Hoy todavía resulta complicado estudiar el franquismo. Casi cuarenta años después de la muerte de Francisco Franco muchos de los trabajos publicados, ya sea por falta de perspectiva o por factores ajenos a la historiografía, carecen del rigor necesario para abordar un período esencial de nuestra historia reciente. Como ya decíamos en una reseña anterior, el fuerte carácter «sentimental» que parece aún dominar el análisis de este período acaba por sobreponerse a los intentos de estudio objetivos y serios, y conduce a la aparición de verdaderos bandos enfrentados dentro del mundo académico. El público no es extraño a este fenómeno y suele juzgar un libro por su autor o por su temática sin tan siquiera haberlo leído. Es una lástima que esa actitud se esté generalizando pues muchos lectores perderán la oportunidad de leer trabajos cuyo calidad e interés, más allá de la ideología del autor, son innegables.
Vaticinamos que esto mismo podrá suceder, desgraciadamente, a la obra del profesor Armand Balsebre y de la periodista Rosario Fontova Las cartas de La Pirenaica. Memorias del antifranquismo*, cuando algún lector curioso se acerque a ojear la contraportada y vea que se trata de las cartas enviadas a una emisora del Partido Comunista de España durante la década de los sesenta. También es probable que otros se adueñen de su contenido para darle un uso distinto al que sus autores habían previsto cuando comenzaron a revisar las cartas reunidas en los archivos del PCE. Tanto unos como otros obviarán lo que sin duda es el rasgo más destacable del libro, su enorme interés histórico. La obra constituye un testimonio fidedigno de una etapa dura de nuestra historia cuyo sufrimiento y pesar es recogido por quienes más de cerca la sufrieron: los españoles.
Para la inmensa mayoría de los nacidos a partir de los años setenta la emisora Radio España Independiente (más conocida como La Pirenaica) nos era una completa desconocida. Salvo para quienes hayan estudiado con más detalle estos años o los conozcan por algún familiar, lo más seguro es que no sepan cuál fue el papel que jugó como «altavoz del antifranquismo«. En el primer capítulo del libro («Radio España Independiente, ‘La única emisora española sin censura de Franco’ y el aliento moral de miles de oyentes«) se analiza la «intrahistoria» de esta radio: su origen, la línea editorial, las relaciones con el PCE, los cambios de sede, los locutores, su audiencia, la programación y sus formas de contactar con los oyentes, entre otras muchas cuestiones.
El libro de Armand Balsebre y Rosario Fontova no tiene por objeto estudiar únicamente la emisora: su cometido es más amplio y busca ofrecer una imagen «alternativa» a la España de los años sesenta a través de la correspondencia remitida a La Pirenaica durante aquella década. En total son más de 15.000 cartas analizadas sin contar las que se han perdido o no llegaron a su destinatario. Como los propios autores explican en el prólogo, «el objetivo de este libro es la elaboración de un estudio de la memoria histórica del antifranquismo a partir de las cartas de los oyentes de La Pirenaica, como método para la composición de una historia política, social y cultural de la España de la Dictadura, desde la perspectiva de las víctimas del franquismo y en el contexto de la propia historia del PCE y de su mayor órgano de información y propaganda«.
Podemos aproximarnos a la obra desde distintos ángulos. Por un lado, resulta inevitable que en ella aparezcan reflexiones políticas, no tanto por los autores sino por el contenido de las propias cartas. Su destinatario era una radio comunista en un contexto histórico muy politizado y aunque buena parte de los oyentes no compartieran esta ideología, tenían cierta afinidad con ella. Muchos de sus programas eran, además, utilizados como instrumento de propaganda del ideario comunista. Por otro lado, el libro es también es un estudio del Partido Comunista y de los métodos empleados en su oposición al régimen franquista, además de analizar los mecanismos de que disponía el franquismo para imponer sus criterios y callar a las voces discrepantes. Todas estas lecturas que pueden hacerse del libro –
Aunque Radio España Independiente comenzó a emitir en 1941 (hasta 1977), Armand Balsebre y Rosario Fontova prestan más atención al período que va desde 1962 a 1967, cuando el volumen de las cartas recibidas fue mayor. España sufrió en estos años numerosas transformaciones políticas, económicas y sociales, pero también tuvieron lugar sucesos que sacudieron la imagen de apertura y estabilidad que quería transmitir el régimen. Las huelgas mineras de Asturias o las respuestas a la ejecución de Julián Grimau, por ejemplo, impulsaron a muchos españoles a escribir a La Pirenaica para expresar su malestar y oposición. Una de las virtudes de esta obra consiste en saber alternar la reproducción de los testimonios recogidos en la correspondencia con el contexto en que se produjeron, de modo que cada capítulo se dedica a una cuestión concreta, sin perder la visión de conjunto.
La imagen de España que transmiten las cartas reproducidas es desoladora, especialmente la descrita en los capítulos dedicados a la posguerra, a la emigración y a las condiciones de vida. Los autores de estas cartas, que no tenían ningún motivo para inventarse sus penurias, son trabajadores, campesinos, estudiantes, obreros o amas de casa; salvo una minoría de «corresponsales-
Destaca el gran número de cartas que proceden de emigrados o exiliados. Las dificultades, naturales o impuestas, que obstaculizaban la recepción de la señal en la Península (y el miedo a ser descubierto oyendo la emisora) provocaron que los españoles en el extranjero contribuyesen de forma más activa a la propagación de los mensajes y mostraran al mundo la España más desconocida. Aunque también reflejan la cara más amarga de la inmigración y las difíciles condiciones que debían afrontar.
Las cartas de La Pirenaica. Memorias del antifranquismo es una obra dura y triste que nos muestra una parte de nuestro pasado más sombrío. Más allá de las lecturas políticas que de ella puedan hacerse (y que inevitablemente se harán), queremos resaltar su valor histórico y testimonial pues, como afirman los autores en el epilogo, «Las cartas constituyen testimonios escritos de personas que se desnudan emocional y espiritualmente. Hemos hallado historias de heroísmo, de solidaridad, de sufrimiento, pero todas ellas contienen un alto grado de frustración en el legítimo deseo de llevar una vida digna. Las informaciones que aportan sobre alimentación, vivienda, educación y ocio colocan bajo el microscopio la vida doméstica de los españoles antifranquistas, con numerosos detalles que complementan las cifras de la macroeconomía. El sarcasmo y el sentido del humor están también presentes. Son abundantes los chistes y burlas contra Franco, que circulaban por toda España. Era la única forma de enfrentarse al franquismo sin represalias«.
Armand Balsebre es catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre su bibliografía se encuentra Historia de la radio en España (2002), Los mitos de la publicidad radiofónica (2006) y El lenguaje radiofónico (1994). Rosario Fontova, especializada en comunicación cultural y en investigación histórica, ha publicado, entre otras obras, Historias de la prisión (2010).
*Publicado por Ediciones Cátedra, marzo 2014.