Cuando hablamos de la Antigua Grecia, probablemente nos vengan a la cabeza la Atenas de Pericles, con su Partenón y su sistema democrático, o la belicosa Esparta con sus invencibles falanges. La literatura y las artes han potenciado la imagen de unas ciudades majestuosas en plena Edad de Oro. Aunque, por supuesto, esas apreciaciones no son equivocadas, la Hélade fue mucho más que la mera confrontación de ambas ciudades-estado. La influencia de la cultura helénica se prolongó durante centurias, llegando incluso a Roma.
Curiosamente, el gran público no suele asociar el imperio macedónico de Alejandro Magno con aquella Grecia, a pesar de la cercanía temporal: la Guerra del Peloponeso concluye con la victoria espartana en el año 404 a.C. y Alejandro Magno es proclamado rey solo setenta años más tarde. Aun así, se tiende a disociar ambos sucesos, ampliando la brecha temporal entre ellos. Da la impresión de que la caída de Atenas supuso el ocaso de la cultura griega ¡Nada más lejos de la realidad!
El período que abarca desde la muerte de Alejandro Magno (en el siglo IV a. C.) hasta la dominación romana (en el siglo I a. C.) en la costa este del Mediterráneo y en Oriente Próximo se denomina “helenístico”. La desmembración del Imperio alejandrino provocó la aparición de nuevos reinos que, liderados por los generales macedonios y por sus herederos, controlaron la región durante centurias, hasta que la llegada de las legiones romanas acabó con su hegemonía. Esos tres siglos estuvieron marcados por el predominio de la cultura griega, que extendió su influencia hasta alcanzar la frontera del continente indio. El urbanismo, las artes o la filosofía lograron un desarrollo sin parangón. Menos conocido por el gran público, el helenismo supuso la culminación de lo “griego”. No obstante, el florecimiento de ciudades y reinos estuvo condicionado por un clima político de gran inestabilidad en el que la verdadera autoridad era el ejército. Sin su apoyo, cualquier dirigente estaba abocado al fracaso.
Angelos Chanoitis, profesor de Historia antigua en Princeton y Oxford, recorre en La era de las conquistas. El mundo griego de Alejando a Adriano (360 A.C. -138 d.C.)* esta fascinante época. Comienza con el reinado de Alejandro y sus conquistas, hasta la muerte del emperador romano Adriano, mientras examina las estructuras sociales, los desarrollos económicos, los sucesos políticos y el pensamiento griego. Como explica el autor en el prefacio de la obra, “Este libro está dirigido a un público no especializado y pretende proporcionar información general acerca de los principales acontecimientos políticos, sociales y religiosos ocurridos en las regiones en las que vivieron los griegos después del período clásico. Abarca dos períodos históricos que suelen tratarse por separado: el helenístico, que empieza convencionalmente con las campañas de Alejandro Magno o con su defunción (334 o 323 a.C.) y termina con la muerte de Cleopatra (30 a.C.), y los comienzos del imperial, desde la creación de la monarquía augusta (27 a.C.) hasta la muerte de Adriano (138 d.C.). […] El título de La era de las conquistas no solo se refiere al hecho de que los hitos fundamentales de ambos períodos sean conquistas militares (de Filipo y Alejandro, los reyes helenísticos, los generales y emperadores romanos, los partos y otros estados orientales), sino, metafóricamente, a la expansión sin precedentes que se dio en los ámbitos del conocimiento, las habilidades técnicas y los horizontes intelectuales”.
El libro de Chaniotis es una excelente invitación a volver la mirada a un tiempo olvidado. El brillo del antes (la Grecia Clásica) y del después (el Imperio romano) han eclipsado unos siglos que han pasado algo desapercibidos, incluso para los propios historiadores. El autor es capaz de sintetizar en pocos capítulos las claves de este período y mostrar con destreza, asequible incluso al lector más inexperto, la relevancia de un período, el “helenístico”, de un interés incuestionable. Nos hallamos ante un ejemplo de lo que ha de ser una obra divulgativa, en la que se combina la erudición con la capacidad de explicar cuestiones complejas a los no especialistas. Sin omitir detalle, nos permite conocer con meridiana claridad los aspectos más importantes (no solo los políticos) del mundo griego durante cinco siglos.
Una de las cuestiones que más preocupa a Angelos Chaniotis es el marco temporal. Dedica un espacio considerable de la introducción del libro a explicar el momento que escoge para el momento final de su trabajo (el de partida, el reinado de Alejandro Magno es menos controvertido). La mayoría de los estudiosos suele situar el suicidio de Cleopatra, la última reina de la dinastía ptolomea instaurada en Egipto tras la muerte de Alejandro, en el año 30 a.C. como punto final del periodo helenístico. Pero para Chaniotis: “Sin embargo, 30 a. C. no constituye ningún punto de inflexión en la historia de la sociedad, la economía, la religión ni la cultura. En la edad helenística se observan tendencias que se prolongaron durante los dos siglos posteriores a la muerte de Cleopatra”. De este modo, el libro sigue explorando la historia del mundo griego hasta bien entrado el Imperio romano.
Aunque resulte una obviedad, hay que precisar que la obra gira exclusivamente en torno a la cultura griega. Los grandes personajes que aparecen en sus páginas (sobre todo romanos, como Julio César, Marco Antonio, Augusto o Nerón) lo hacen en relación con la Hélade. También resulta evidente que el mundo griego no se circunscribe únicamente a lo que hoy conocemos como Grecia, pues su área de influencia era mucho mayor, abarcando territorios tan dispares como Asia Menor, Siria, la Cirenaica, el Delta del Nilo, el litoral septentrional del mar Negro, Asia central o el sur y el oeste de Italia. A todos estos lugares llegó, con mayor o menor intensidad, el helenismo y así queda reflejado en el trabajo de Chaniotis.
Para conjugar en un mismo relato un arco temporal tan dilatado, así como la diversidad de los territorios bajo influencia griega, el historiador heleno opta por dividir su obra en dos grandes bloques, siendo el punto de inflexión la injerencia romana. El primer bloque comprende desde mediados del siglo IV a.C. hasta finales del siglo III a.C., y de él se abordan los hechos (políticos) más importantes (el imperio alejandrino y su fragmentación tras su muerte). Se realiza, además, un análisis en varios capítulos del sistema político, la administración de los distintos reinos, las instituciones civiles y militares griegas y la sociedad de la época. El segundo bloque versa sobre la presencia de Roma y cómo afectó al mundo griego.
Los últimos capítulos del libro abandonan la estructura previa y se ocupan de cuestiones más generales, como son los trascendentales cambios que se produjeron en la sociedad, cultura y religión durante aquel período. Además, Chaniotis busca encuadrar la historia de los griegos dentro de la historia global. El suyo es, pues, un trabajo muy completo en el que poco se pasa por alto. Para quienes quieran profundizar en este período, pocos libros le resultarán más útiles.
Concluimos con esta reflexión del autor: “Los factores unificadores de la «larga era helenística» que la distinguen también de los períodos precedentes son la importancia de la monarquía; el marcado impulso imperialista que caracterizó la política tanto de los reyes helenistas como del Senado romano; la estrecha interdependencia de los sucesos políticos de los Balcanes, Italia, la región del mar Negro, Asia Menor, Oriente Próximo y Egipto; la mayor movilidad alcanzada por las poblaciones de estas áreas; la propagación de la vida y la cultura urbanas; los avances tecnológicos, y la homogeneización gradual de la lengua, la cultura, la religión y las instituciones. La mayor parte de dichos fenómenos no existía en magnitudes similares antes de las campañas de Alejandro. Este período fue la verdadera edad griega en un sentido en el que no lo fue ninguna de las que la habían precedido en su historia”.
Angelos Chaniotis es profesor de Historia Antigua y de Estudios Clásicos en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Su amplio campo de investigación abarca la historia social, cultural, religiosa, legal y económica del mundo helenístico y del Imperio romano de Oriente. Es autor de diversos libros y artículos y editor de las revistas Supplementum Epigraphicum Graecum y Mnemosyne. De us obras destacan War in the Hellenistic World (2005).
*Publicado en la editorial Pasado&Presente, noviembre 2018. Traducción de David León Gómez.