TAURUS - KARL MARX

Karl Marx. Ilusión y grandeza
Gareth Stedman-Jones

Pocas ideologías políticas se han acercado tanto a un credo religioso como el marxismo. En el último siglo y medio, sus postulados se han convertido en un dogma político y se han seguido como principios sagrados. Por supuesto, no han faltado sonoras divergencias teóricas y las bases teóricas han sufrido la prueba de la nueva realidad social. Aun así, los paradigmas constitutivos han permanecido prácticamente inalterados. Estamos ante una historia de claros y oscuros, que han permitido, a la vez, grandes logros sociales y la perversión de unas ideas traducida en la aniquilación de millones de seres humanos. Y no se trata de algo remoto: la socialdemocracia y el comunismo, más allá de sus aciertos, fracasos y crisis, cuentan hoy con una presencia muy destacada en los parlamentos y en los gobiernos. Pese a todo, sigue siendo complicado definir el difuso concepto del socialismo.

Si consideramos al marxismo como una religión, su principal profeta sería, sin duda, Karl Marx. No hay muchos ejemplos en la historia de las ideas políticas que muestren su asociación con una sola persona, hasta el punto de bautizar a toda una corriente ideológica con su nombre. A pesar de su fama, hoy conocemos mal al hombre detrás del mito. Sobre los planteamientos políticos del periodista de Tréveris se ha escrito hasta la saciedad y, sin embargo, su vida personal y familiar no es conocida por el gran público. Difícilmente el lector sabrá quienes fueron Jenny von Westphalen, Eleonora, Laura o Jenny, o en qué ciudades habitó la familia Marx o quiénes fueron sus principales amigos. Todo lo que rodea a la intimidad de Marx ha quedado eclipsado por su pensamiento. De ahí que la obra de Gareth Stedman-Jones, Karl Marx. Ilusión y grandeza* resulte tan interesante, pues combina su vida, el contexto histórico en el que se inserta y su discurso político.

Como explica el propio autor, “el objetivo de este libro es situar a Marx de vuelta en el ámbito del siglo XIX antes de que estas elaboraciones póstumas sobre su personalidad y sus logros fueran confeccionadas. Karl, como lo llamaremos de aquí en adelante, nació en un mundo que aún se recobraba de la Revolución francesa, el Gobierno napoleónico de Renania, la emancipación a medias y prontamente revertida de los judíos, y la atmósfera sofocante del absolutismo prusiano. Era también un mundo en el que había ciertas vías de escape, aunque discurrieran en su mayor parte en el terreno de la imaginación. Coexistían la belleza de la polis griega, la inspiración de los poetas y las obras de Weimar, el poderío de la filosofía alemana y las maravillas del amor romántico. Pero Karl no fue solo el producto del universo cultural en el que emergió. Desde un principio, él mismo se mostró resuelto a dejar su propia huella en ese mundo”.

El trabajo de Stedman-Jones es una monumental biografía (llamada a ser la biografía canónica) de quien, se quiera o no, fue uno de los pensadores más importantes de los últimos siglos. Prueba de ello es la prolífica relación de reseñas sobre la obra y las entrevistas al autor que han aparecido en los principales medios de comunicación, tras su publicación. Alejada de toda consideración hagiográfica o despectiva, el historiador británico analiza con detenimiento la vida del periodista alemán. Para conocer al hombre, explora sus orígenes, su formación intelectual, su entorno más cercano, su complicada situación económica y sus saltos por el continente hasta llegar a Londres, ciudad en la que permaneció hasta su muerte. El suyo es un relato muy humano de una persona que, sin ser excepcional, consiguió elaborar un cuerpo doctrinal perdurable en el tiempo y cuyo gran logro en vida fue ser la cabeza visible de la Primera Internacional. El minucioso retrato que nos ofrece ayuda a comprender quién fue Karl Marx y cuáles son las raíces de su pensamiento.

No es posible conocer a Marx sin profundizar en el periodo histórico que le tocó vivir. La Europa de mitad de siglo XIX era una época turbulenta y apasionante, en plena erupción y sacudida cada poco tiempo por algún terremoto revolucionario. En estos años se fraguan y consolidan nuevas corrientes ideológicas: el liberalismo, el nacionalismo, el socialismo o el anarquismo, por citar las más relevantes, se dotan de defensores y detractores. Mientras la revolución industrial y los cambios socioeconómicos transforman la sociedad, aupando al poder a la burguesía, se crea una sólida base para la clase media y se configura un nuevo grupo social, el proletariado, que trabaja en la boyante industria y vive en las ciudades. En esta convulsa mezcla desarrolló su pensamiento Marx, quien participó activamente en algunos de esos sucesos o al menos los vivió de cerca, como fue el caso de las revueltas de 1848 o la Comuna de París de 1871. Varios de sus escritos son reflexiones sobre estos acontecimientos.

El otro eje de la obra es el análisis de la filosofía de Marx. Aunque muchos le consideren el creador del pensamiento socialista, lo cierto que algunos de sus predecesores ya habían planteado las bases de las ideas que él sistematizó. Stedman-Jones analiza la corriente en la que se insertan las tesis de Karl Marx, sus originales planteamientos y cómo estos se interpretaron posteriormente. Así lo expresa el propio autor: “A pesar de su evidente originalidad, Marx no era un explorador solitario que avanzaba por un territorio ignoto rumbo a una teoría social novedosa y no formulada hasta entonces. Por el contrario, ya fuese como filósofo, como teórico político o crítico de la economía política, sus escritos aspiraban a ser intervenciones en campos ya existentes del discurso conocido. Es más: tales intervenciones iban dirigidas a sus contemporáneos, y no a sus herederos de los siglos XX o XXI. Mi propósito en este libro en particular se parece al del restaurador, que va removiendo los retoques y alteraciones hechos a una pintura en apariencia conocida, para devolverla a su condición original. Es la razón por la que he prestado tanta atención a las propuestas y reacciones de sus contemporáneos como a las planteadas por el propio Marx, pero esto solo es posible si se sitúan a la vez, a Marx y sus contemporáneos, en un escenario más vasto que el suyo propio. De ahí la necesidad, al menos en parte, de repensar la historia del siglo XIX, esa de la que Marx y sus contemporáneos forman parte”.

Tras la muerte de Marx y, en buena parte, a instancias de Engels (quien también ocupa una posición angular en toda la obra), empieza a construirse la figura “legendaria” del pensador germano. A partir de ese momento, el Marx real cede el paso al Marx épico, que sirva de inspiración a las clases obreras. Incluso se rehace post mortem su obra completa, de la que mucho se deja fuera. Sin embargo, aunque este era el héroe que más adelante se esculpiría en piedra y cuya leyenda hoy se sigue venerando, no era el personaje histórico. Stedman-Jones en su afán por hacernos distinguir entre el individuo y la ideología, llama a su protagonista “Karl” como estratagema para rescatarlo del “marxismo”.

Concluimos con esta reflexión del historiador británico que sintetiza la dicotomía entre ambas imágenes de Karl Marx: “Lo que este episodio sugiere es que, a finales del siglo XIX, había importantes diferencias entre el propio Marx —quién era, cómo se comportaba, en qué creía y qué pensaba— y las formas en que el discurso político llegó a representarlo. Así, la figura que había emergido era la de un severo y barbado patriarca y guardián de la ley, un pensador de una consistencia implacable, con una visión imponente del futuro en ciernes. Este era el Marx que habría de percibir —bastante equivocadamente— el siglo XX. Una imagen que Isaiah Berlin enunció con brillantez en dos frases de un artículo suyo fechado en 1939: la fe de Marx en su propia visión sinóptica era «esa clase de enfoque ilimitado y absoluto que pone fin a todos los interrogantes y disuelve todas las dificultades»; «su sistema intelectual era cerrado, en el sentido de que todo lo que se sometiera a él debía seguir un patrón preestablecido, pero era un sistema fundado en la observación y la experiencia»”.

Gareth Stedman-Jones (1942) es director del Centre for History and Economics y miembro del King’s College. Durante años fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Cambridge y en 2010 se convirtió en catedrático de Historia de las Ideas en el Queen Mary de Londres. Ha publicado numerosos artículos sobre el pensamiento político de la Europa moderna, la historia económica e intelectual de Europa desde la Revolución francesa y el Londres victoriano. Formó parte del consejo editorial de la New Left Review y cofundó el History Workshop Journal. Entre sus libros destacan Outcast London: A Study in the Relationship Between Classes in Victorian Society (1971), Languages of Class (1983) o An End to Poverty? A historical debate (2004).

*Publicado por la editorial Taurus, abril 2018. Traducción de Jaime Enrique Collyer Canales.