FAES - MIGUEL MAURA

Miguel Maura. La derecha republicana
Antonio Cañellas Mas

Si en la política española hay “ejemplares” difíciles de catalogar, uno de ellos sería el republicano de derechas. Tradicionalmente, la República se ha asociado a partidos de izquierda y progresistas. Nuestras dos experiencias republicanas fueron lideradas por políticos de esas tendencias (otra cosa es que hoy los clasificásemos como tales) y surgieron como reacción a la debacle de los Gobiernos conservadores. Es más, cuando la derecha, tras ganar unas elecciones, intentó acceder al Gobierno, la reacción del resto del hemiciclo fue de desconfianza y hostilidad, hasta el punto de que algunas regiones se alzaron en armas. La apropiación por la izquierda del ideal republicano (o, digamos mejor, de un concepto muy particular de lo que es una República) es un fenómeno propiamente español, que no se da en el resto de los países occidentales. Véanse, por ejemplo, los casos de Francia o Estados Unidos, cuyo partido de derechas, sin ir más lejos, es precisamente el Republicano.

La España del primer tercio del siglo XX era un país derrotado, desencantado, hastiado y en búsqueda de su propia identidad. A pesar del florecer intelectual que se produjo en aquellos años, la clase política, lastrada y deslegitimizada por el turnismo de la Restauración, daba claros síntomas de extenuación y de incapacidad para enderezar el rumbo de la nación. De ahí que la dictadura de Primo de Rivera fuese vista, al menos al inicio, con buenos ojos por gran parte de la sociedad y de los intelectuales del momento. Se pensó que era el “cirujano de hierro” que España necesitaba. Al final, también fracasó, dando paso a una nueva experiencia política, la República, cuya debilidad se vería acentuada por unas políticas radicalizadas que polarizaron a una sociedad sometida ya a una gran tensión. El desenlace, como es bien sabido, fue terrible.

Una de las figuras clave de este período fue Antonio Maura. Líder del partido conservador, alcanzó la presidencia del Consejo de ministros en varias ocasiones y abogó por “una revolución desde arriba”. Menos conocido es su hijo, Miguel, quien siguió los pasos de su padre pero que, a diferencia de este, y tras el desencanto con Alfonso XIII por su apoyo a la Dictadura, optó por abrazar la causa republicana desde posiciones moderadas, para lo que fundó el Partido Republicano Conservador. Llegó a ocupar alguna cartera ministerial pero no logró convertirse en el altavoz de las pretensiones de la derecha española, que protagonizaría la CEDA. Al estallar la guerra, hubo de huir porque peligraba su integridad física. Exiliado, regresó a España en 1953 donde falleció dieciocho años más tarde.

El historiador Antonio Cañellas Mas busca en Miguel Maura. La derecha republicana* recuperar la figura de este raro espécimen de la política española. No solo aborda la vida y la obra del biografiado, sino que también examina el contexto en el que se encuadró. Así lo explica el autor: “La definición del perfil político de Miguel Maura exige –como en otros casos- detenerse en los precedentes que influirán en la conformación de sus ideas y de su proyecto reformista. De ahí la necesidad de retrotraerse mínimamente a los orígenes del conservadurismo de Antonio Cánovas del Castillo y del liberalismo de Germán Gamazo para comprender el ideario de Antonio Maura. El estadista mallorquín se erige en factor determinante del recorrido político de su hijo Miguel durante la Monarquía de Alfonso XIII. Su paso a las filas republicanas hunde sus raíces en la imposibilidad de regeneración que percibe en el sistema constitucional de 1876”.

El libro sigue la senda iniciada en la colección “Biografías Políticas” de la Fundación FAES, que incluye obras sobre Cánovas del Castillo, Antonio Maura, Silvela, Canalejas, De Burgos, Alcalá-Zamora, Gil-Robles, Jovellanos y O’Donnell (muchas de las cuales ya hemos reseñado). Son trabajos ágiles, de fácil lectura, escritos por acreditados especialistas que intentan acercar al gran público las figuras más destacadas de los siglos XIX y XX. El trabajo de Cañellas Mas se adecua a esta línea y nos acerca, en menos de doscientas páginas, a quien fuera ministro de Gobernación en los primeros meses de la II República y líder liberal-conservador de la derecha republicana.

A la par que nos desvela quién fue Miguel Maura, Antonio Cañellas nos muestra la convulsa España de principios de siglo y la creciente mutabilidad de la arena política, incapaz de formar gobiernos que se prolongasen en el tiempo. La Dictadura fue un experimento infructuoso, al que siguió otra iniciativa fallida con la que la monarquía de Alfonso XIII intentaba regenerar las instituciones democráticas, como si nada hubiese pasado. La “dictablanda” de Berenguer quería ser una prolongación afable de la de Primo de Rivera. Estas circunstancias inclinaron a Maura y a otros tantos hacia el campo republicano. Nuestro protagonista participó activamente en la integración de los grupos conservadores en el nuevo sistema político. Sin embargo, su labor como ministro en el Gobierno provisional de la República y el contenido que la izquierda imprimió a la Constitución de 1931 le empujaron a encabezar un proyecto alternativo.

Este proyecto fue el Partido Republicano Conservador, que aspiraba a aglutinar el voto moderado, lo que no llegó a conseguir. Ya había aparecido la CEDA de Gil-Robles, primera formación conservadora de masas, que le arrebató la mayoría de los potenciales votantes de la derecha. Miguel Maura, como recoge Antonio Cañellas, se mostró muy crítico con las incomprensiones de unos y otros, cuyo resultado fue impedir la configuración de la República como un régimen democrático inclusivo que asegurara una ordenada convivencia política. Su crítica, acertada, predijo los terribles sucesos que estaban por venir y que, pese a sus esfuerzos, no pudo impedir.

En 1966, Miguel Maura formuló una propuesta para pasar de la dictadura de Franco a un régimen democrático. En ella se sintetiza su pragmatismo político, como refleja Cañellas Mas: “Maura postulaba otra solución: que Franco eligiera en vida a un sucesor; concretamente al conde de Barcelona, cediéndole acto seguido la jefatura del Estado. Desde ese momento, el rey debería presidir la vida nacional con Gobiernos convenientes y eficaces que, en último término, sometieran a plebiscito la forma de Estado. Repetía así la misma idea esbozada en 1945. En caso de que el rey actuara con acierto, no existía razón para pensar que el pueblo prefiera la república. El republicanismo de Maura cifraba su razón de ser en la participación democrática de todos los ciudadanos en la construcción del destino nacional. Una idea que, en la práctica, también podía desplegarse al amparo de una fórmula monárquica adaptada a dicha propuesta”.

Antonio Cañellas Mas es doctor en Historia y miembro de número de la Real Academia Mallorquina de Estudios Históricos. Preside el Centro de Investigaciones y Difusión en Estudios Sociales. Es miembro del grupo Historia Política de la España Contemporánea en la Universidad de Alcalá. Entre sus publicaciones sobresalen Laureano López Rodó: biografía política de un ministro de Franco (1920-1980), Alfredo Sánchez Bella. Un embajador entre las Américas y Europa (1936-1973) y la coordinación de La tecnocracia hispánica. Ideas y proyecto político en Europa y América y Conservadores y tradicionalistas en la España del siglo XX.

*Publicado por la Fundación FAES, junio 2018.