Reina, madre y estadista. Mariana de Austria y el gobierno de España
Silvia Z. Mitchell

Si pidiésemos al gran público que asociase la historia de algún reino con mujeres poderosas, probablemente muchos se decantarían por Gran Bretaña. La reina Victoria, las dos Isabeles, María Estuardo… han tenido mucha “fama”, plasmada en numerosas novelas, películas y series. Una vez más, las impresiones suelen ser engañosas. España ha tenido una gran tradición de reinas, de consortes y de regentes que han acaparado un importante poder y condicionado el destino del país. Doña Urraca, María de Molina, Isabel la Católica, Isabel II… son solo algunos ejemplos expresivos de una larga tradición, aún poco estudiada y que poco a poco empieza a descubrirse. Obviamente, se trata de figuras aisladas que ejercieron el poder por su condición social y familiar; la inmensa mayoría de mujeres han pasado desapercibidas y olvidadas por el curso de la historia.

En este escenario han desempeñado un papel muy destacado las reinas madres. Su influencia en la Corte fue siempre considerable, por un doble motivo: porque eran reinas o reinas consortes, con lo que eso suponía en las monarquías tradicionales, y porque ejercían un gran ascendente sobre sus hijos. Aunque la Corte era muy ceremoniosa y primaba el protocolo, la relación madre e hijo seguía siendo muy estrecha. Además, solían ser designadas regentes si el monarca fallecía y el heredero era menor de edad. Desde la Edad Moderna, España ha tenido tres mujeres regentes: Mariana de Austria (Carlos II), María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (Isabel II) y María Cristina de Habsburgo-Lorena (Alfonso XIII). Isabel de Farnesio también rigió los asuntos de España en el interín entre la muerte de Fernando VI y la llegada de Nápoles de Carlos III. En estos períodos se transformaban en las personas con más autoridad del reino y su voluntad era similar a la del rey.

Las regencias eran períodos complejos con cierta inestabilidad, porque entraban en liza muchas legitimidades y las intrigas estaban al orden del día. De hecho, no siempre acababan bien para la regente. De la tres que hemos citado, las dos primeras regencias fueron bastante turbulentas. Mariana de Austria tuvo que pilotar un Imperio a la deriva y hacer frente a enemigos internos y externos (y al final hubo de retirarse durante un tiempo de la política por la presión recibida). María Cristina de Borbón-Dos Sicilias se vio envuelta en una guerra civil (la carlista) y en un escenario político endiablado, en el que liberales y absolutistas se enzarzaban constantemente. Una y otra fueron más hábiles que sus adversarios y lograron capear, en cierto modo, el temporal. La profesora Silvia Z. Mitchell se ocupa de la primera de las tres citadas en su trabajo Reina, madre y estadista. Mariana de Austria y el gobierno de España*. Un repaso político y personal a la regencia de quien fue mujer de Felipe IV y madre de Carlos II a finales del siglo XVII.

Como explica la autora, “Esta es la primera monografía dedicada a documentar el gran protagonismo y el importantísimo legado político de la reina Mariana de Austria a lo largo de su regencia y su exilio temporal de la corte, durante el cual siguió manteniendo su influencia. Con este estudio, basado en fuentes inéditas y en una nueva interpretación de las ya conocidas, pretendo reclamar el lugar preminente que corresponde a Mariana en la historia de España, un lugar que durante casi trescientos años le había sido negado”.

El trabajo de la profesora Silvia Z. Mitchell parte de una biografía al uso en la que introduce elementos novedosos propios de nuevas corrientes historiográficas que están encontrando su hueco en el mundo académico. A los epígrafes dedicados a la infancia y la educación de la futura reina, su matrimonio y vida en la Corte, se añaden otros que versan sobre su papel en la política de la Monarquía Hispánica e intentan rebatir las erróneas o tergiversadas interpretaciones publicadas sobre su regencia. Todo ello, con un influjo de corte feminista que trata de reivindicar la labor de Mariana de Austria en un mundo marcadamente masculino que minusvaloró sus logros, redujo su autoridad al mínimo y aspiraba a convertirla en una mera comparsa de los hombres en los que delegaba el poder, principalmente sus validos Juan Everardo Nithard y Fernando de Valenzuela.

Gran parte de la obra está destinada a combatir esta visión de dejadez e irrelevancia de la regente y a mostrarla como actor decisivo en el sostenimiento del Imperio español durante un período sumamente delicado. Mariana de Austria se implicó de lleno en la diplomacia internacional para frenar a Francia, nuestro principal enemigo en ese momento, y para mantener las posesiones españolas que aún conservábamos por Europa. Pero no solo se ocupó de la política exterior, también hubo de esmerarse en los asuntos internos, en especial, la continua amenaza que suponía don Juan de Austria (hijo natural de Felipe IV y de una famosa actriz), quien llegó a organizar el primer pronunciamiento militar de nuestra historia, al dirigirse de Barcelona a Madrid con un pequeño ejército para hacerse con el poder. La regente, mientras tanto, lidiaba con las cuestiones cotidianas que debía gestionar un rey, pues, como apunta la autora, “Mariana cumplió con todas las tareas asociadas a los gobernantes soberanos de España”.

Si Mariana de Austria es la protagonista indiscutible de la obra, en el trasfondo el personaje central, por así decir, no es otro que la propia Monarquía Hispánica. Herida y debilitada tras la Guerra de los Treinta Años y la independencia portuguesa, acosada por el apetito francés y su aspiración por hacerse con los Países Bajos españoles y atenta a las maniobras inglesas, la Monarquía Hispánica hubo de reinventarse para sobrevivir. A medida que pasamos las páginas del libro, comprendemos la precaria situación que atravesaba y cómo luchó para recuperar el prestigio y la estabilidad perdida en las décadas anteriores. Mariana de Austria contribuyó de forma decisiva a preservar su autoridad en el mundo y a sostener la maltrecha política hispana.

Por último, mención especial requiere la cuidada edición a cargo del Centro de Estudios Europa Hispánica. En un momento en el que la publicación de libros de historia disminuye y se reducen costes, la extraordinaria presentación de esta obra (tapa dura, papel de calidad, casi un centenar de ilustraciones…) es digna de elogio y aporta un valor añadido a un trabajo ya de por sí interesante.

Concluimos con esta reflexión de la autora: “Mariana nació para vivir y respirar la alta política; la suya no fue la historia de alguien salido de la nada. Desde 1646, cuando tenía once años y comenzaron las negociaciones sobre su matrimonio, hasta su muerte por cáncer de mama en 1696, se vio inmersa en algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia europea, en muchos de los cuales influyó de forma directa. Su espectacular pedigrí dinástico como hija, hermana, esposa o madre de emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, de emperatrices y de reyes españoles, la convirtió en una figura destacada e influyente. Sin embargo, fue su regencia la que la elevó a una posición pareja a las del emperador Leopoldo I, Carlos II de Inglaterra, el príncipe Guillermo de Orange o Luis XIV de Francia, cada uno de los cuales se benefició de su amistad política o se enfrentó a ella como rival. El archipiélago en el Océano Pacífico que lleva su nombre (las Islas Marianas, hoy estado libre asociado de Estados Unidos), los diversos panegíricos publicados y pronunciados en todos los rincones de la Monarquía Hispánica en Europa y en el Nuevo Mundo, y un proceso de beatificación que atestigua su decisiva influencia política y diplomática son símbolos perdurables de su poder. El hecho de que su historia haya permanecido en gran medida enterrada o distorsionada tiene muy poco que ver con sus logros o el reconocimiento que recibió en vida, y mucho con la forma en que se ha escrito la historia de España hasta tiempos recientes”.

Silvia Z. Mitchell, doctora en Historia por la Universidad de Miami (Florida), es profesora en la Universidad de Purdue (Indiana) y forma parte del grupo de investigación CINTER (Corte, Imagen, Nobleza y Territorio) de la Universidad Rey Juan Carlos. Centra sus investigaciones en la historia de la Monarquía Hispánica y en las mujeres de la casa de Austria desde una perspectiva política, cultural, diplomática y dinástica. En la actualidad prepara una monografía sobre los Austrias españoles (1500-1700).

*Publicado por el Centro de Estudios Europa Hispánica, noviembre 2023. Traducción de de I. García Ureta e I. Morán García.