Aunque pudiera parecer lo contrario, la Edad Media es un período poco conocido en nuestro país. La Reconquista ha fagocitado el interés del gran público por esta época y se han dejado de lado otras materias, entre ellas la conformación de los reinos peninsulares. Parece como si la lucha contra la invasión musulmana hubiese sido la única actividad realizada en los setecientos años que engloban el Medievo nacional. Por supuesto, la Reconquista condicionó la política ibérica y es esencial en la conformación del sistema político español. Hay, sin embargo, otros elementos no menos significativos que nos ayudan a comprender la ulterior y compleja configuración de España. Las disputas dinásticas, que en más de una ocasión desembocaron en auténticas guerras civiles, y el desarrollo de la monarquía como institución, por ejemplo, influyeron de manera decisiva en ese proceso. De ahí la relevancia que tienen las vidas de los monarcas de los reinos de León, Castilla y Aragón para el cabal entendimiento de nuestra historia.
Precisamente por la asociación Edad Media/Reconquista ciertos acontecimientos, alejados del campo de batalla, nos han pasado algo desapercibidos. Y eso que la política interna de los reinos de aquel periodo fue fascinante, hasta el punto de que bien podría inspirar cualquier serie televisiva. La intriga, la traición, el adulterio, las luchas de poder y el asesinato estaban muy presentes. La Corte era un hervidero de alianzas cambiantes y conspiraciones, que el monarca debía lidiar si no quería ver amenazada su autoridad. Fue a partir del siglo XIII, una vez derrotada la incursión almohade y subsistente solo el reino nazarí de Granada, cuando los reyes peninsulares se centrarán en consolidar su poder y en extenderlo más allá de nuestras fronteras geográficas: las intervenciones de Aragón en Italia y de Castilla en la Guerra de los Cien Años son ejemplos de este nuevo escenario, que concluirá con el matrimonio de los Reyes Católicos, dos siglos más tarde.
En este turbulento escenario una familia, los Trastámara, van a ocupar un papel preponderante en los asuntos de Estado, alcanzando las coronas aragonesa y castellana. Hasta el momento, la mayoría de los libros sobre los Trastámara han abordado su historia casi de pasada, en un contexto más amplio, sujeto, por lo general, a los avatares del fin de la Edad Media y a la crisis que atravesó España durante aquellos siglos. Apenas había trabajos dedicados exclusivamente a ellos. Ese vacío lo viene a llenar la obra del catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona, Ernest Belenguer, Los Trastámara. El primer linaje real de poder político en España*.
El trabajo de Belenguer aborda la biografía de los principales miembros de la familia y la época que les tocó vivir. Como explica el autor, “no creo que hoy día pueda encontrarse un libro de las características de este que tiene ahora el lector en sus manos. […] Estos Trastámara que ahora presento pretenden ser una obra más amplia y que recoja una bibliografía más abundante y sobre todo actualizada, sin ser de ninguna manera exhaustiva, pues semejante idea es un imposible en tantos reinados y con tantas materias a tratar. El libro por otra parte tiene, como es lógico, una limitación de páginas sin que precisamente sean pocas las escritas. […] He tratado de que esta fuera amena, adornada con muchas citas de documentos de la época entrecomilladas y procedentes, además, de los trabajos que se mencionan en los capítulos correspondientes. Sí diré, en tono de síntesis, que la historia de la dinastía Trastámara es, en su conjunto, algo dramática”.
El trabajo de Ernest Belenguer es muy completo. Pocos detalles escapan al autor, quien, además, sabe sintetizarlos de manera clara y ordenada, lo que no es sencillo cuando se trata de recorrer casi doscientos años de historia y muy variados personajes y territorios. Para un lector poco acostumbrado a este tipo de textos, la avalancha de información que se le ofrece puede abrumarle, pero merece la pena adentrarse en sus más de quinientas páginas. Estamos, sin duda, ante un libro imprescindible para conocer a una de las dinastías más importantes de nuestra historia, hasta ahora casi ignorada del gran público que, por desgracia, difícilmente sabría identificar a un monarca anterior a los Reyes Católicos.
Llegados a este punto, y aunque quizás sea algo incongruente plantear la pregunta de quiénes fueron los Trastámara, es oportuno centrar la respuesta en su contexto. A mediados del siglo XIV, Alfonso XI de Castilla se casa con María de Portugal, de cuya unión nacen dos hijos legítimos (uno de ellos será Pedro I). Sin embargo, la verdadera reina, a todos los efectos, era su amante, la noble Leonor de Guzmán con quien tuvo diez hijos. A la muerte del rey, hereda el trono Pedro, pero los hijos de Leonor empiezan a conspirar y rápidamente estalla una guerra en la que se involucrarán no solo los reinos peninsulares, sino también Francia e Inglaterra. Enrique, tercer hijo de Alfonso y Leonor y conde de Trastámara, se alzará con la victoria tras el asesinato de Pedro, en 1369. Con él se inicia la dinastía Trastámara, que perdurará hasta la llegada al trono de Carlos I.
Dejemos que sea el propio Ernest Belenguer quien nos ofrezca la síntesis de la historia de esta Casa: “Sus orígenes se enraízan en la familia bastarda, más cercana al propio padre progenitor, que fue Alfonso XI de Castilla, que a la legítima de Pedro el Cruel. Pero para que esta bastardía se transformase en una monarquía, llamémosla oficial, se llegó a una guerra entre hermanos y distintos grupos de la sociedad castellana. […] Así se cierra también el primer capítulo amplio en Castilla con la muerte de Enrique IV y el inicio de la nueva guerra que se vislumbraba entre Isabel y Juana, hermana e hija respectivamente del difunto rey. Pero el libro no termina en este primer capítulo, sino más bien al contrario. Acoge a toda una serie de reinados de la llamada rama menor de los Trastámara: los de la dinastía de la Corona de Aragón a raíz del Compromiso de Caspe. En algunos casos, y no pocos, estos fueron llamados Infantes de Aragón en Castilla, cuyos líderes llegaron a ser reyes en la Corona de Aragón y se enfrentaron sistemáticamente a la dinastía mayor: la castellana. Sus problemas, no obstante, no se encontraban solo en este conflicto casi secular, sino también en sus nuevos reinos y en su expansión mediterránea, siguiendo en el fondo la tradicional política expansiva de los reyes precedentes, que acabaron con la muerte de Martín el Humano. […] Y al final su hijo, Fernando el Católico, llegó al clímax de los deseos de la dinastía Trastámara —la de la Corona de Aragón y posiblemente la de Castilla— al verificarse la unión matrimonial con Isabel”.
La obra se estructura en torno a tres grandes bloques. El primero aborda la rama castellana y trata del origen de la dinastía y de los reinados de Enrique III, Juan II y Enrique IV. El segundo, centrado en la Corona de Aragón, explora la llegada al trono aragonés de Fernando de Antequera, tras el Compromiso de Caspe, y los reinados de Alfonso V y Juan II. El último está dedicado por entero a Fernando el Católico. Además de describir la biografía de los citados reyes, Ernest Belenguer acompaña su estudio con un pormenorizado repaso de la situación política, social y económica de los respectivos reinos. De este modo, lo que iba a ser un libro sobre la dinastía Trastámara se acaba convirtiendo en una fiel descripción de la historia de la península ibérica durante la Baja Edad Media.
Ernest Belenguer Cebrià es doctor en Historia por la Universidad de Valencia y catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Barcelona. De su amplia bibliografía destacan El imperio hispánico, 1479-1665 (1995), Fernando el Católico (1999), El imperio de Carlos V. Las coronas y sus territorios (2002), Jaime I y su reinado (2008), Historia de la España moderna: desde los Reyes Católicos hasta Felipe II (2011), Fernando el Católico y la ciudad de Valencia (2012) y Vida y reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1319-1387) (2015).
*Publicado por Pasado&Presente, marzo 2019.