La España del siglo XX a debate. Homenaje a Manuel Tuñón de Lara
VV.AA.

Poco a poco, el gran público empieza a descubrir el extraordinario elenco de historiadores con el que cuenta España. Hace unas décadas, la mayoría de las obras publicadas por los especialistas estaban condenadas a su lectura en un círculo reducido, normalmente académico, y sin apenas repercusión mediática. Hoy, sin embargo, el escenario ha variado. Los lectores, incluso los menos versados en esta materia, identifican a reputados historiadores cuyas obras logran varias reediciones y tiene una gran acogida entre los medios de comunicación. Sin llegar a ser un fenómeno de masas (aunque alguna sorpresa nos hemos llevado recientemente), la Historia empieza a convertirse en un “producto” que desborda los límites universitarios y llega a sectores cada vez más amplios. Por supuesto, una gran parte de la producción historiográfica sigue siendo académica (como ha de ser), pero la divulgación histórica ya no se ve como un género menor e indigno de la profesión, sino como un medio para educar e informar a todos de nuestro pasado común.

Sigue prevaleciendo entre el público el interés por la historia política o militar, pero cada vez es mayor el atractivo que despiertan otras aproximaciones, como la historia cultural o la historia social. La primera hunde sus raíces en tiempos lejanos (aunque su consolidación es reciente), mientras que la segunda surge en el siglo XIX, con la aparición de la sociedad industrial y de las nuevas corrientes de pensamiento de aquella centuria, cuya preocupación principal era la desigualdad y el comportamiento de las masas. A diferencia del resto del continente, donde logró una mayor difusión gracias a la escuela de los Annales o a la revista Past & Present, en España la repercusión de la historia social fue relativa. Destaca, sin duda, la figura del profesor Manuel Tuñón de Lara, verdadero precursor de esta disciplina en nuestro país. Varios de sus discípulos y amigos le rinden un sentido homenaje en el vigésimo aniversario de su muerte, con la obra La España del siglo XX a debate. Homenaje a Manuel Tuñón de Lara*.

Repasemos sucintamente la vida de Tuñón de Lara, para aquellos a quienes su nombre no les sea muy conocido. Nació en 1915, en Madrid, ciudad en la que estudió Derecho. Durante la Segunda República fue dirigente de la Federación Universitaria Escolar y en la Guerra Civil dirigió la Escuela de Cuadros de las Juventudes Socialistas Unificadas. Estuvo preso en la posguerra, hasta que se exilió en 1946 en Francia, país en el que permaneció hasta 1973, cuando regresó a España. Durante este período estudió Historia y trabajó de traductor y periodista. En 1965, se trasladó a la Universidad de Pau, donde organizó, año tras año, unos famosos coloquios que ejercieron gran influencia en historiografía española y francesa. A su vuelta a España, fue catedrático de la Universidad del País Vasco hasta su jubilación en 1981. Se especializó en la Historia Contemporánea, convirtiéndose en una de las referencias de la historiografía española de este período. Entre sus obras destacan La España del siglo XX, Historia y realidad del poder, Antonio Machado, poeta del pueblo o El movimiento obrero en la historia de España.

Siguiendo el modelo habitual de este tipo de obras, el libro combina trabajos propiamente históricos con semblanzas y recuerdos del homenajeado. Obviamente, Tuñón de Lara ocupa un lugar preminente, en especial en los últimos capítulos, pero también se abordan otras cuestiones sumamente interesantes. En el primer bloque de capítulos, por ejemplo, reputados especialistas revisan la historiografía sobre los nacionalismos en España (Juan Sisinio Pérez Garzón), la Restauración (Manuel Suárez Cortina), la Segunda República (Eduardo González Calleja), la Guerra Civil (Ángel Viñas), la dictadura franquista (Glicerio Sánchez Recio) y la Transición (Santos Juliá). En estos apartados se acomete una sugestiva labor: examinar la historia de la historia. Así, cada uno de los autores sintetiza en pocas páginas el enfoque que corrientes doctrinales y académicos (o divulgadores) han dado a sus estudios sobre los períodos tratados y cómo esa interpretación ha modelado nuestra visión sobre los respectivos acontecimientos.

La segunda parte se centra propiamente en la figura del historiador madrileño. Un primer bloque de colaboraciones recuerda su personalidad, a través del estudio de los maestros de Tuñón de Lara (Pierre Vilar y Manuel Núñez de Arenas) y la influencia que este ejerció sobre la historiografía española, así como su aportación a la Historia social y su visión crítica de la editorial Ruedo Ibérico y de Jorge Semprún en el París de los años setenta, expresada en su correspondencia con el escritor Max Aub. El segundo bloque es el más personal y se compone de semblanzas y recuerdos escritos por discípulos y amigos que conocieron bien al homenajeado. En estas páginas, la primera persona sustituye al académico uso de la tercera persona y los autores descienden a un terreno más “humano”, donde recuerdan con cariño el tiempo y las experiencias que vivieron con Tuñón de Lara. El libro concluye con una bibliografía principal y un apéndice documental, en el que se transcriben las alocuciones que realizó en varios programas de Radio París, dedicados a presentar su libro La España del siglo XIX y a homenajear a Antonio Machado y a Miguel de Unamuno.

Concluimos con un ejemplo de las reflexiones que el lector puede encontrar en la obra. Esta corresponde a José Álvarez Junco: “Tuñón siempre tuvo una visión objetivista de la realidad histórica que choca con la actual preocupación por los prismas culturales como inevitables distorsionadores de nuestra percepción del entorno. Pero le salvo su interés por lo heterodoxo, su instintiva atracción por lo que cuestionaba los esquemas, y no por lo que los confirmaba. Como le salvó, en política, su buena voluntad y su pragmatismo, que le hizo integrarse sin prejuicios en la nueva España democrática y posibilista y aceptar el nuevo mundo surgido tras el derrumbamiento del comunismo. Cuando su trayectoria y la orientación del grupo al principio reunido en torno suyo parecían sugerir que acabaría encerrándose en un marxismo estrecho y sectario, fue sin embargo abriendo sus temas, genuinamente interesado por lo que hacían generaciones más jóvenes. El movimiento obrero fue siendo sustituido por movimientos sociales en general o por temas directamente políticos, y de ahí se pasó a estudiar las ciudades, las élites, la cultura; en definitiva, cambiaron los enfoques y campos de interés. En cualquier caso, los encuentros dirigidos por Tuñón fueron hasta el final los más atractivos del año. Su humanidad se impuso siempre y se impone ahora que hacemos balance de su vida”.

*Publicado por la editorial Tecnos, octubre 2017.