En España, somos muy dados a olvidar o a denostar a ciertos escritores que no encajan en los cánones del momento político. Sin tener demasiado en cuenta en cuenta su calidad literaria, literatos que escribieron durante el franquismo se excluyen de los actuales libros de texto por su mera afinidad ideológica al régimen. Algo similar ocurre con los del siglo XIX, en especial si fueron defensores del Antiguo Régimen o sostuvieron posiciones tradicionalistas. Los ejemplos se multiplican, de modo que la evaluación por razones políticas prima en la selección de quiénes han de pasar a la posteridad y quiénes han de ser relegados. De vez en cuando, se hacen amagos para recuperar a tal o cual escritor, pero la tónica general suele ser bastante taxativa e inflexible, hasta el punto de generar situaciones paradójicas: autores muy reputados en su día apenas dejan rastro, mientras que se ensalza a otros desconocidos para sus contemporáneos, reputándolos referentes de nuestro pasado.
La historia de la literatura se convierte, así, en un medio para construir la historia de un país, pues hay un cierto consenso en que la cultura influye en la identidad nacional tanto como las grandes batallas o las intrigas palaciegas. Los escritores de fuste vertebran las aspiraciones del pueblo y son quienes mejor saben captar la esencia del país, que suelen plasmar en sus obras. Además, son la guía de sus lectores, a quienes ofrecen, con sus textos, una forma de entender el mundo. Es probable que podamos conocer la historia de España a través de las obras de sus literatos, tanto o más que con la lectura de las actas del Consejo Real. De ahí que la selección de los autores que han de estudiarse (y el paralelo rechazo de los que no) sea una cuestión trascendental, pues contribuye enormemente a ofrecer la imagen de nuestra nación.
Entre los autores olvidados, uno de los más relevantes ha sido Marcelino Menéndez Pelayo. Personaje controvertido y de difícil clasificación, ocupó una posición destacada en el mundo de las letras y en la historiografía española de la segunda mitad del siglo XIX. Hoy, sin embargo, es mal conocido (por no decir, completamente ignorado) y, salvo los especialistas, quienes lo identifican lo suelen hacer por su obra más famosa, la Historia de los heterodoxos españoles (que, por cierto, no se encontraba entre las favoritas del autor). La editorial Urgoiti Editores intenta recuperar su legado y realiza una interesantísima aproximación a su figura en Literatura y nación. Preliminares de historia literaria*. Se trata de una antología de los prólogos y de las advertencias preliminares que abrieron su copiosa producción literaria, gracias a la que podemos conocer mejor las inquietudes y las aspiraciones del escritor cántabro.
Como es habitual en los trabajos de Urgoiti Editores, al cuerpo del libro le precede un imprescindible estudio preliminar que contextualiza y da sentido a la obra. En esta ocasión, esa labor ha recaído en el investigador Científico del CSIC, Joaquín Álvarez Barrientos. Su análisis, de mas de ciento ochenta páginas (bien podría ser un trabajo independiente), no solo analiza a Menéndez Pelayo y su producción literaria, sino también el uso de historia de la literatura en el marco de la historia nacional.
Con estas palabras comienza el estudio preliminar: “La obra de Menéndez Pelayo se entiende como la fundación de la historia de la literatura española, como el redescubrimiento y valoración del patrimonio cultural nacional, como el intento de dar a conocer al público ese patrimonio, bien valorado y constitutivo de la propia identidad, como un artefacto que conforma una de las más completas ideas e imagen de España; una imagen que nace de la consideración de las regiones y sus diferentes lenguas y desemboca en la nación. Su obra es todo eso, en efecto, pero, por encima de ello, es una amplia reflexión crítica sobre el modo en que las transformaciones producidas por la modernidad condicionaron la vida de los individuos, a los que apela una y otra vez, en forma de público, a los que dirige su trabajo para intentar dar sentido al nuevo tiempo, de forma que el despreciado pasado se integre en los moldes de la Restauración”.
Recordemos brevemente quién fue Marcelino Menéndez Pelayo. Nacido en 1856 en Santander, en el seno de una familia acomodada (su padre llegó a ser alcalde de la ciudad), desde su infancia mostró unas facultades intelectuales extraordinarias. Tras sus estudios en Barcelona, Madrid y Valladolid, realizó distintos viajes al extranjero y a su vuelta, con tan solo 21 años, obtuvo la Cátedra de Historia de la Literatura en la Universidad Central. De entonces datan sus primeros trabajos sobre filología (el más conocido, Horacio en España) y sus dos obras más polémicas: La Ciencia Española y la Historia de los heterodoxos españoles.
Su enorme capacidad de trabajo y su curiosidad inabarcable le llevaron al estudio de la literatura española en una Antología de poetas líricos castellanos, una Bibliografía hispano-latina clásica o unos seminales Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, entre otras obras. Su interés por los ideales artísticos, que estudió en Historia de las ideas estéticas en España (1883-1891) y, en definitiva, por la historia de nuestro país impregna el conjunto de su producción. En su momento fue comparado con autores de la talla de Mommsen, Taine o Burckhardt. De no fácil adscripción política e ideológica, su erudición y su inteligencia estuvieron fuera de toda duda, de lo que da prueba su pertenencia a las cuatro Reales Academias (Historia, Bellas Artes de San Fernando, Ciencias Morales y Políticas y Española), además de haber sido director de la Biblioteca Nacional durante catorce años.
Pocos intelectuales españoles cuentan con un currículum tan impresionante como el de nuestro protagonista. De ahí que sorprenda aún más el desconocimiento que hoy tiene la sociedad española sobre su figura, contra cuyo olvido reacciona la edición de los prólogos de este libro, como encomiable intento de arrojar luz sobre Menéndez Pelayo.
La obra reúne once textos, de distinta extensión y temática, que aparecieron en las obras más importantes del escritor cántabro. Como explica Álvarez Barrientos en el estudio preliminar, “En los prólogos, en los que juega con las voces enunciativas mientras apela al lector, la excusa de presentar el trabajo realizado le permite opinar sobre el presente, sobre el valor y la función de la tarea intelectual y erudita Se pueden entender como un cuerpo de doctrina que relaciona las materias de los libros con la actualidad indicando que lo que hace no es solo arqueología. Estos textos nos sirven para conocer sus opiniones sobre diversos asuntos, relacionados en distinta medida con las materias históricas y eruditas de que trata. Y este es su punto importante, porque Menéndez Pelayo ve siempre sus investigaciones sobre el pasado implicadas y relacionadas con el presente y el futuro de la nación”.
Concluimos con esta cita del profesor Miguel Ángel Garrido Gallardo sobre Menéndez Pelayo, aparecida en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia: “En resumen, gusten o no los registros de su retórica decimonónica, se ha de reconocer que Menéndez Pelayo ha desbrozado inmensos territorios para la investigación en la historia de la cultura y ha dibujado el itinerario básico por donde ha debido transitar en el siglo XX la investigación de la historia de la literatura española”.
Joaquín Álvarez Barrientos es Investigador Científico del CSIC. Director del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología del CSIC y miembro de su Comisión de Área de Humanidades y Ciencias Sociales, es presidente de la Sociedad Española de Estudios del s. XVIII y miembro del Consejo Rector del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo. Pertenece a los Grupos de Estudio del siglo XVIII de las Universidades de Cádiz y Salamanca y a la Real Sociedad de Menéndez Pelayo. Entre sus publicaciones destacan La novela del siglo XVIII (1991); El hispanismo que viene (2000); Se hicieron literatos para ser políticos (2004), Ilustración y Neoclasicismo en las letras españolas (2005), Los hombres de letras en la España del siglo XVIII (2006); La Guerra de la Independencia en la cultura española (2008), Larra y su mundo. La misión de un escritor moderno (2011), Menéndez Pelayo (1856-1912). Revisiones necesarias (2012), El crimen de la escritura. Una historia de las falsificaciones literarias españolas (2014).
*Publicado por Urgoiti Editores, marzo 2019.