierta seguridad política, reflejada en sus cinco años de gobierno ininterrumpido. Una hazaña para la época, en la que los gabinetes caían a una pasmosa velocidad.

Tratar la figura del I duque de Tetuán y I conde de Lucena implica necesariamente abordar el contexto político en el que se movió. La España de mitad del siglo XIX estaba llena de contrastes. Las clases medias empiezan a aparecer en el escenario político y a reclamar su presencia en el debate, aunque son los cuadros de notables, herméticos y poco dados a grandes cambios, quienes siguen manteniendo el control de la política española ante el incipiente aperturismo, mientras nuevas ideologías rompen con las premisas liberales y sacuden la vida política. El contexto internacional también afecta a la Península. O’Donnell afianzó la presencia española en el norte de África y embarcó a la Nación en distintas campañas (la Conchinchina y México) con dispar suerte. Cuba empezó por aquel entonces a ocupar las portadas de los diarios y los movimientos independentistas fueron reprimidos con dureza. Esta España es la que Moral Roncel describe como trasfondo de la intensa vida de su biografiado.

Concluimos con esta pequeña síntesis, hecha por el propio autor, de la figura del protagonista: “Leopoldo O’Donnell puede considerarse un político que intentó situar su acción de gobierno en un centrismo liberal en la época de construcción de la Nación liberal española. […] O’Donnell y la Unión Liberal fueron la premonición de lo que pudo ser el reinado isabelino y después fue el de Alfonso XII: la convicción y la esperanza de que el liberalismo monárquico, pese a todos sus avatares y problemas, constituía un camino que valía la pena recorrer en la construcción de la modernidad española”.

Antonio Manuel Moral Roncal (Madrid, 1965) es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Entre sus publicaciones destacan Carlos V de Borbón (1788-1855) (1999), ¡El enemigo en palacio!: afrancesados, liberales y carlistas en la Real Casa y Patrimonio (1814-1843) (2005), Las guerras carlistas (2006), Diplomacia, humanitarismo y espionaje en la Guerra Civil española (2008), La cuestión religiosa en la Segunda República española: iglesia y carlismo (2009) o Revolución y contrarrevolución: El siglo XIX español en el cine (2011).

*Publicado en Biografías Políticas de la Fundación FAES, enero 2018.