ESCOLAR - IMPERIO REFORMA MODERNIDAD

Imperio, Reforma y Modernidad Vol. I. La revolución intelectual de Lutero
José Luis Villacañas

Entre los períodos de nuestra historia convulsos y turbulentos, los siglos XVI y XVII ocupan un lugar destacado. En apenas unas décadas las estructuras que venían sosteniendo la sociedad europea se desmoronaron y un nuevo orden emergió de las cenizas del anterior. Las transformaciones no fueron únicamente políticas: la ciencia, la religión, la cultura, la economía o el pensamiento filosófico sufrieron profundos cambios, que revolucionarían el mundo occidental. Por supuesto, estas innovaciones tuvieron su equivalente en el tablero político europeo. Emergieron nuevas potencias (Holanda o Suecia) y otras terminaron por consolidarse (España, Francia e Inglaterra), mientras que el Sacro Imperio y el Papado, protagonistas de las centurias precedentes, aun conservando su autoridad y prestigio, vieron cómo su predominancia política se desvanecía frente al empuje de los nuevos jugadores. En medio de estas agitadas aguas tuvo lugar el cisma de Occidente, cuyo impacto en la política europea se haría sentir largo tiempo.

La Reforma de Lutero no solo supuso la ruptura de la Iglesia católica, sino que también tuvo una importancia política extraordinaria. Como en 2017 hace quinientos años de la fecha en la que el monje agustino clavó sus 95 tesis contras las indulgencias en la puerta de una iglesia de Wittenberg, han proliferado las obras sobre la relevancia del protestantismo y su repercusión en la Edad Moderna. Sin embargo, no han sido tantas las que han indagado en sus conexiones intelectuales y en su poso teológico y político. La Reforma no es comprensible sin los cambios culturales que se estaban produciendo en el resto del continente, en especial sin el humanismo protagonizado por figuras tan destacadas como Erasmo de Rotterdam, Luis Vives o Tomás Moro, que alteraron el armazón filosófico de la Europa moderna. Uno y otro fueron movimientos complementarios, cuyas raíces están más cercanas de lo que podríamos imaginar.

El catedrático de Historia de la Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Villacañas ha escrito de uno de los trabajos más completos sobre la Reforma luterana y su relación con el contexto político de la Europa de principios del siglo XVI. Su Imperio, Reforma y Modernidad. Vol. I. La revolución intelectual de Lutero*, primer tomo de los dos que compondrán su trabajo, es una excepcional reflexión sobre el tránsito espiritual de la Edad Media a la Edad Moderna y sobre los cambios en la mentalidad de la civilización occidental de aquella época.

Así explica el propio autor el propósito de su obra: “La tesis de este libro es que la modernidad no es un diseño racional, sino el resultado de una experiencia histórica compleja y sobrevenida. La constelación moderna es un largo proceso de cristalización y conformación. No es un proceso universal, sino el resultado de un curso concreto de acción, único, circunstancial, imprevisto y contextual, en muchas ocasiones oportunista y en otras casi al límite de la ausencia de control. Desde luego fue una batalla por una legitimidad nueva bajo la forma vieja del imperio, y fue la primera vez que esa batalla tuvo efectos revolucionarios en muchos ámbitos de la vida. Esta tesis implica que la formación de la constelación moderna tuvo aspectos importantes respecto del dispositivo de la división de poderes. Como defenderé, el nuevo régimen, visible desde la paz de 1555, se basó ante todo en un nuevo sentido de la comunidad religiosa como la nueva portadora de la legitimidad en sentido fuerte, con su nuevo sentido de la irreversibilidad, y que por eso tenía que definir según un nuevo concepto su relación con el poder político, que ya no sería nunca más el viejo sueño imperial. Fue ella, la comunidad religiosa, que tampoco sería ya la vieja iglesia católica, la que determinó la manera en que se comprendió el poder profano y las nuevas élites que lo ejercieron. Poco a poco, esa división de poderes y de legitimidades motivó una dinámica histórica nueva que sobredeterminó todas las demás esferas de acción social, desde el arte a la ciencia, desde la economía al derecho, además de las formas propias de la religión y la política. Pero el centro de su irradiación fue la diferenciación peculiar entre el homo theologus y el homo politicus, que a su vez marcó una nueva forma de cooperación entre ellos”.

LUTERO 95 TESIS IMPERIO REFORMA MODERNIDAD

Como habrá podido observar el lector menos acostumbrado a este tipo de enfoques, la carga filosófica del libro de José Luis Villacañas es considerable. De hecho, en esta reseña nos limitaremos a destacar sus puntos más importantes, sin ahondar en las tesis que postula. Ahora bien, dentro de la complejidad de la temática tratada, no es un trabajo académico destinado exclusivamente al mundo universitario, sino de una reflexión general que invita (a quien tenga interés en el tema y voluntad de adentrarse en un texto poliédrico) a conocer desde un punto de vista político, cultural y religioso la mentalidad de la por entonces naciente modernidad europea.

La obra gira en torno a la noción de constelación moderna, que José Luis Villacañas define como “el proceso evolutivo de lucha por la hegemonía imperial (expansiva y reactiva) y por hacerse con el jus reformandi de la iglesia. En ese contexto se impuso poco a poco la formación del tipo humano asentado en el principio epistemológico. Esa constelación moderna dio origen a la modernidad cuando esas intensas luchas concluyeron hacia 1648, acabando con el sentido clásico del imperio y de la iglesia y fundando esa novedad moderna que es el ius publicum europeum. Este libro no estudiará esa conclusión (que llevó en pocos años a las figuras reflexivas de Bacon, Descartes, Galileo y Hobbes, Althusius, Grotio y Saavedra Fajardo), sino solo el movimiento por el que la masa de elementos en dispersión del mundo medieval comenzó a conformarse alrededor de la energía de los pretendientes hegemónicos a un poder imperial, el verdadero núcleo de la constelación”.

La obra no se limita a analizar la vida y obra de Lutero, sino que la pone en relación con el contexto político de la monarquía hispánica y del imperio de Carlos V, así como con las pretensiones hegemónicas de la Francia de Francisco I. Los primeros capítulos (agrupados en el bloque “Generalia. La Europa en la época de Carlos V”) exploran el escenario en que se produce la Reforma, con unos reinos que comienzan a consolidarse y a tomar conciencia de su poder: Francia, Inglaterra o el Sacro Imperio son tratados como entes que conforman la constelación moderna. La lógica del poder que se construye en aquel momento, como consecuencia de las nuevas realidades que se van imponiendo en el continente, es abordada con detalle, tanto desde el punto de vista histórico como desde el de la teoría política.

La segunda parte versa sobre los humanistas, con especial atención a Erasmo. Varios capítulos profundizan en el pensamiento del intelectual más importante de la primera mitad del siglo XVI, sin dejar de lado a otros tan relevantes como Vives, Moro o Hutten. En estas páginas también se estudia la aparición de un embrionario sentimiento protonacional y las diferencias entre los humanistas del norte y del sur de Europa.

El último bloque entra de lleno en la Reforma. Aborda tanto su origen histórico, de la mano de Lutero, como la sistematización que lleva a cabo Melanchthon (verdadero ideólogo del movimiento reformista), las propuestas más radicales de Müntzer, la respuesta del Imperio, con Gattinara a la cabeza, y los principios teológicos e implicaciones políticas que conformaron el corpus luterano. Como explica José Luis Villacañas, “el juego de representaciones se hizo así radicalmente opuesto a la representación dominante en el dispositivo imperial, en el cual la ley natural se entregaba al emperador y la ley divina al papa. Cuando juzgamos las cosas desde este punto de vista, nos damos cuenta de que el pensamiento de Lutero y de la Reforma desarticulaba el dispositivo imperial. Y por eso mantuvo con él, tanto contra el papa como contra el emperador, una larga lucha que determinó la constelación moderna. En el segundo volumen veremos su conformación y evolución hasta producir la galaxia moderna entera”.

José Luis Villacañas (Úbeda, 1955) es catedrático de Historia de la Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y director de la Biblioteca Saavedra Fajardo de Pensamiento Político Hispánico, así como de las revistas Res Publica y Anales de Historia de la Filosofía. Uno de los focos principales de su investigación es la historia de las ideas políticas hispánicas en su estrecha relación con la evolución de las europeas. Autor de más de treinta libros y de más de doscientos artículos y trabajos científicos, de entre sus publicaciones más recientes cabe destacar Los latidos de la polis (2012), Historia del poder político en España (2014), Populismo (2015), Teología política imperial y comunidad de salvación cristiana (2016) y El largo aprendizaje de Podemos. Historia del presente (Catarata, 2017).

*Publicado por Guillermo Escolar Editor, octubre 2017. El segundo volumen, La constelación moderna, previsto para enero de 2018, analiza el concilio de Trento, la reforma calvinista y el nuevo orden de los Estados.