PASADO PRESENTE - IMPERIOS

Imperios. Cinco regímenes imperiales que moldearon el mundo
Krishan Kumar

La historia del mundo puede calificarse, en buena medida, como una historia de los imperios. Es difícil comprender qué ha sucedido en los últimos dos milenios de nuestro pasado sin referirse a estos entes políticos. Gracias a ellos, por ejemplo, se difundieron por todo el planeta las ideas, la cultura, el arte y el pensamiento que conforman nuestra actual sociedad. Han sido, por utilizar otras palabras, los grandes dinamizadores políticos y sociales de nuestra historia. Aunque sus características difieran y cada uno cuente con propias peculiaridades, todos tienen un mismo afán universalista y expansivo, que trata de aglutinar (o fagocitar) a su entorno y cobijar a una amalgama de naciones o etnias dispares. Si echamos la vista atrás, rara vez hallaremos un período huérfano de imperios: la humanidad, en su conjunto, parece que necesita de un guía que con su auctoritas y con su imperium la conduzca por los senderos del tiempo (al menos, hasta que entre en declive y sea sustituido por otro ulterior).

¿Qué es un imperio? Los historiadores se han hecho esta pregunta desde el inicio de su disciplina, al mismo nivel que otras cuyas respuestas aún siguen siendo objeto de un intenso debate: ¿qué es una civilización?, ¿qué ha de entenderse por una revolución?, ¿en qué consiste el progreso?, ¿cuál es el motor de la historia: el hombre o las “circunstancias”? Las opiniones pueden divergir, pero subsiste la fascinación que los imperios han despertado en el imaginario popular (y en el especializado). Si la creación de estas grandes entidades políticas ha generado un número incontable de trabajos y monografías, su ocaso y su desaparición levantan idéntica o mayor curiosidad entre legos y profanos. Su misma indefinición ha provocado la multiplicidad de estudios para sondear y descubrir, la mayoría de las veces sin éxito, su esencia. El historiador y sociólogo Krishan Kumar en su obra Imperios. Cinco regímenes imperiales que moldearon el mundo* intenta nuevamente acercarnos a la raíz de esta institución milenaria.

En palabras del autor, “el propósito de este libro no es directamente pedagógico, pero sin duda tiene como objetivo principal mostrar cómo se gobernaban los imperios, y cómo sus dirigentes en particular concebían su papel de dirigir esas inmensas, inconexas y diversas entidades que denominamos imperio. La intención, en otras palabras, no es tanto proporcionar un exhaustivo recuento de los mecanismos del imperio, sino examinar las ideas e ideologías que determinaban el pensamiento y, al menos hasta cierto punto, las políticas de los gobernantes imperiales. Hasta qué punto eran capaces de llevarlas a cabo, hasta qué punto, de hecho, trataban de hacerlo, es algo que varía de un imperio a otro, y que sigue siendo un ámbito de controversia académica muy viva. No obstante, las ideas acerca del imperio no resultaban irrelevantes para marcar las directrices de gobierno, ni eran tan solo una cortina de humo que escondiera otros motivos e intereses menos idealistas. A lo largo de la historia de los imperios, aquellas acababan dando forma a la misión imperial, así como un sentido a lo que los gobernantes hacían en su imperio y por qué. Sin tener esto en cuenta, resulta imposible imaginar cómo los imperios podrían haber sobrevivido durante tanto tiempo”.

Para defender su tesis, Krishan Kumar aborda individualmente los cinco imperios modernos que reputa más importantes: el otomano, el de los Habsburgo, el ruso (incluida su prolongación soviética), el inglés y el francés. Incluye un capítulo inicial dedicado al imperio romano como precursor de todos ellos, cuya inserción se debe a su papel modelador de la idea de “imperio”. Al lector le llamará poderosamente la atención la ausencia del imperio español. Las razones que el autor aduce para justificar tal omisión radican en que, a diferencia del inglés y del francés y al igual que el otomano, su conformación se debe a una cuestión dinástica, más que a una “creación nacional”. De ahí que aglutine a los imperios español y austrohúngaro bajo el título del Imperio de los Habsburgo. El propio Kumar es consciente de los problemas de esta nominación y señala que “en lo que se refiere a elección de los imperios […], que en cierto sentido resulta arbitraria, constituye un reflejo de mis gustos e intereses, así como de los límites de mis conocimientos”.

Uno de los ejes sobre los que gira la obra de Kumar es la dicotomía entre “imperio” y “estado-nación”. La aparente primacía actual de estos últimos le lleva a interrogarse sobre la relación entre ambas categorías y a investigar sus diferencias y similitudes. En su opinión, no es válida la interpretación tradicional, que admite la posibilidad de que una y otra puedan ser expresiones alternativas o complementarias del mismo fenómeno de poder (es decir, que los imperios puedan ser naciones a gran escala y las naciones, imperios con otro nombre). Aborda, desde esa perspectiva, las nociones de “nacionalismo” e “imperialismo”, llegando a hablar de un posible “nacionalismo imperial” cuando, al igual que los nacionalistas con su nación, se trata de imperios que tienen algo especial o único, es decir, una misión o propósito singular en el mundo. Kumar intenta descifrar, a través del análisis de los cinco imperios reseñados, hasta qué punto el concepto de “nacionalidad” está presente en ellos.

Entre las diversas posibilidades de acercarse al estudio de los imperios, Krishan Kumar elige unas ciertas líneas maestras para su investigación. Para él, su prioridad es conocer la actitud de los pueblos dirigentes durante el apogeo del imperio estudiado. Desde ese ángulo, analiza cómo los líderes políticos afrontaban la ciclópea tarea de administrar unos territorios heterogéneos, con distintas poblaciones y culturas, cómo concebían su papel en cuanto pueblo imperial, qué ideas tenían de su papel en el tablero del mundo o de la historia y cómo era la relación entre gobernantes y gobernados. No es un cometido sencillo, pues los cinco imperios elegidos presentan evidentes diferencias (sin ir más lejos, algunos eran predominantemente territoriales y otros de ultramar), lo que no le impide hallar pautas comunes que permitan ofrecer una imagen coherente y completa de todos ellos.

A diferencia de otras obras que abordan el desarrollo de los imperios desde un punto de vista cronológico, Kunar se centra en los gobernantes y en las lógicas internas de aquellos gigantes plurinacionales. Para él, son los primeros ejemplos de poder global y de organización multinacional, que han ido evolucionando y mutando a partir del imperio romano. Esta idea nos ayuda a entender mejor algunos aspectos de los entes supranacionales que, de facto o de iure, nos gobiernan hoy: aunque creamos que los imperios sucumbieron bajo las ruinas de las dos Guerras Mundiales, su sombra sigue siendo alargada y todavía nada ha sido capaz de asumir plenamente el vacío creado tras su desaparición. Como se pregunta nuestro autor, “¿de verdad se ha acabado el imperio? ¿Ha llegado a su fin toda una era de la historia mundial, la “era de los imperios”? ¿Ha dejado por fin el estado-nación de ser un ideal para convertirse en la materialización real de un sentimiento de pertenencia e identidad? ¿Hemos realizado finalmente, en los últimos cincuenta años, la anunciada transición del “imperio al estado-nación”?”.

Krishan Kumar es profesor universitario y ocupa la cátedra William R. Kenan Jr. de Sociología en la Universidad de Virginia. Anteriormente fue profesor de Pensamiento político y social en la Universidad de Kent (Canterbury). Se educó en el St. John’s College de Cambridge y en la London School of Economics. Entre sus libros cabe destacar 1989. Revolutionary Ideas and Ideals y The Making of English National Identity.

*Publicado por Pasado&Presente, enero 2018. Traducción de Begoña Prat Rojo.