PUV - FORMACION DE LOS SISTEMAS POLITICOS

La formación de los sistemas políticos. Europa (1300-1500)
John Watts

La Europa que hoy conocemos hunde sus raíces en el Imperio romano. La división artificial del continente en Estados y naciones es, sin embargo, algo más reciente. Sin entrar en disquisiciones terminológicas, la preconfiguración de los reinos francés, castellano, aragonés o inglés, entre otros, se produce durante la Baja Edad Media. A lo largo de los siglos XIII a XV, el caos y la anarquía reinantes en la Europa medieval comenzaron a desaparecer. Los reyes recuperaron su autoridad, las instituciones políticas y administrativas se consolidaron y se creó una nueva cultura política, que sirvió de andamiaje intelectual a las transformaciones del continente. La oscuridad que muchos han atribuido al Medievo (un mito por desgracia muy asentado) dio paso a la claridad de unas centurias fascinantes, en constante ebullición, cuya historia, poco conocida, nos ayuda a comprender incluso la constitución de la Europa del siglo XXI.

La Guerra de los Cien Años, el gran Cisma de Occidente, la irrupción de la peste, las contiendas civiles del siglo XV, la eclosión de las primeras universidades, el resurgir de las ciudades y el comercio internacional, las revueltas populares… la Baja Edad Media presenta un sinfín de matices que hacen de ella una época única. Es imposible definirla en apenas unas palabras, pues sus contradicciones internas son tan evidentes y las diferencias tan abruptas que calificativos opuestos sirven para describir una misma situación. Como todo periodo de cambio, y durante este fue radical, la confusión campaba por doquier y la vida política se llenaba de incertidumbre, mientras que, lenta y soterradamente, el sistema institucional se iba consolidando. El totum revolutum que era la Europa de aquellos siglos obliga al historiador a un esfuerzo metodológico notable, de ahí que las distintas corrientes historiográficas hayan planteado sus tesis (no siempre coincidentes) utilizando un amplio abanico de premisas e interpretaciones.

El historiador británico John Watts nos aporta en La formación de los sistemas políticos. Europa (1300-1500)* una nueva visión de esos siglos. Así la describe en su introducción: “Este libro tiene dos objetivos principales. El primero, escribir sobre la Baja Edad Media en un lenguaje diferente al de los valores predominantes de ‘declive’, ‘transición’, ‘crisis’ o ‘desorden’. Esto, tal vez, sea empujar una puerta ya abierta —pocos de los bajomedievalistas actuales ven realmente el periodo en dichos términos— pero, por razones que examinaremos a continuación, siguen siendo los términos que manejan los principales manuales. El segundo objetivo, quizás más ambicioso, es ofrecer una interpretación analítica de la política del período, explicando qué contenía dicha política, de dónde procedía y cómo se fue desarrollando con el paso del tiempo”.

CIUDADES IMPERIALES LIBRESFrente a quienes han enfatizado las cuestiones económicas o sociales (especialmente las crisis y la descomposición social de aquellos siglos), o frente a quienes esgrimen el desorden y la guerra como motores del cambio en la Baja Edad Media, el profesor de Oxford revindica la historia política. Ahora bien, por historia política John Watts no entiende la mera narración concatenada de hechos. Su análisis va más allá y se interesa por las estructuras y los procesos políticos de aquel periodo, desde unas premisas que sintetiza en estos términos: “La palabra ‘estructura’ es una de esas que pesa, y que tal vez necesite de alguna explicación previa. La uso para referirme a los marcos, formas y patrones en los que tuvo lugar la política: marcos, formas y patrones que condicionaron dicha política y que tuvieron cierto papel a la hora de causar, así como de explicar la acción política —porque proporcionaban herramientas, soluciones, ideas o posibilidades a los políticos—- Entre las más habituales de aquellas estructuras estaban las instituciones políticas y sociales […]: reinos, imperios, iglesias, comunas, principados, ligas, gremios, compañías, estamentos, tribunales, señoríos, dinastías, afinidades, partidos, etc. Dentro de ellas y en ocasiones trascendiéndolas, había otras estructuras institucionales o subestructuras: redes de tributación, representación, administración y organización militar; jerarquías formales e informales; organismos de comunicación, explotación o regulación”.

Como se desprende de la extensa cita anterior, el historiador británico se adentra en las entrañas del sistema político medieval. Otorga un peso preminente a estas “estructuras” frente al individuo o a las solidaridades colectivas (ya sean clases o estamentos) que, para John Watts, están condicionadas por el marco institucional, ideológico o discursivo imperante en la Baja Edad Media. Incluso la guerra se convierte en una continuación de la política (planteamiento similar al que haría el teórico militar von Clausewitz). Para confeccionar un cuadro lo más completo posible, el autor no se circunscribe solo a los reinos de la Europa Occidental, sino que también estudia los orientales, cuyos avatares eran similares a los de sus vecinos de poniente.

La obra sitúa su punto de partida en el siglo XIII y concluye en torno al año 1500. Gira sobre la idea de la continuidad y la progresión de unas estructuras que, de forma irregular pero constante, fueron arraigando a lo largo de este lapso de tiempo. La gradual emergencia de instituciones políticas más poderosas y plurales, además de la proliferación de organizaciones superpuestas y con cierto nivel de autonomía a finales del siglo XIII, hizo que se fueran configurando verdaderos “sistemas políticos regnales” de gran extensión y fuerza. Este hecho afectó a la configuración política del momento, pero también incidió profundamente en la cultural, influyendo en el pensamiento y en el debate político, en las formas de comunicación e incluso en las relaciones dentro la propia sociedad bajomedieval.

ENRIQUE IV - FORMACION SISTEMAS POLITICOSEl historiador británico lucha denodadamente por evitar el catastrofismo al que algunos de sus homólogos han sucumbido. Por ejemplo, niega que se produjera un declive de la autoridad en aquellos años, o que el uso de compañías mercenarias en las guerras del siglo XIV inaugurase una nueva era de violencia. John Watts intenta ir más allá de los conflictos y de los cismas, para adentrarse en los rasgos comunes de las actividades políticas de la Europa medieval, que permitieron el crecimiento de los gobiernos europeos. Entre ellos se hallan el fortalecimiento de la jurisdicción estatal, la ampliación de derechos de servicio militar, la creación de ejércitos más eficaces, la aplicación de nuevos tributos (para lo que se mejoró el sistema de recaudación), el diálogo con grupos representativos de los súbditos, la creación de una burocracia especializada, el incremento en el boato de la Corte y en la proyección del poder o el uso de mecanismos para sellar la lealtad de otros titulares del poder.

Al estudiar esos fenómenos, Watts también aborda sus consecuencias. Según su tesis, “[…] El crecimiento del gobierno tuvo dos consecuencias principales que fueron fundamentales en la experiencia política del siglo XIV. La primera fue la multiplicación de los conflictos jurisdiccionales, en tanto en cuanto los reyes, príncipes, municipios e iglesias intentaron ejercer nuevos derechos sobre todos aquellos que reclamaban como súbditos. Esto, como veremos, fue la causa primordial de muchas de las guerras y enfrentamientos del período. La segunda consecuencia principal […] es el crecimiento de la comunidad política: unos gobiernos más activos crearon unos súbditos más políticamente comprometidos y mutuamente interactivos […] A medida que creían y se desarrollaban, las instituciones políticas y gubernamentales no solo provocaban reacciones, sino que también creaban mecanismos de crítica y resistencia más importantes y trascendentales”.

No negaremos que la presente obra sobrepasa los parámetros a los que está habituado un lector no especializado. Las citas que hemos transcrito son buen ejemplo del lenguaje académico que utiliza el historiador inglés. El libro es sumamente interesante, pero requiere atención y dedicación, pues no se trata de un mero ensayo con afán divulgativo, sino de una investigación meticulosa y sugestiva sobre el sistema político de la Baja Edad Media. El original enfoque, las cuestiones tratadas (que rara vez aparecen en los manuales sobre aquel período), la superación de los mitos historiográficos medievales y la destreza del autor hacen muy aconsejable su lectura.

John Watts es tutor en Historia y miembro del Corpus Christi College, en la Universidad de Oxford. Entre sus publicaciones anteriores figuran Henry VI and the Politics of Kingship (1996), The End of the Middle Ages? (1998) y, como co-editor, Power and Indentity in the Middle Ages (2007).

*Publicado por Publicacions de la Universitat de València, marzo 2016