Que un libro de historia venda doscientos mil ejemplares en todo el mundo es algo digno de admiración. Que dicho libro aborde, además, cuestiones sobre filosofía de la historia y haya logrado tal difusión es un verdadero milagro. Sus cifras de ventas nos ayudan a comprender la importancia y repercusión que tuvo la obra de Hayden White, Metahistory: the historical imagination in nineteenth-century Europe (por cierto, hemos de precisar, ya que varias veces nos lo han preguntado, que el nombre dado a esta página no guarda relación con el trabajo de White, sino que se debe a una feliz coincidencia).
Desgraciadamente, la difusión de Metahistory en España ha sido mucho más limitada y ha quedado reducida a círculos especializados. Prueba de ello lo encontramos en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España: si buscamos por autor a “Hayden White” tan sólo hallaremos seis entradas, de las cuales únicamente dos corresponderán a libros publicados en español [El contenido de la forma: narrativa, discurso y representación histórica, Paidós (1992) y El texto histórico como artefacto literario y otros escritos, Paidós (2003)]. Ni rastro de una traducción del opus magnum de White (deberemos acudir a México o Argentina para encontrarla en español).
Condensar el pensamiento de Hayden White en pocas palabras es tarea harto complicada. Acudiremos, por tanto, a uno de los expertos, el profesor Miguel Ángel Cabrera, que interviene en la obra colectiva Metahistoria: 40 años después. Ensayos en homenaje a Hayden White*, para exponer la tesis principal del pensador americano: “[…] lo que White hizo, en esencia, fue poner en duda que la investigación histórica produjera un conocimiento objetivo de la realidad. Esto era imposible, argumentaba White, porque las propiedades y los significados de los hechos históricos no son inherentes a los propios hechos, sino que se constituyen como tales en el proceso mismo de investigación. Y ello porque el historiador se enfrenta al registro factual no como un mero receptor pasivo, sino imbuido de un conjunto de preconcepciones sobre la naturaleza y el sentido de la historia humana. Como consecuencia de ello, lo que el historiador hace no es simplemente registrar los hechos y sus conexiones, sino organizarlos conceptualmente en función de dichas preconcepciones. Aunque la investigación histórica trata de hechos reales, las narraciones, interpretaciones y explicaciones históricas producidas son el resultado de la incorporación de esos hechos a un patrón previo de representación que no deriva de los hechos mismos. White identifica ese patrón con los dispositivos lingüísticos de que se sirve el historiador en su investigación y en la escritura de la historia”.
Para quien no esté acostumbrado a este tipo de lecturas, la explicación dada por el profesor Cabrera le podrá parecer un poco complicada. Sin embargo, quienes manejen habitualmente este tipo de textos comprenderán (más allá de compartirla o no) la importancia de la tesis y lo novedoso de sus planteamientos, pues rompe de manera radical con el historicismo y una forma de entender el estudio de la historia asentada desde Leopold von Ranke y su conocida máxima Wie es eigentlich gewesen (que viene significar en una traducción un tanto libre “describir los hechos tal como sucedieron realmente”). No creemos equivocarnos si afirmamos que el gran logro de Hayden White no reside tanto en sus conclusiones como en el debate que generó su obra dentro del mundo historiográfico y que aún hoy, cuarenta años después de su publicación, continua vivo.
El libro que ahora reseñamos rinde homenaje al trabajo de Hayden White y lo hace reuniendo varios artículos en los que especialistas del mundo académico, tanto españoles como latinoamericanos, reflexionan sobre los planteamientos del historiador estadounidense. En total son once colaboraciones, acompañadas por un prólogo a cargo de Hans Keller y un epílogo escrito por el propio homenajeado. No existe homogeneidad en el contenido de los artículos, y cada autor aborda libremente una cuestión que le resulte de interés, sin que haya una pauta que guíe su estructura, más allá, como es lógico, de la propia Metahistoria de White. Como solemos hacer cuando nos encontramos con libros de esta naturaleza, prevenimos al lector menos curtido en este tipo de obras que algunas intervenciones son más complejas de lo habitual y están dirigidas a un público especializado.
Siempre resulta difícil reseñar obras colectivas pues cada capítulo es independiente de los anteriores y tiene sus propias peculiaridades, razón que nos lleva a dividir el libro agrupando en cuatro categorías los textos que lo componen: artículos que analizan principalmente el pensamiento de White; artículos que inciden en la repercusión de la obra Metahistoria; artículos cuyos autores reflexionan sobre la incidencia de la obra de White a nivel personal y artículos que, finalmente, abordan cuestiones historiográficas más generales relacionadas con la tesis de Hayden White. Por supuesto, esta división es artificial y no aparece recogida en el libro, es más, varias de las colaboraciones podrían incluirse en dos o incluso en tres categorías, pues su contenido es transversal.
La primera categoría la compondrían las intervenciones de los profesores Miguel Ángel Cabrera (“Hayden White y el debate sobre el conocimiento histórico”), Anaclet Pons (“La provocación de Hayden White”) y Pedro Ruiz Torres (“El contenido y la forma. Las ideas de S. Kracauer y de H. White sobre el realismo y poética en la narrativa histórica”). Las cuatro colaboraciones analizan los aspectos más destacados del pensamiento del historiador americano y de ellas destaca el artículo de Anaclet Pons por presentar una visión crítica de las ideas del homenajeado.
La segunda categoría corresponde a los capítulos de los profesores Jaume Aurrell (“La recepción de la Metahistoria: de la retórica a la ética”) y Aitor Bolaños de Miguel (“Whitelogía(s)”) que analizan la difusión de la obra de Hayden White en el ámbito académico tanto a nivel mundial (muy destacada), como a nivel nacional (con mucha menor incidencia), así como los encendidos debates que generó Metahistoria tras su publicación. En cierto modo, la tercera categoría es un continuación de la segunda, pues los trabajos de Vladimir López Alcañíz (“Una historiografía de la liberación. Encuentro con Hayden White”) y de José Enrique Ruiz-Domènec (“Hecho y significado: releer a Hayden White”) relatan la influencia que tuvo el pensamiento del homenajeado en el desarrollo intelectual de los dos autores.
La cuarta y última categoría es la más heterogénea y reúne los trabajos de José Carlos Bermejo Barrera (“La arquitectura de la imaginación”), de Manuel Cruz (“Estar donde se cuecen las habas (A propósito de la utilidad de las narraciones para entender lo que pasa)”), de Justo Serna (“La literatura del historiador”) y de Verónica Tozzi y Nicolás Lavagnino (“Contingencias narrativas: re-escritura, responsabilidad cognoscitiva y el horizonte abierto de una interpretación pragmatista de la Nueva Filosofía de la Historia”). Como se puede ver por los títulos de las colaboraciones, los temas tratados son más amplios y la presencia de la obra de White, aunque sigue siendo un elemento central, se diluye ante otras cuestiones como el papel de la narración y la creación literaria en la investigación histórica o el análisis de una nueva filosofía de la historia.
Concluimos animando al lector a adentrarse en las páginas de la obra colectiva Metahistoria: 40 años después. Un libro necesario para recuperar el pensamiento de uno de los grandes filósofos de la historia del siglo XX que hasta el momento había pasado prácticamente desapercibido para la historiografía española. Los distintos especialistas que intervienen en él nos ayudan con sus textos y explicaciones a acercarnos a un planteamiento del estudio de la historia radicalmente diferente del que estamos acostumbrados.
*Publicado por la editorial Siníndice, noviembre 2014.