Aunque últimamente se han publicado una extraordinaria cantidad de trabajos dedicados a la historia económica, lo cierto es que su porcentaje frente al total de obras editadas sigue siendo relativamente pequeño. Hasta hace unas décadas era territorio vedado para los historiadores y la mayoría de las investigaciones las acometían economistas con intereses históricos. Por suerte, este proceder ha ido cambiando y cada vez más historiadores se adentran en el complejo mundo de los balances, de las finanzas, de los presupuestos… El siguiente paso será convencer a un público más amplio y menos especializado de las bondades de esta materia y del indudable interés en conocer, más allá de la historia política, los mecanismos que movieron a las sociedades en el pasado. La economía, pocas dudas caben al respecto, es uno de ellos, imprescindible para comprender el funcionamiento de las naciones, sean grandes como Imperios o minúsculas como las ciudades-estado.
En España hemos tenido (o tenemos) la suerte de contar con destacadísimos especialistas: Gonzalo Anés, Felipe Ruiz Martín, Ramón Carande, Nicolás Sánchez Albornoz, Jaime Vicens Vives, Jordi Nadal, Gabriel Tortella o Pedro Tedde de Lorca, por citar solo a una hornada de grandes historiadores. Sin embargo, el público no había sido demasiado receptivo a esta rama de la historiografía. No obstante, la terrible crisis que ha azotado al país lo ha cambiado todo, y en la última década se ha producido un boom editorial y las estanterías se han llenado de obras sobre economía y finanzas; no sólo contemporáneas, pues también han visto la luz numerosos trabajos sobre nuestra historia económica. Muchos lectores han descubierto cómo la banca, las finanzas, la emisión de moneda o el déficit influyen de manera decisiva en el bienestar de la sociedad. Esos mismos lectores habrán descubierto, quizás un tanto perplejos, que lo que hoy sufrimos no es una novedad, sino algo que venimos padeciendo desde hace siglos.
Entre los pioneros de la historia económica en nuestro país sobresale Felipe Ruiz Martín, el primero que ganó una cátedra de historia económica en 1961. Miembro, además, de la Real Academia de la Historia, en 1991 fue galardonado con el Premio Nacional de Historia de España por Pequeño capitalismo, gran capitalismo: Simón Ruiz y sus negocios. Ahora que nuestro sistema bancario se tambalea y ha estado al borde del abismo, qué mejor forma de conocer sus orígenes que acudir a uno de los grandes expertos en la materia. Con buen ojo, la editorial Urgoiti ha rescatado el trabajo del historiador ovetense La banca en España hasta 1782*; publicado por primera vez en 1970 en el libro colectivo Banco de España. Una historia económica (editado por el Servicio de Estudios Históricos del propio banco).
Como solemos reiterar en las reseñas de las obras de la editorial Urgoiti, tan interesante como el contenido de la obra suele ser el estudio preliminar. En esta ocasión, la encargada de realizarlo ha sido otra de las grandes figuras de la historiografía española actual, la catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, Carmen Sanz Ayán. La introducción resulta imprescindible para conocer el contexto de la obra y al historiador. Hay veces que trabajos tan antiguos pueden parecer “descatalogados” o poco rigurosos (no es el caso del texto de Felipe Ruiz Martín), de ahí la importancia de estudios que nos ayuden a comprender la relevancia que tuvieron en su momento (esa es la clave). En palabras de Carmen Sanz: “Ruiz Martín con su largo capítulo centrado en las realidades económico-financieras de la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se ocupaba de una parcela ignorada por esta historiografía internacional anglosajona de gran predicamento que, sin embargo, a finales de los años ochenta y aun después, seguía sin incorporar a su discurso las investigaciones sobre la Monarquía Hispánica […]. Esta debió ser una de las razones por las que las propuestas del texto de Ruiz Martin resultaban extraordinariamente novedosas en los años ochenta y aún después”.
De no ser por la introducción de Sanz Ayán, el no avezado en la historiografía económica desconocería el ascendente que la escuela de los Annales ejerció sobre Felipe Ruiz Martin, a quien el hispanista Marcel Bataillon puso en contacto con Fernand Braudel. Ruiz Martin se trasladó a París y pasó a ser discípulo de este último, uno de los más grandes historiadores del siglo XX. La influencia de los Annales y sus principios en la presente obra es incuestionable. Como explica Carmen Sanz, “Esta premisa metodológica explica que el estudio comience en el siglo XI y finalice en 1782, con la pretensión explícita de ligar las vicisitudes del mundo de las finanzas con las largas curvas económicas de prosperidad y depresión consolidadas por la historiografía vigente en los años setenta del pasado siglo, pero también con los avatares políticos de los distintos reinados de Austrias y Borbones, es decir, con el período pleno del Antiguo Régimen”.
Estudiar un período tan amplio (siete siglos aproximadamente) siempre resulta complejo, pues hay poco margen para los matices y suele predominar la brocha gorda. Ruiz Martín logra, no obstante, sintetizar con éxito los hitos más importantes. Siguiendo las pautas que marcó Braudel en su Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, nuestro historiador se centra especialmente en el estudio de los fenómenos profundos que incidieron en la evolución de la banca española y de su entorno, sin dejarse llevar por la agitación visible, pero superficial, de las acciones de los hombres. Aunque se analizan comportamientos individuales y acciones concretas de algunos actores, predomina un relato más vasto e impersonal. La obra, de este modo, se divide en una serie de etapas, con límites difusos, en las que se suceden los crecimientos económicos (siglos XI a XIII; segunda mitad del XV hasta el final del XVI o el siglo XVIII) junto a otros períodos de estancamiento o retroceso (siglos XIV y XV o el siglo XVII). Especial atención se presta al ocaso de la dinastía de los Austrias en España, a ese fatídico siglo XVII en el que la economía española entró en barrena.
Ahora bien, no todo son números y datos. Felipe Ruiz también muestra el lado más humano de la banca. Hoy podemos pensar que la banca son esas grandes empresas multinacionales, un tanto grises y opacas, que gestionan nuestros ahorros. Sin embargo, los bancos, tal como los entendemos, son una institución muy reciente. Hasta la creación del Banco de San Carlos en 1782, la inmensa mayoría de los “banqueros” eran individuos que actuaban a título propio y asumiendo todos los riesgos. Existían, por supuesto, grandes familias de banqueros y prestamistas, como los Fugger o los Spínola, con sus extensas redes comerciales, pero predominaban las pequeñas firmas personales, sobre todo en Castilla antes del siglo XVII. Estas “oligarquías urbanas”, compuesta por cambistas, arrendadores, tenedores de juros y otras tantas figuras, ocupaban un papel intermedio en la sociedad del Antiguo Régimen, sin la preponderancia de la nobleza, pero muy por encima del Tercer Estado, a causa de su riqueza. Felipe Ruiz aborda los rasgos más destacados de ese grupo social y sus peculiaridades dentro de la Monarquía Hispánica.
Pocas oportunidades tendrá el lego en la materia de leer una obra que le arrastre sin complicaciones a los orígenes de la banca en España. La presencia de cifras y tablas no entorpece una lectura amena y sintética de los fundamentos de uno de los principales sectores económicos de nuestro país. Un trabajo pionero sobre el que se ulteriormente se ha construido parte de la historia económica española. Concluimos con la declaración de intenciones que Felipe Ruiz Martín realiza en la conclusión: “El historiar la banca en España antes de 1782, en fin, nos ha permitido —y exigido— escrudiñar desde lo alto, hasta el acabamiento del Antiguo Régimen, una panorámica de la Historia Económica de España, en la que, si reconocidamente quedan zonas al margen u ocultas, la continuidad, la correlación, la dinámica de las percepciones son de amplios alcances, y se proyectan hacia el futuro. Capítulos de una obra que continúa, éstos que aquí terminan son asimismo antecedentes de lo que viene detrás y llegan hasta el presente”.
Felipe Ruiz Martín (1915-2004) fue descubierto en 1952, cuando era catedrático de Instituto, por Marcel Bataillon. Dio a partir de entonces un giro sustancial a su vida profesional, formándose en París junto a Fernand Braudel, el gran renovador de la historiografía europea. En 1961 se convirtió en el primer catedrático de Historia Económica de la Universidad española. Ejerció como tal en Bilbao y, desde 1972 en la UAM. Desde la cátedra creó una escuela prestigiosa, y discípulos suyos fueron grandes catedráticos como Luis María Bilbao, Emiliano Fernández de Pinedo o Ángel García Sanz, entre otros. Académico de número de la RAH y doctor honoris causa por varias universidades, fue profesor, invitado por John Elliott, en la prestigiosa University of Princeton. Como investigador se especializó en el estudio de la trayectoria financiera española de los siglos XV al XVIII. Entre sus obras cabe citar Pequeño capitalismo, gran capitalismo (1990), Las finanzas de la Monarquía Hispánica en tiempos de Felipe IV (1990) o Los alumbres españoles: un índice de la coyuntura económica europea en el siglo XVI (2005), además de numerosos artículos en las mejores revistas de todo el mundo.
*Publicado por Urgoiti Editores, marzo 2016.