MARCIAL PONS - CIVILIZACION DEL EGIPTO

La civilización del Egipto faraónico
Jesús Urruela Quesada y Juan Cortés Martín

Pocas civilizaciones han despertado mayor fascinación que la egipcia. Sus imponentes pirámides, sus majestuosos templos y su extraordinario desarrollo tecnológico han cautivado a especialistas y profanos. Suele ser bastante habitual que las cadenas de televisión dedicadas a la historia emitan documentales sobre los misterios que rodean al pueblo egipcio, algunos de los cuales acaban degenerando en pseudo historias o en teorías conspiratorias, en las que no suelen faltar los extraterrestres. Esto se debe, en gran medida, al embrujo que siguen causando su arquitectura y su cultura (es imposible no asombrarse al contemplar sus construcciones) y a las incógnitas que envuelven a su legado. Es tanto lo que aún desconocemos sobre esta civilización milenaria que nuestra ignorancia ha dado pábulo a múltiples especulaciones (campo abonado para los iluminados y sus extravagantes explicaciones) con el propósito de rellenar esas lagunas. Bien podríamos utilizar en este caso las palabras de Winston Churchill al referirse a Rusia: “Es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”.

Al margen de las teorías inverosímiles y de la historia-espectáculo, el pasado de la civilización del Nilo ha sido profusamente estudiado por los especialistas. Los vestigios arquitectónicos y documentales han permitido reconstruir el devenir del Imperio egipcio, que perduró, con sobresaltos, durante casi tres milenios. Aunque la inmensa mayoría de los testimonios se han perdido, los que nos han llegado son lo suficientemente importantes como para permitirnos tener una idea aproximada de cómo estaba estructurada la sociedad y la política en el Antiguo Egipto. Las élites gobernantes egipcias gustaban de recoger todo por escrito, lo que ha dado pie a un gran número de monografías y trabajos. Es cierto, sin embargo, que estos últimos rara vez llegan al gran público, cuyas preferencias se decantan por obras divulgativas que, por desgracia, no siempre alcanzan un nivel decente. Conocer en detalle la historia de este pueblo (y ser capaces de trasladarla a un público lego) requiere tiempo, dedicación y una formación que pocos alcanzan.

La obra de los profesores Jesús Urruela Quesada y Juan Cortés Martín, La civilización del Egipto faraónico* busca condensar las principales nociones sobre el Antiguo Egipto y ofrecer al lector menos especializado una aproximación general a esta civilización. En palabra de los autores: “Se han intentado abordar aquí aquellos aspectos generales de la cultura egipcia en los que la investigación ha podido añadir algo, a veces solo matices, a veces alguna consecuencia importante, pues no se trata de negar los aciertos de entonces, aunque sí evitar ciertos mitos de la propia disciplina. Se pretende dar una visión actualizada sobre la civilización egipcia, pero sin intentar ser exhaustivo, destinada tanto al estudioso como al curioso, tanto al alumno de los nuevos grados de Historia, Arqueología y Arte, que incluyen en sus planes de estudio asignaturas de «Historia de la Civilización», como al público en general. No es, por lo tanto, un manual al uso, en sentido estricto, sino más bien un ensayo sobre ciertos aspectos concomitantes entre Estado, religión y economía. Se hace hincapié, y de manera extensa, en lo relacionado con las creencias egipcias porque en Egipto la religión lo impregnaba todo”.

El libro adopta un enfoque general, cercano al manual, que sobrevuela los principales rasgos de la civilización egipcia. No obstante, el rigor que ofrece y el detalle al que descienden los autores para explicar algunos elementos de la cultura y de la religión del Egipto faraónico convierten en una valiosa pieza para quienes cuenten con, al menos, unas nociones básicas de esta época y para quienes gusten de trabajos más académicos que divulgativos. Tampoco espere el lector encontrar un recorrido cronológico del Imperio, ni una descripción de sus hitos más relevantes: la obra se centra principalmente, como explican sus autores, en las creencias religiosas y en su relación con la vida política y social, dada la importancia de aquellas. De este modo, no se hace especial alusión a la arqueología, al arte o a la vida cotidiana, ni se lleva a cabo una introducción sobre el entorno geográfico ni el nicho ecológico de la civilización egipcia. Para profundizar en estos temas, Jesús Urruela y Juan Cortés remiten a la bibliografía ya existente.

Los distintos capítulos de la obra diseccionan los cimientos de la civilización egipcia. Empiezan con un epígrafe inicial dedicado a la sociedad, en el que se exploran las distintas etapas de la vida de un egipcio, las divisiones sociales (principalmente entre productores y no productores) o el papel de la guerra y de la mujer. A continuación, se aborda la figura del faraón y su enclave dentro del sistema político. Las referencias a los elementos religiosos empiezan, a partir de este momento, a ser habituales. Como explican los autores, “a diferencia de lo que pudo ocurrir en otras culturas, la monarquía egipcia no es solo una mera intermediaria entre los dioses y los mortales, El rey es el ostentador de una función sagrada, en vida no es un dios, pero se manifiesta con frecuencia como tal”. Y tras descartar la visión de que el faraón fuera un rey-dios, afirman que “su papel parece venir determinado como depositario de la confianza divina para mantener el orden universal, así como a los propios dioses”.

Al estudio de la monarquía le sigue un capítulo que analiza el Estado, las instituciones y la economía egipcia. Estas páginas se centran en la organización del poder y la familia real en el Imperio, la administración central (con las figuras del visir o la Casa del Tesoro), la administración provincial, el derecho y los tribunales de justicia. Se subraya, además, la importancia del Nilo como eje fundamental del sistema económico (y por extensión de la vida egipcia) y se explica la propiedad de la tierra, entre otras facetas de esta civilización.

Los siguientes apartados están enfocados, específicamente, al componente religioso (salvo los dos últimos, dedicados a la literatura y a la ciencia). Sus títulos son muy ilustrativos: “Lo sagrado y los dioses”, “Dioses y política”, “En torno a lo funerario”, “Creencias populares y magia” o “Templo y sacerdocio”. La religión era, para los egipcios, el núcleo de su civilización, sobre el que todo giraba y, como en la mayoría de los pueblos de la antigüedad, servía para explicar lo desconocido. No obstante, los habitantes del Nilo dieron un paso más allá que sus vecinos e idearon una compleja cosmovisión del mundo, con distintas deidades, en la que la muerte estaba siempre presente. Para los autores, “la religión está íntimamente ligada al estilo de vida, y las concepciones personales sobre el mundo que rodea al ser humano afloran en su pensamiento, bien como elementos de su pasado cultural o bien como aspectos de la preocupación sobre el futuro o sobre el destino de la existencia. La creatividad intelectual de los egipcios, inmersa en los parámetros de una cultura de varios milenios anterior al origen del Estado, les permitió concebir una variada plétora de dioses de una extremada complejidad. La propia concepción del ser humano respondía también a esa complejidad ancestral”.

Nos hallamos ante un libro útil, didáctico y muy interesante, que nos acerca de forma rigurosa a una de las civilizaciones más fascinantes y enigmáticas de las que han habitado la Tierra, cuyo legado todavía está hoy presente a través de los templos y de las construcciones que idearon. En la obra de Urruela Quesada y Cortés Marín, a través de la religión, que todo lo impregnaba, descubrimos las inquietudes y el pensamiento de un pueblo que, completamente dependiente de las crecidas de un río, tenía una imagen del mundo en la que la vida y la muerte se entrelazaban y cuya profundidad teológica era equiparable a su desarrollo político, científico y cultural.

Jesús Urruela Quesada es doctor en Historia Antigua y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid. Ha participado y dirigido numerosos proyectos de investigación sobre la historia de Egipto. Juan Cortés Martín es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y profesor del Máster sobre Economía y Sociedad en el Antiguo Egipto en el Instituto Virtual de Ciencias Humanas.

*Publicado por Marcial Pons Ediciones de Historia, julio 2018.