DESPERTA FERRO -MITRIDATES EL GRANDE

Mitrídates el Grande. Enemigo implacable de Roma
Adrienne Mayor

Aníbal, Yugurta, Pirro, Zenobia, Mitrídates… Roma siempre sintió fascinación por sus adversarios más temibles. Aquellos que pusieron en jaque a sus legiones fueron tratados con respeto y admiración en las orillas del Tíber. La historia de la República estuvo condicionada por las temibles amenazas que se cernieron sobre ella y que, en no pocas ocasiones, la acercaron al borde del abismo. La invasión de Aníbal, la revuelta de Espartaco o la guerra en Numidia, por ejemplo, tensaron hasta el extremo las fuerzas republicanas. Tan solo la suerte, la intervención de algunas figuras carismáticas y el buen hacer de las experimentadas legiones salvaron a Roma de la catástrofe. La gloria de la Ciudad Eterna se construyó en torno a sus conquistas y a la fama de los rivales que derrotaba. De ahí que generales como Escipión el Africano, Mario, Sila o Pompeyo se asocien inevitablemente a los nombres que citábamos al principio.

A medida que la pequeña ciudad-estado abandonaba las estrechas fronteras de la península italiana y se embarcaba en una vorágine expansiva, que le llevaría a dominar el Mediterráneo, el continente europeo y parte del asiático, los retos que hubo de afrontar se multiplicaron. Las instituciones políticas empezaron a devenir obsoletas para controlar territorios tan heterogéneos y dispares; la popularidad y el poder de algunos personajes cuestionó el equilibrio institucional que había regido durante siglos y, lo más grave, los enemigos se volvieron cada vez más poderosos y aguerridos. Aunque nadie menospreciaba a la hasta entonces pobre polis italiana, pues, conocedores de su fuerza, todos temían a sus ejércitos y odiaban a sus publicanos (recaudadores de impuestos), las alianzas e intrigas contra los intereses romanos aumentaron notablemente. Oriente, cuna de la civilización y de grandes imperios, fue el principal foco de conflicto en los últimos años de la República. Las inmensas fortunas que atesoraban los palacios asiáticos y la gloria del triunfo empujaron al Senado romano a involucrase en la política de la región, azuzando una violencia que, al final, se volvió contra sus propios intereses.

Entre los principales adversarios de Roma ocupa un lugar especial Mitrídates VI, conocido como el Grande, rey del Ponto (región situada a las orillas del Mar Negro). Accedió al trono cuando tan solo contaba con catorce años (en el año 120 a.C.) tras el asesinato de su padre a manos de su madre y permanecerá en él hasta su muerte en el año 63 a.C. A lo largo de los casi sesenta años de reinado, logró anexionarse Anatolia y Grecia y se enfrentó, con suerte dispar en sucesivas guerras, a tres de los generales más reputados de la historia de la República: Sila, Lucio Licinio Lúculo y Cneo Pompeyo. Sobrevivió a incontables amenazas y peripecias, que crearon un aura legendaria en torno a su figura. Hoy se le considera el último monarca de tradición helenística y su biografía sigue, dos mil años después, cautivándonos.

La historiadora estadounidense Adrienne Mayor recupera la leyenda del monarca del Ponto en la biografía Mitrídates el Grande. Enemigo implacable de Roma*. Un trabajo que combina el análisis de las fuentes disponibles (Justino, Apiano, Dión Casio, Estrabón o Plutarco, por citar solo algunas) con un ejercicio académico de reconstrucción de las lagunas existente sobre la vida del rey. Como explica la autora, “Para narrar (y en ciertos casos dramatizar) la historia de Mitrídates, en ocasiones yo misma he tenido que completar con elementos ausentes en el registro histórico, partiendo para ello de los hechos conocidos, la evidencia literaria y arqueológica, los sucesos análogos y las probabilidades. […] A la hora de trazar estas narrativas, me aferro a los sucesos históricos conocidos y a las ‘condiciones de posibilidad’ de las fuentes. Esta aproximación difiere significativamente, por tanto, de la ficción histórica, en la que el novelista es libre de contradecir los hechos conocidos y crear nuevos personajes y situaciones”. El resultado es un libro dinámico que, construido sobre el rigor académico, se lee como una historia novelada.

La vida de Mitrídates se asemeja a cualquiera de las biografías de los grandes héroes de la Antigüedad. Traición, gloria, pasión, aventuras, intrigas, afición por la buena vida… son algunos de los rasgos que caracterizan la personalidad de nuestro protagonista, quien gustaba compararse con Alejandro Magno o Darío, a los que consideraba antepasados suyos. Además, muchos episodios de su biografía se asocian con augurios y fenómenos extraordinarios. Por ejemplo, en el año de su nacimiento (135 a.C.) apareció un cometa que recorrió gran parte del cielo, lo que se utilizó como augurio de la llegada de un salvador que expulsaría de Oriente a los romanos. Algo similar ocurrió con su muerte. Según cuentan las fuentes, Mitrídates experimentó a lo largo de su vida con toda suerte de venenos y antídotos (armas utilizadas habitualmente para desembarazarse de un adversario o de un familiar molesto). Llegado el momento, cuando su hijo se había alzado contra él y se aprestaba a ejecutarle, el monarca intentó suicidarse con veneno, pero era tal el grado de inmunidad que había alcanzado que no le hizo ningún efecto y hubo de pedir a un esclavo que lo matase. Todas esas historias, algunas ciertas, otras meras exageraciones, las recoge y analiza la historiadora estadounidense.

Mitrídates heredó muy joven (aunque hubo de exiliarse unos años antes de hacerse con su control) un pequeño pero floreciente reino del norte de la península de Anatolia y supo convertirlo en un imperio que amenazó la supremacía romana en Oriente. Sus habilidades militares y diplomáticas le hubiesen convertido en uno de los monarcas más famosos y poderosos de la Antigüedad, si no hubiese tenido como adversario a Roma. Tras consolidar sus dominios y ampliar su poder por Anatolia, derrotando al aliado de Roma Nicomedes IV de Bitinia, en el año 88 a.C. llevó a cabo su jugada más arriesgada y que a la postre sellaría su destino: una vez desplegada una espectacular red diplomática, ordenó en la primavera del 88 a.C. la matanza de todos los ciudadanos romanos e itálicos que se hallasen en Asia Menor. Se estima que fueron masacradas 80.000 mil personas, entre hombres, mujeres y niños. Roma nunca se lo perdonó e inmediatamente mandó a las legiones de Sila a vengar tal afrenta. Comenzaba así la primera de las tres Guerras Mitridáticas.

La suerte militar de Mitrídates contra Roma no siempre fue favorable, es más, en la mayoría de los enfrentamientos salió derrotado. Aunque logró brillantes victorias, destacó sobre todo por su habilidad para sobrevivir, reagruparse y volver a atacar. Durante veinte años estuvo interrumpidamente guerreando contra las legiones romanas, gesta de la que pocos podían presumir. Ahora bien, los efectos de su contumacia fueron desoladores: el reino del Ponto cayó en manos de Roma y su monarca hubo de exiliarse a Crimea, donde morirá, acosado por su propio hijo.

La biografía de Adrienne Mayor no solo explora la faceta político-militar de Mitrídates, sino que ahonda en las particularidades de la personalidad del monarca. Sus aficiones (en especial, su predilección por la botánica y los venenos), su vida familiar, su vida amorosa (su primera mujer fue su propia hermana Laodice, aunque después tuvo otras muchas), su carácter, su infancia y juventud e incluso su repercusión en la actualidad. El resultado es una visión de conjunto de un personaje capital en la historia de la República romana y de Oriente, cuyo conocimiento, al menos en España, es prácticamente inexistente. El interés de la obra resulta, por lo tanto, innegable.

Concluimos con estas palabras de la historiadora estadounidense, que sintetizan la esencia de su trabajo: “En definitiva, mi propósito es el de trazar un retrato tridimensional, holístico, de Mitrídates y su mundo, profundizando además en su complejo legado. Mitrídates fue un filoheleno elocuente y erudito, admirador de Alejandro Magno pero orgulloso heredero de Ciro y Darío de Persia; un bravo guerrero, un brillante estratega y un taimado envenenador; un jugador audaz, un brillante investigador, un amante ávido, un padre impredecible y un gran conocedor de las artes y el teatro; un escapista experto, a veces un verdadero terrorista, y siempre un implacable enemigo para el Imperio romano. Pero el legado vital de Mitrídates en el arte, la música, la literatura y la ciencia es también un parte importante de esta historia. Esta es la primera biografía que toma en cuenta la leyenda que rodeó a Mitrídates desde su mismo nacimiento y hasta el día de hoy”.

Adrienne Mayor es investigadora en estudios clásicos e historia de la ciencia en la Stanford University. Está especializada en Historia Antigua y en el conocimiento de la naturaleza contenido en los mitos precientíficos y en las tradiciones orales. Entre sus obras destacan The First Fossil Hunters: Paleontology in Greek and Roman Times (2000), Greek Fire, Poison Arrows & Scorpion Bombs: Biological and Chemical Warfare in the Ancient World (2003) y Fossil Legends of the First Americans (2005).

*Publicado por la editorial Desperta Ferro, enero 2017.