Historia y arte de la mirada
Mark Cousins

La forma de ver el mundo no es la misma hoy que antaño. La realidad ha podido permanecer inalterada, pero la percepción que las civilizaciones han tenido de ella varía con el paso del tiempo. Los colores, las formas, la luz, los fenómenos naturales… todo lo que transcurre ante nuestros ojos es objeto de interpretación. La sociedad ha influido, subrepticiamente, en nuestra mente y ha modulado el significado de lo que vemos. Cada pueblo ha construido sus propios símbolos y mitos. Sin ir más lejos, la revolución digital que estamos viviendo ha transformado en muy poco tiempo nuestra capacidad sensorial y cognitiva. Gran parte de nuestra vida transcurre ahora ante pantallas sobre las que transitan imágenes a una velocidad pasmosa. Al mismo tiempo, somos la civilización que más ha expuesto su intimidad. Muchos solo ven el mundo pensando en cómo quedará esa imagen colgada en sus redes sociales.

Probablemente, quien mejor ha sabido captar esos cambios en la percepción de nuestra realidad es el arte. Los artistas, de modo particular los artistas plásticos, son sensibles a esas variaciones y han trasladado este fenómeno a sus obras. Basta comparar los estilos de Velázquez, por un lado, y de los impresionistas, por otro, para advertir que contemplaban dos entornos distintos y sus pinceles dibujaban mundos dispares (aunque la influencia del primero sea perceptible en alguno de los segundos). El cine, los lienzos o una fotografía no solo captan un instante o narran una historia, sino que dicen más del autor que de su contenido. Las razones que llevan a un artista a pintar un suceso u otro, o a rodar una escena concreta, ilustran su concepción de la realidad y cómo la entiende.

El cineasta norirlandés Mark Cousins ha explorado esta faceta, apenas estudiada, de nuestro pasado y presente, en Historia y arte de la mirada*. Como el autor pone de manifiesto: “Este libro no será una historia total de la mirada. Se necesitarían mil volúmenes como este para descubrir todo nuestro mirar, los millones de miradas que hemos realizado, su estética y sus efectos. En vez de ello, nuestra historia se concentrará en determinados puntos temporales, para llevar a cabo un montaje de ciertos momentos de la mirada humana, con la esperanza de que puedan representar el resto. ¿Qué sucedió visualmente cuando se produjo la erupción del Vesubio o cuando Bagdad, aquella joya urbana, fue destruida en 1258, o cuando empezaron los Juegos Olímpicos modernos, o cuando Pablo Picasso trataba de imaginar su respuesta al bombardeo de los aviones alemanes e italianos aliados de Franco sobre Gernika el 26 de abril de 1937? Esos momentos han dejado huella. Han cincelado nuestras culturas”.

La obra de Cousins huye de los convencionalismos a los que estamos acostumbrados en los libros de historia del arte. De hecho, nos hallamos ante una rara avis dentro del mundo editorial. No es un especialista (al menos académicamente) y su estilo escapa al habitual. En sus páginas combina las reflexiones personales con un agudo análisis y una sólida investigación, cuyo resultado es un interesante ejercicio intelectual en el que el cine, el arte, la historia y el hombre se entremezclan. No podemos dejar de ensalzar la labor de la editorial Pasado&Presente, pues la cuidada edición del libro, al que acompañan numerosas imágenes, hace aún más atractiva su lectura. No era un libro sencillo de publicar, tanto por el enfoque poco ortodoxo que utiliza el cineasta como por el material que incluye. El resultado, sin embargo, es inmejorable.

La peculiaridad de la obra también se refleja en su estructura. Los capítulos se suceden algo desordenadamente y solo a partir del sexto se sigue una senda cronológica, que comienza en la Edad Media y concluye en el presente, aun con saltos temporales constantes. En sus páginas podemos encontrar desde reflexiones sobre cómo los conquistadores o los primeros científicos percibían el mundo, hasta comparaciones entre la propaganda utilizada durante la Revolución francesa (el caso más conocido es el cuadro de David sobre la muerte de Marat) o por la Alemania nazi (la famosa imagen del congreso de Nuremberg de 1934, filmada por Leni Riefensthal). Se abordan, además, cuestiones tan dispares como la comedia, la muerte, el poder, la modernidad o las nuevas tecnologías, por citar solo algunas, desde la óptica con la que las distintas sociedades las trataron o las tratan.

Frente al tímido encaje temporal de esos capítulos, los seis primeros, englobados bajo el epígrafe “Los inicios”, abordan temas más genéricos y abstractos. Teniendo como eje la vida del ser humano y la evolución de nuestra percepción de la realidad a medida que envejecemos, en ellos se pasa revista a los paisajes, las emociones, los elementos de la vida diaria, las ciudades, el hogar, la religión…

Concluimos con esta reflexión en la que Cousins sintetiza su obra: “Al igual que la mirada que crece y decrece en el curso de la vida de una persona, en este libro hemos asistido a momentos visuales de la historia humana. Si trenzamos nuestra mirada personal y la de nuestra especie tendremos la historia de la mirada. Empieza al nacer. Miramos a lo que nos rodea. Al mundo borroso que está a nuestro alrededor, luego a quienes nos cuidan, después a nuestros hogares y a nuestras sociedades. Nuestra historia de la mirada sigue mientras crecemos sexualmente, exploramos ciudades, contemplamos abstracciones como dios, los viajes, el comercio y la conquista. Para servir a la mirada se han construido videodromos de distinta clase. El siglo XVIII fue una especie de galería de pintura. Hemos visto cómo los científicos miraron al mundo físico con los ojos desnudos, y más tarde con artilugios visuales: telescopios, aparatos de rayos X, microscopios electrónicos y demás. Hemos explorado cómo la pintura, la fotografía, las películas, la televisión y la realidad virtual se han convertido en miradores vicarios. Los altos edificios y los aeroplanos han añadido eminencia a nuestra forma de mirar. Lo digital ha levantado muchas de las barreras de la mirada humana y de lo que la define. […] La historia de la mirada es una historia de expansión. Nuestros ojos no han evolucionado mucho durante los último 10.000 años, pero las cosas que ver se han incrementado masivamente en número, y nuestra forma de mirar ha ampliado que queremos decir con ver”.

Mark Cousins es un cineasta y autor norirlandés. Entre sus libros destacan Widescreen: Watching. Real. People. Elsewhere y The Story of Film. Con sus realizaciones I am Belfast, The First Movie, Atomic y la serie The Story of Film: An Odyssey, ha ganado un Peabody Award, el Prix Italia y el Stanley Kubrick Award. Sus trabajos se han proyectado en el MOMA de Nueva York y en el Festival Internacional de Cannes.

*Publicado por Pasado&Presente, octubre 2018. Traducción de Gonzalo Pontón.