La Generación del 14: España ante su modernidad inacabada
VV.AA.

El primer tercio del siglo XX fue un vergel para la cultura española. Tras décadas de un mediocre nivel intelectual, el desastre de 1898 hizo de catalizador y despertó abruptamente a España de su letargo. En pocos años conseguimos situarnos a la altura de nuestros vecinos europeos e incluso tutearlos. Los premios Nobeles que atesoramos de aquellas décadas dan buena fe del renacer cultural vivido por el país en aquella Edad de Plata de las letras y ciencias hispanas.

La historia, propensa a la clasificación y a la jerarquización, ha encuadrado a los diversos intelectuales de principios de la centuria en “generaciones”, ya se trate de la del 98 (Miguel de Unamuno, Jacinto Benavente, Vicente Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu o Antonio Machado, entre otros) o de la del 27 (Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre o Emilio Prado). Por supuesto, cada “generación” no es un compartimento estanco, y priman los matices y las peculiaridades personales sobre las colectivas.

No tan conocida como las dos anteriores es la Generación del 14, que engloba a los escritores y pensadores nacidos en torno a 1880 cuya actividad literaria se despliega ya en el siglo XX, pues empiezan a intervenir y a actuar públicamente en torno a 1914. El pedagogo Lorenzo Luzuriaga, a quien se atribuye la autoría del nombre, optó por esa fecha pues fue el año en que José Ortega y Gasset, referente indiscutible de esta generación, publicó uno de sus libros más conocidos, Meditaciones del Quijote. Entre los miembros que acompañan a Ortega se encuentran figuras de la talla de Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, Américo Castro, Manuel de Falla, Luis Araquistaín, Ramón Gómez de la Serna, Manuel Azaña, Gregorio Marañón o Eugenio D’Ors, entre otros.

Hace dos años se celebró el primer centenario de la Generación de 14. Aunque se organizaron eventos y conmemoraciones, lo cierto es que el centenario pasó bastante inadvertido —somos un país poco dado a grandes festividades cuando se trata de nuestro pasado—. Entre los pocos “homenajes” habidos destaca el seminario celebrado en el Palacio de la Colomina, de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, los días 26 y 27 de junio de 2014, que da título al libro que hoy reseñamos, La Generación del 14: España ante su modernidad inacabada*. Los profesores Hugo Aznar, Elvira Alonso Romero y Manuel Menéndez Alzamora, editores de la obra, se proponen, más que estudiar las características de aquella Generación, entablar un diálogo entre los tiempos que corren y las ideas, personas y obras de sus miembros. En palabras de Hugo Aznar y Manuel Menéndez: “Ha pasado un siglo desde que aquella Generación conformase el núcleo más programático de la Edad de Plata, de nuestro retorno a la Modernidad. Un siglo puede hacerla parecer lejana, pero estamos hoy muy cerca de lo que quiso y propuso aquella Generación. Sus textos y sus propuestas, cuando se leen […] nos suenan cercanos. Más que un homenaje en la distancia, este centenario debería servir para dialogar con estos nuevos clásicos españoles, a los que ahora podemos apelar sin dejar de sentirnos plenamente europeos y muy modernos… o postmodernos, pero en cualquier caso a la altura de los tiempos”.

Que la fecha escogida para representar a todos estos pensadores coincida con el inicio de la Primera Guerra Mundial no es baladí. La Gran Guerra sacudió violentamente a la sociedad occidental y nada fue igual a partir de entonces. España se mantuvo neutral, a pesar de las presiones internas y externas. Los miembros de la Generación del 14 vivieron con aflicción el desarrollo de las hostilidades, pues habían puesto grandes esperanzas en “europeizar” España y ahora veían con angustia cómo esa idealizada imagen de Europa se venía abajo. A pesar del varapalo que recibieron, no cejaron en su empeño de cambiar y enderezar el futuro de España.

PENSAR EN ENSAYO CONFERENCIA ORTEGA Y GASSETNo cabe duda de que esta Generación fue la más política de las que aparecen en el siglo XX. Su objetivo era, según destacan los editores de la obra, conformar “todo un proyecto de transformación profunda de España destinado a que el país retornara a su lugar en la contemporaneidad”. Las señas de identidad de la Generación del 14 fueron, en efecto, la política activa y la educación. Ortega, Azaña o Araquistaín intentaron denodadamente elaborar una nueva política que hiciese resurgir a España, aunque por desgracia su sueño acabó, como acaban muchos ideales, silenciado por el ruido de las balas.

La obra reúne varias de las contribuciones presentadas en el seminario de 2014. Como solemos advertir acerca de las obras colectivas, prima la heterogeneidad de los textos. En total son quince artículos, divididos en tres grandes bloques (Personas, Ideas y Proyecciones). Quizás el único “pero” que podemos hacer es la preeminencia, excesiva, que se confiere a Ortega y Gasset, especialmente en el apartado Ideas, cuyos capítulos están dedicados a analizar tan solo el corpus doctrinal del autor de Meditaciones del Quijote. Es obvia la importancia del intelectual madrileño, pero no hubiese estado de más abordar el pensamiento de otras destacadas figuras de la Generación del 14.

En el bloque dedicado a “Personas” se estudia el papel de Miguel de Unamuno, precursor intelectual de la Generación del 14; la contribución del empresario Nicolás María de Urgoiti al desarrollo de aquella, aglutinando en el diario El Sol a una legión excepcional de pensadores del 14; y la relevancia del editor José Ruiz-Castillo Franco, fundador de Biblioteca Nueva. También se analiza la figura fundamental de Manuel Azaña, así como la del sacerdote Ángel Herrera Oria. Cabe destacar el capítulo dedicado a las mujeres que formaron parte de la Generación del 14, en el que se incluyen Carmen Burgos, Victoria Kent, Zenobia Camprubí, Clara Campoamor, Margarita Nelken o María de Maeztu, por citar solo algunas. Marcia Castillo, autora del texto, estudia sus trayectorias, intereses y rasgos que compartieron.

El bloque “Ideas” está dedicado, ya se ha dicho, en exclusiva a José Ortega y Gasset. Explora desde distintos enfoques el proyecto filosófico y político del máximo representante de la Generación del 14, probablemente el pensador español más relevante de los últimos siglos. Su visión de las pinturas del Greco y su extrapolación a la cultura española; la proyección europea de España; sus ideas políticas, reflejadas en la conferencia Vieja y nueva política; su relación con el socialismo y su visión pedagógica y filosófica, son otras tantas cuestiones que componen este apartado. Le sigue la sección de “Proyecciones”, dedicada a los “ecos postreros” de la Generación del 14 así como a la influencia que ejerció en pensadores como Enrique Tierno Galván o Francisco Umbral y en las corrientes filosóficas ulteriores.

Al recordar nuestra Edad de Plata, solemos prestar mayor atención a la generación del 98 o del 27 ¿Quién no ha leído una antología de poemas o de escritos de alguna de ambas? La del 14 ha pasado casi inadvertida, aunque su repercusión en la historia de España quizás sea más significativa que la de las dos anteriores. Todavía hoy seguimos sintiendo su influencia, pues somos herederos de los principios que defendieron sus miembros, quienes pusieron los medios, hasta entonces sólo diseñados en la teoría, para llevar a cabo la regeneración y modernización de España.

Deberíamos acudir más a menudo a ella para encontrar la ayuda y la inspiración necesaria en los turbulentos tiempos que corren, cuyo paralelismo con los de entonces resaltan los editores de la obra: “El éxito de la Transición de finales del siglo XX se gestó en aquella primera otra transición de comienzos de siglo: la que llevó a los estudiantes becados a Europa a recoger y traer ideas, la que ensalzó a los científicos, a los innovadores, la que permitió estudiar, escribir y votar a las mujeres, la que llenó el país de editoriales y publicaciones, la que pensó, escribió y debatió con una valentía y libertad intelectual a las que se había renunciado durante siglos”.

*Publicado por la editorial Plaza y Valdés, enero 2016.