CATEDRA - MELCHOR MACANAZ

Melchor Macanaz. La derrota de un “héroe”
Francisco Precioso Izquierdo

El siglo XVIII es el gran olvidado de la historia de España. La mayoría de los españoles no saben a ciencia cierta qué sucedió entre la firma del Tratado de Utrecht (1713) y la Guerra de Independencia, casi cien años después. Una nebulosa recubre ese período y difícilmente somos capaces de citar a los cinco monarcas que gobernaron el país durante esa centuria. Sin embargo, la importancia en el desarrollo político y social de España del conocido como Siglo de las Luces es incuestionable. Las transformaciones en la estructura social y económica del Estado permitieron la implantación, lenta y con altibajos, del sistema político liberal del siglo XIX. Sin figuras como Jovellanos, el conde de Floridablanca, Feijoo, Mayans, Olavide o Aymerich, no se entenderían las afirmaciones que después realizarían, en la Cádiz asediada, Agustín de Argüelles, Muñoz-Torrero o el conde de Toreno. La Ilustración española no tuvo la fuerza de la francesa, pero permitió introducir en una nación atrasada conceptos que, con el tiempo, germinarán en un Estado más “democrático”.

Sin que los Borbones fuesen un compendio de virtudes, su llegada a la Corona hispana modificó las pautas de gobierno seguidas hasta entonces. La victoria les confirió la legitimidad necesaria para emprender una serie de profundos cambios en la organización del Reino, que tuvieron reflejo en los Decretos de Nueva Planta. El centralismo de cuño francés implantado en la nación gala por Luis XIV, abuelo de nuestro Felipe V, inspiró esas medidas. Con mayor o menor éxito, se estableció un régimen más coherente y unitario que el sostenido por los Austrias. La nueva dinastía permitió, además, la llegada al poder de hombres nuevos cuyas ideas reformistas supusieron un cierto progreso del Reino. Su programa, sin ser revolucionario, cuestionaba los principios sociales que habían regido el destino de la Monarquía Hispana desde la llegada al trono de Carlos V. De ahí que muchos se opusieran tan tenazmente.

Entre los hombres que impulsaron esta nueva concepción política se halla Melchor de Macanaz, una de las principales figuras del primer gobierno de Felipe V y convencido reformista. Francisco Precioso Izquierdo estudia en su obra Melchor Macanaz. La derrota de un “héroe”*, los entresijos de la biografía de quien, con la misma rapidez con que llegó a la cima del poder, fue desterrado de España y enjuiciado por la Inquisición. El autor se pregunta al inicio de su investigación “¿Qué representaba Macanaz a la altura de 1747?; todavía más, ¿cómo fue posible una trayectoria tan completa y dilatada en el entorno siempre del poder?, es decir, ¿cómo un hijo de simples regidores oriundos de una lejana villa periférica del reino de Murcia llegó a labrar una carrera tan relevante en una sociedad como la española del Antiguo Régimen?, ¿de qué medios se sirvió?, ¿quiénes le ayudaron?, ¿Quiénes se elevaron en su contra? Las páginas siguientes tratan de responder a estas y otras muchas cuestiones que de por sí se escapan al mismo individuo, esto es, requieren un planteamiento general que paradójicamente encuentra una respuesta acorde en una determinada ‘forma de hacer historia’ como es la biografía”.

Expliquemos sucintamente los hitos de la vida de Melchor de Macanaz. Nacido en 1670 en Hellín (antes perteneciente al reino de Murcia, hoy en la provincia de Albacete) en el seno de una familia de la oligarquía local, estudió Humanidades y Derecho en la Universidad de Valencia y posteriormente Leyes y Cánones en la Universidad de Salamanca. Allí conocerá al marqués de Villena, quien le abrirá las puertas de la Corte. Ejerció como abogado en Madrid y le fueron asignados distintos cargos en la Administración. Su cercanía a la casa de Villena y su filiación borbónica (parece que contribuyó a la redacción de los Decretos de Nueva Planta), hicieron que fuese designado juez de confiscaciones de Valencia y reedificador de Játiva. Su actuación en el Levante español fue duramente criticada por el clero y luego sería utilizada para atacarle durante su enjuiciamiento. A su vuelta a Madrid fue nombrado fiscal general del Consejo de Castilla en 1713, cargo en el que permanecerá solo dos años, tras los cuales será destituido y desterrado, víctima del juego de alta política entre Francia, España y la Santa Sede en el contexto del polémico asunto del regalismo. Procesado en ausencia por la Inquisición española, el resto de su vida lo pasó viajando por Europa, en misiones diplomáticas oficiosas. Morirá a la avanzada edad de noventa años, en su pueblo natal.

Todos estos elementos son abordados con detalle por Francisco Precioso, quien, al estudiar la figura del jurista murciano, indaga en las relaciones familiares que le auparon al poder y en el contexto político de la llegada a la Corona española de los Borbones. Así lo exponen los profesores Francisco Chacón y Juan Hernández en el prólogo de la obra: “En definitiva, nos encontramos ante un libro en el que su autor, tras llevar a cabo un minucioso análisis sobre el poder político y la movilidad familiar en la España Moderna, nos ofrece una sugerente propuesta que nos saca de la clásica conclusión social sobre la élite del poder aristocrático o en su defecto hidalguizada. Los Macanaz son el mejor ejemplo de un prototipo de familia que debemos comenzar a incluir en los estudios sobre la sociedad y el poder en la Edad Moderna: la ‘gente media’”.

El trabajo de Francisco Precioso desborda los habituales parámetros de una biografía al uso. En una sociedad, como la del Antiguo Régimen, donde el principal instrumento de ascenso social eran los “contactos”, la familia se convierte en un mecanismo vehicular de canalización de las relaciones sociales. De ahí la importancia que el autor atribuye a la genealogía de nuestro protagonista y a la red clientelar que le apoyó y que el mismo creó. Melchor Macanaz construyó su vida gracias a sus habilidades y conocimientos, pero sus parientes jugaron, del mismo modo, un papel destacado, especialmente en la política matrimonial (“Familias, grupos e individuos debían reunir condiciones necesarias para aprovechar las oportunidades de la coyuntura, siendo numéricamente pocos quienes finalmente morían en mejores condiciones que sus padres o abuelos”). Varios capítulos abordan el entramado familiar de los Macanaz y se ocupan de algunos descendientes del propio Melchor —el autor dedica varios epígrafes a analizar la trayectoria de su nieto, Pedro Macanaz, quien sería ministro de Gracia y Justicia de Fernando VII a su vuelta a España, en 1814—.

Como trasfondo de la obra, emerge la convulsa España de principios del siglo XVIII. Una nación arrasada por la guerra y dividida en la victoria, que poco a poco empieza a recuperar la normalidad de la mano de una nueva forma de hacer política. En esa España perviven muchas de las costumbres del siglo anterior y la sociedad, a pesar del nuevo monarca, mantiene las mismas creencias y tradiciones que bajo los Austrias. La Iglesia sigue contando con un poder inmenso, como se verá, por ejemplo, a la hora de abordar el freno a las reformas introducidas por Felipe V o en el proceso llevado a cabo contra Melchor Macanaz, quien se había erigido como uno de los grandes valedores de la corriente regalista que reivindicaba la superioridad del poder real frente al eclesiástico.

Con una predominante presencia de la historia social, el libro de Francisco Precioso, surgido de su tesis doctoral, construye un relato que combina la interesante vida de Melchor Macanaz, el contexto familiar y político que le elevó al poder y las causas de su caída, su posterior exilio y el pensamiento político plasmado en su abundante bibliografía. El autor logra dar a su obra una coherencia interna encomiable y su lectura no debe afrontarse como si de una biografía más se tratase, sino como una visión panorámica del funcionamiento de los resortes del poder a principio del Siglo de las Luces.

Concluimos con esta reflexión del autor: “La derrota de un ‘héroe’, el fracaso de un proyecto o una posibilidad, quedó sumergida en una evolución familiar incapaz de superar —en último término— sus límites originarios de ‘gente media’”.

Francisco Precioso Izquierdo, doctor en Historia Moderna por la Universidad de Murcia, es en la actualidad investigador postdoctoral en el Instituto de Ciências Sociais da Universidade de Lisboa. Sus líneas de trabajo comprenden desde el reformismo borbónico y el análisis de discursos políticos hasta cuestiones relacionadas con la polémica en torno a la politización de las opiniones de la “gente corriente” y la circulación de la información política en la Edad Moderna.

*Publicado por Cátedra Ediciones, febrero 2017.