GALAXIA GUTENBERG - GRANDES BATALLAS GUERRA CIVIL

De Madrid al Ebro. Las grandes batallas de la Guerra Civil española
Jorge M. Reverte y Mario Martínez Zauner

Siempre que realizamos una reseña sobre la Guerra Civil advertimos al lector de que está ante un tema sumamente trillado, objeto de una infinidad de libros, muchos de los cuales adolecen del vicio de la parcialidad, pues se impregnan de ese elemento tan propio de cierta historiografía española que antepone las cuestiones personales e ideológicas a los hechos y a las interpretaciones objetivas. El resultado suele ser devastador para quien no posea las herramientas y los conocimientos necesarios que le permitan discernir cuándo tiene ante sí un trabajo serio y riguroso y cuándo un simple panfleto, sin valor historiográfico. Aunque pueda parecer sorprendente, quizás no estemos preparados para abordar con la calma requerida este triste episodio de nuestro pasado y precisemos de otros setenta años para que, sosegadamente, se estudie y se escriba sobre él desde la razón, más que desde el sentimiento.

Por suerte, empiezan a aparecer (no al ritmo deseado) historiadores que, ajenos a las disputas partidistas o ideológicas, buscan con ahínco y objetividad desentrañar los interrogantes de uno de los conflictos más cruentos y desoladores de la historia española. Entre esos “quijotes” de la historiografía nacional se encuentra Jorge M. Reverte, quien lleva toda una vida dedicado a estudiar la Guerra Civil. Con la colaboración de Mario Martínez Zauner, acaba de publicar la obra De Madrid al Ebro. Las grandes batallas de la Guerra Civil española*, una síntesis del desarrollo de la contienda y de sus principales campañas, contada con la maestría de uno de los mejores historiadores militares del país. Alejado de toda pretensión demagógica, el trabajo de Jorge M. Reverte y Mario Martínez indaga en el desarrollo de la guerra, en las decisiones que tomaron sus principales protagonistas y en los aciertos y errores estratégicos y tácticos que se produjeron desde el alzamiento de julio de1936 hasta la sublevación del coronel Segismundo Casado, en marzo de 1939.

Junto al estudio de las batallas de la Guerra Civil, la obra intenta desmontar alguno de los tópicos que todavía prevalecen en el imaginario popular y entre muchos historiadores. Como explica Jorge M. Reverte en la introducción del libro, “Uno de los propósitos fundamentales de este trabajo es demostrar en primer lugar que Franco quiso desde el comienzo tomar Madrid, para acabar así la guerra, o el golpe en su momento. Hemos documentado al menos cinco ocasiones en que el caudillo de las fuerzas sublevadas intentó tomar la capital. El segundo de los propósitos es demostrar que Franco no pretendía tomar primero el territorio para hacer en él una escabechina, porque en ningún caso hubo dudas de que esa escabechina la iba a hacer al acabar el conflicto. Y así fue. Es también una falsedad muy cultivada por algunos historiadores sostener que el caudillo rebelde quería una guerra larga. Por el contrario, él quiso ganar cuanto antes, pero había algo que le detendría casi tres años, y se llamaba Ejército Popular de la República, una organización llena de defectos, pero también repleta de entusiasmo y patriotismo: los que le transmitieron sus grandes creadores, Juan Negrín y Vicente Rojo”.

GRANDES BATALLAS GUERRA CIVIL - FRENTE DE TERUEL

Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo el golpe de Estado, nadie sabía a ciencia cierta cuál sería su resultado final, ni quién permanecería fiel a la República o, por el contrario, se uniría a los rebeldes. De hecho, la suerte de muchas ciudades quedó marcada por las decisiones personales de los gobernadores militares o de los capitanes de las guarniciones. Dos días después de la sublevación, España se hallaba ya partida en dos grandes bloques. Se produjeron entonces los primeros movimientos de tropas, tanto de un bando como del otro, dirigidos a asentar su autoridad en cada territorio y, desde el lado nacional, a transportar el ejército de Marruecos a España. El momento decisivo de esta primera fase fue la fallida toma de Madrid por el Ejército de África, hecho crucial que para Jorge M. Reverte marcó el verdadero inicio de la guerra.

A partir de este momento, los autores comienzan a trazar el progreso del conflicto, explicando las estrategias de los rebeldes y de las fuerzas republicanas. Los primeros, con un ejército más poderoso y experimentado, hubieron de superar diversos obstáculos, como la disputa por la hegemonía en el mando militar o la siempre complicada tarea de cumplir con las expectativas de una evidente superioridad bélica (más teórica que práctica, todo sea dicho). Las fuerzas leales a la República, a pesar de estar fragmentadas, poco instruidas y preparadas para un conflicto de larga duración, lograron resistir con tesón los envites de un enemigo técnica y materialmente mejor organizado. Sin caer ni en la adulación ni en la aversión, los autores analizan las personalidades de los jefes militares de ambos ejércitos, escudriñando la eficacia de sus acciones y las alternativas que hubieron podido adoptar. Por supuesto, el papel de las potencias extranjeras en la contienda también es pormenorizadamente tratado.

La estructura de la obra presenta ciertas peculiaridades, pues deja de lado el tradicional eje cronológico y utiliza el territorial para disponer los capítulos. En palabras de Jorge M. Reverte, “La estructura del libro propone una periodización singular de la guerra civil: una primera fase marcada por el avance nacional hacia Madrid, desde el norte y el sur, que acaba en las distintas batallas por su conquista (Madrid, Jarama y Guadalajara); una segunda, tras el fracaso en la toma de la capital, en la que la lucha se desplaza al frente del norte, y que incluye los esfuerzos republicanos por impedir el avance nacional (el más destacado, el de Brunete); una tercera, tras la toma del norte por las tropas sublevadas, en la que lo más destacable acontece en los escenarios de Aragón (Belchite, Teruel) y de Levante (Castellón), hasta que el territorio de la República queda partido en dos; y una cuarta y última etapa, marcada por el último intento republicano de inclinar la contienda a su favor en la batalla del Ebro, y tras su fracaso, por la toma por los franquistas de Cataluña. Madrid, que había sido la obsesión de los golpistas dirigidos por Emilio Mola, y del ejército franquista después, fue la última en caer”.

Aunque al comienzo de las hostilidades aún no quedaba claro, a medida que avanza la guerra y se “profesionalizan” las fuerzas republicanas, emergen dos protagonistas indiscutibles sobre quienes recaerá el peso de la contienda: Franco y Vicente Rojo. Se observa en la obra cierto respeto y admiración por el Jefe del Estado Mayor republicano, pues fue el único capaz de aportar orden y coherencia a un ejército desmoralizado y carente de los principios básicos de instrucción militar. La estrategia seguida por Rojo se puede resumir en la expresión “quiero, pero no puedo”. Sus planes, la mayoría de las veces encaminados a detener o a distraer al enemigo de la ofensiva que tenía en marcha, se estrellaban irremediablemente contra un adversario mejor pertrechado y cohesionado. Las victorias republicanas se reducían a empates técnicos o a detener ofensivas, pues poco más podían hacer. Por el lado rebelde, Franco aplicó su aplastante superioridad para barrer al enemigo (por ejemplo, la campaña del Norte se hizo de forma rápida y metódica) aunque, en ocasiones, sus decisiones, motivadas por la obstinación o el orgullo, condujeron a la muerte innecesaria de hombres en zonas de escaso valor estratégico.

GRANDES BATALLAS GUERRA CIVIL - ROBERT CAPA CERRO

Quien busque un libro de buenos y malos, de blancos y negros, de héroes y cobardes, se equivoca de obra. El trabajo de investigación llevado a cabo por Jorge M. Reverte y Mario Martínez analiza fría y duramente el transcurso del conflicto. Como en cualquier guerra, la muerte lo envuelve todo. A lo largo de los tres años de lucha se sucedieron actuaciones heroicas, defensas numantinas, movimientos brillantes y errores de cálculo, pero al final, por encima de la descripción de los hechos, predomina esa sensación de hastío y sinsentido que encierra todo enfrentamiento fratricida. Junto a la excepcional labor de síntesis y análisis que acometen los autores, el libro nos sirve como recordatorio de los riesgos de reproducir un contexto de crispación política que, entonces, nos arrastró a una contienda cuyas secuelas aún no han cicatrizado como debieran.

Jorge M. Reverte (Madrid, 1948) es periodista, historiador y novelista. Como periodista ha colaborado con Cambio 16, La Calle, El Periódico de Cataluña, TVE y El País. Como historiador ha publicado, con gran éxito de crítica y ventas, una serie de libros entre los que destacan las diversas ediciones de La batalla del Ebro (más de 100.000 ejemplares vendidos en España), Hijos de la guerra, La batalla de Madrid, La caída de Cataluña (por la que recibió el Premio Terenci Moix al mejor ensayo internacional de 2006), El arte de matar, Soldado de poca fortuna, La División Azul y La furia y el silencio. Mario Martínez Zauner (Madrid, 1983) es historiador y antropólogo. Ha trabajado como documentalista en diversas publicaciones sobre la guerra civil y la dictadura, como La batalla del Ebro, La batalla de Madrid, El arte de matar o La furia y el silencio. También ha participado como autor en la obra colectiva Carabanchel, Lugares de represión, paisajes de la memoria, y ha coordinado la obra, también colectiva, Pasados de violencia política: memoria, discurso y puesta en escena. Recientemente, ha defendido su tesis doctoral sobre la lucha de los presos políticos en las prisiones del tardofranquismo.

*Publicado por Galaxia Gutenberg, noviembre 2016.