PUV - MERCADOS DEL LUJO

Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos XIV y XV
VV.AA.

Ya sea por codicia, ambición o por el simple deleite de la vanagloria, el hombre siempre ha sido propenso a presumir de sus riquezas. Quien crea que este fenómeno es propio de la cultura consumista en la que hoy vivimos, se equivoca por completo. Las primeras evidencias de boato las hallamos ya en las comunidades primitivas: los ajuares encontrados en sepulcros muestran la importancia que ciertos objetos recibían más allá de su mera utilidad. Familias, monarcas, religiosos, emperadores… todos han buscado mostrar su autoridad a través de la ostentación. A medida que las sociedades devenían más complejas y jerarquizadas esta tendencia se acentuó hasta generalizarse. El lujo terminó por convertirse en el instrumento diferenciador entre los grupos de una misma sociedad.

La relación entre poder, lujo y mercado es (y siempre lo ha sido) sumamente estrecha, hasta el punto de que, si eliminamos alguno de sus componentes, el sistema se vuelve muy inestable. No existe un período de nuestro pasado que se haya visto libre de esta práctica. Ahora bien, el concepto de lujo y sus implicaciones sociales ha variado con el tiempo: lo que en siglo XVI se consideraba un símbolo de riqueza, hoy puede ser visto como un bien más, sin mayor relevancia. Los gustos, costumbres y modas evolucionan, pero el afán de las élites por disponer de ciertos productos asociados al lujo permanece inalterable. Para satisfacer esa necesidad primaria resulta preciso construir una fluida red de intercambios que facilite la llegada de unos bienes generalmente exclusivos, y en realidad el afán que el hombre siempre ha mostrado por encontrar nuevas tierras y vías de comunicación ha estado más vinculado al ánimo de lucro asociado al lujo que a ideas altruistas.

La obra colectiva coordinada por los profesores Sophie Brouquet y Juan V. García Marsilla, Mercados del lujo. Mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos XIV y XV* profundiza en “[…] el tema del consumo de lujo en sus orígenes medievales”. En total reúne veinticuatro artículos escritos por especialistas nacionales e internacionales cuyo foco de estudio queda concentrado en el Mediterráneo occidental durante el final de la Baja Edad Media. El origen del libro se sitúa en los congresos internacionales celebrados en Valencia (“Mercats del luxe, mercats de l’art. La Corona d’Aragó i la Mediterrània en els segles XIV i XV”) y Toulouse (“Un autre marché du luxe: le goût des élites méditerranéennes aux XIV et XV”) durante el año 2010.

MERCADO EDAD MEDIAHemos de advertir al lector que, dado el carácter internacional de los congresos origen de la obra, no todos los capítulos están en español (los hay también en catalán, francés e italiano). Como suele suceder con este tipo de trabajos, sus destinatarios son preferentemente especialistas o investigadores del mundo académico. Aunque hay artículos sumamente interesantes, el libro no está concebido para ser leído como una obra de divulgación al uso sino, más bien, como un manual de referencia y apoyo en investigaciones en curso o para consultar aspectos concretos sobre temas muy específicos. Debido al número de colaboraciones que lo componen, prima la heterogeneidad: aunque, a diferencia de lo que suele ser habitual, se ha logrado mantener un hilo discursivo bastante coherente, es inevitable que cada autor tienda a centrarse en aquello que mejor conoce. La obra combina, pues, capítulos más generales con otros muy delimitados.

El libro se articula en torno a seis bloques temáticos. El primero (“Promotores y clientes del lujo”) identifica, como explica el profesor Juan V. García Marsilla en su introducción, “[…] a los protagonistas de aquel mercado del lujo, a aquellos que, por uno u otro interés, lo animaron y dieron forma, y se han venido a perfilar las características particulares de esta región de Europa, en la que las clases urbanas tenían un papel tan destacado o más que los miembros de la nobleza en el patronazgo histórico y en la búsqueda de objetos suntuarios”. Tres artículos componen este apartado. Los dos primeros, más genéricos, se centran en las élites del Midi francés y de la Corona de Aragón, mientras que el tercero, más específico, utiliza la promoción privada de los retablos en Mallorca a finales del siglo XIV para exponer quiénes potenciaron el mercado artístico en la región.

El segundo bloque está dedicado a los libros y a la industria que se desarrolló en torno a ellos. Los cinco artículos que lo constituyen se ocupan de cuestiones que van desde la encuadernación hasta su iconografía, pasando por las redes de intercambios que se generaron y los elementos que convertían a un libro en un objeto suntuario. Según el artículo del profesor Francisco M. Gimeno Blay (“Iactantiae libros quaerunt. Libros de lujo en el otoño medieval”) han de considerarse libros de lujo aquellos que destaquen por la calidad de los materiales utilizados en su confección, por la ejecución de la escritura utilizada, por la decoración que les acompañan y por los materiales utilizados. Contamos también con dos contribuciones que se centran en dos obras puntuales: el Pontifical de Narbona y el Salterio-Libro de Horas de Alfonso el Magnánimo.

A continuación se estudia el uso de la arquitectura en cuanto instrumento de ostentación. Las ventanas como espacio para ver y ser vistos, las techumbres policromadas en la arquitectura valenciana, la pintura mural, el interior doméstico en Mallorca y la orfebrería en Toulouse son los temas que tratan los artículos del tercer bloque. La proyección de lo privado en la esfera pública fue muy significativa durante la Baja Edad Media, de ahí que las élites cuidasen hasta el mínimo detalle de sus viviendas, ya sea su interior como la imagen transmitida hacia el exterior. Luis Arciniega García lo resume perfectamente al hablar del uso que se daba a las ventanas: “La ventana es elemento por el que mirar al exterior, a lo público, pero también por el que el interior queda al descubierto configurándose así en posible escaparate del poder capaz de mostrar lo extraordinario, con elementos como los tapices y los alfarjes policromados […] y donde sus propietarios pueden ser vistos o evocados en fatuo marco”.

DESEMBARCO MERCANCIAS EDAD MEDIAEl cuarto bloque es quizás el más heterogéneo, pues se analizan en él distintos objetos muy específicos como las joyas, el coral, los tejidos de seda, las especias o los dulces. Cada especialista se ocupa de alguno de ellos circunscribiéndolo a un contexto muy concreto. Es necesario alejarse un poco para tener una mejor perspectiva de las implicaciones que el tráfico de estos productos provocaba en la sociedad bajomedieval y sus implicaciones socioeconómicas. Por ejemplo, el capítulo dedicado a los dulces nos muestra las relaciones entre la corte aragonesa y el Mediterráneo oriental (en concreto con Chipre), mientras que el artículo que aborda los tejidos de seda evidencia el ascendente de la industria sedara genovesa en Barcelona, donde acabó asentándose y extendiendo su pujanza a tierras valencianas.

El penúltimo bloque guarda una estrecha relación con el anterior pues se centra en los “Intercambios, modas y contactos” para analizar la influencia que algunas modas llegadas del exterior ejercieron sobre el lujo autóctono. Debemos tener presente que junto a las transacciones puramente mercantiles, viajaban ideas y creencias que acabaron por difundirse a lo largo de todo el Mediterráneo occidental.

De forma paralela a la ostentación de que hacían gala ciertos colectivos medievales, surgió una legislación que intentó ponerle coto. El último bloque de la obra recoge dos artículos que analizan la normativa suntuaria -utilizando como justificación la caridad cristiana- promulgada durante el medievo, tanto a nivel local (frecuentemente la más estricta) como a nivel regional o nacional, para evitar la opulencia excesiva. Ni que decir tiene que dicha reglamentación era objeto de un constante incumplimiento.

Hablar del lujo es hablar del arte, del comercio, del poder… Todos estos elementos aparecen reflejados, ya sea por un motivo u otro, en la obra que reseñamos. Su interés como herramienta para adentrarnos en la sociedad bajomedieval es, por tanto, innegable, en especial si buscamos comprender mejor las motivaciones y anhelos de las clases pudientes de esa época. Los especialistas y lectores aficionados a estas cuestiones encontrarán en el libro Mercados del lujo, mercados del arte un valioso apoyo sobre el que continuar sus investigaciones.

*Editado por Publicacions de la Universitat de València, abril 2015.