Para la gran mayoría de los españoles Argentina, más allá del fútbol, de Messi y de Maradona, es una gran desconocida. A pesar de los lazos que han unido (y aún unen) a la península ibérica con el antiguo virreinato del Río de la Plata, poco o prácticamente nada sabemos sobre el pasado argentino. De ahí el interés de la Historia mínima de Argentina* publicada por la editorial Turner, cuya finalidad, como bien queda explicado en su introducción, consiste en elaborar de la mano de reconocidos especialistas «una breve síntesis de los hechos, los personajes y los episodios que han definido la Argentina desde la prehistoria hasta hoy«.
Hacer la reseña de una obra que abarca un período tan extenso en el tiempo y que, a su vez, condensa fenómenos económicos, sociales y políticos tan complejos como los sucedidos durante los siglos XIX y XX en Argentina, es tarea complicada pues los matices se difuminan y no resulta posible atender a todos los detalles. El libro hace un recorrido por la historia argentina desde los primeros asentamientos humanos, hace miles de años, hasta la situación que atraviesa el país en el siglo XXI. Así lo expone la introducción de la obra: «Esta amplia cronología se despliega en un capitulado que responde a cuatro grandes momentos: las poblaciones originarias, el periodo colonial, el proceso de independencia y de organización nacional, y por último, la etapa contemporánea y el pasado inmediato«.
Esos cuatro grandes temas, repartidos en siete capítulos (cada uno escrito por un historiador distinto), son abordados de manera independiente sin que ello suponga la ruptura de la cohesión interna. Los acontecimientos se suceden (y se relatan) de forma ordenada, lo que facilita la visión de conjunto, que a la postre, es el objetivo final del libro. El estudio llevado a cabo por los autores no se circunscribe únicamente a la denominada «historia política«, sino que ahonda también en cuestiones de índole económica, social y cultural. De hecho, el último capítulo «Intelectuales y debate cívico en el siglo XX» está dedicado a analizar la «relación entre el campo intelectual y la acción política» en el siglo pasado. Además, la mayoría de los capítulos incluyen apartados dedicados a temas ajenos a lo propiamente político, de ahí que el resultado sea un cuadro muy completo de cómo se ha ido construyendo la historia de la nación argentina.
En la introducción del libro el profesor Pablo Yankelevich expone cómo «la puerta de ingreso es muy ancha, y Raúl Mandrini abre esta historia con las remotas consecuencias de la presencia humana en extremo más austral del América. […] El relato se inicia con las primeras ocupaciones humanas de grupos cazadores-
El capítulo «Conquista y colonia» a cargo de Jorge Gelman recorre los tres siglos de dominación española. Como señala el propio historiador, «hablar del mundo colonial argentino es complicado. Para empezar, gran parte del mismo territorio no se hallaba sujeto a la autoridad española y, sin embargo, tenía estrechas relaciones con el espacio colonial. Pero además ‘Argentina’ es un concepto que remite a un Estado-
A largo de las páginas de este capítulo vemos cómo paulatinamente se extiende la ocupación española por el territorio «argentino», a pesar de los infructuosos intentos iniciales y la escasa riqueza encontrada por los invasores. Durante el primer siglo de dominación española, explica Gelman, esta región estaba subordinada (tanto política como económicamente) al virreinato del Perú y a los metales preciosos extraídos del Potosí, siendo la práctica económica habitual el contrabando articulado en torno al puerto de Buenos Aires. También son tratadas las relaciones con los indígenas.
La llegada de los Borbones a la Corona española transformó radicalmente la situación, pues se constituyó el virreinato del Río de Plata en 1776, lo que supuso dotar de mayor relevancia a su capital, Buenos Aires, verdadero centro del poder regional. Durante este siglo fueron constantes las disputas entre la élite local y los representantes enviados por el monarca, factor que, junto a las reformas adoptadas en materia educativa y económica, determinó la aparición de un grupo social muy preparado, con una identidad propia, ávido de una mayor autonomía frente a los límites impuestos por Madrid.
La invasión inglesa de 1806, la Guerra de Independencia y el caos político que trajo consigo crearon un marco que favoreció al movimiento independentista y que culminó con la constitución de la Junta Gobernativa en 1810 y la declaración de la independencia de las Provincias Unidas de América del sur en 1816. Hechos analizados en el capítulo «El largo siglo XIX» por Pilar González Bernaldo de Quirós, quien relata la creación del nuevo estado que tuvo que luchar por la unificación y el gobierno de distintas provincias con mentalidades y proyectos políticos diferentes (y en ocasiones opuestos), cuyas fronteras, internas y externas, eran difusas y en las que se entremezclaban diversos intereses. El principal rasgo que marca el debate político será la confrontación entre quienes aspiran a un programa autonomista y aquellos que se aferran a la instauración de un poder central relativamente fuerte.
La autora distingue tres períodos durante este siglo: una primera etapa que alcanza hasta la Constitución federal de 1853, «durante la cual asistimos al derrumbe de la autoridad central y al lento y conflictivo ordenamiento del antiguo espacio virreinal en una confederación de provincias bajo la supremacía de Buenos Aires«. Una segunda etapa que culmina con la federalización de la ciudad de Buenos Aires en 1880 y se «caracteriza por la pugna entre una autoridad nacional y las veleidades autonomistas de las provincias federadas«; y el tercer período, calificado como de «gran aceleración«, que corresponde a «un momento de gran expansión de la economía agroexportadora» y conduce a un crecimiento económico espectacular, no acompañado de un paralelo aperturismo político, hasta finalizar en 1912 con el total descrédito del sistema constitucional y electoral.
El siglo XX es diseccionado en tres capítulos, «Sufragio universal y poder militar«, «El peronismo» y «Dictaduras y democracias«. El interés que despiertan estos capítulos es, quizás, mayor que los anteriores pues gracias a ellos descubrimos las raíces de la actual situación argentina. El espacio dedicado a estos años también es más amplio (casi la mitad del libro) y los sucesos son descritos con mayor detalle. Dentro de la complejidad que supone la Argentina del siglo XX destacan como rasgos fundamentales (resaltados por todos los autores): la influencia ejercida por el ejército a partir de 1930, convertido en un actor político más; la incapacidad de articular un sistema político transparente y realmente democrático alejado de las prácticas fraudulentas y de los intereses creados; la figura central de Juan Domingo Perón cuya influencia ha perdurado hasta la actualidad; la constante amenaza de la inflación que provocó numerosas crisis económicas, en especial en la segunda mitad del siglo; y la inestabilidad política acompañada de recurrentes crisis económicas que son la pauta dominante de todo este período.
Concluimos con una nueva cita de Pablo Yankelevich recogida en la introducción: «Esta no es una obra para públicos especializados, se trata de una aproximación a los asuntos más sobresalientes del pasado argentino. En un esfuerzo de síntesis, los autores han seleccionado personajes, asuntos y procesos que permiten delinear los contornos de un relato mucho más complejo y diverso de lo expuesto en estas páginas. Confiamos que entre todas las alternativas posibles, el camino escogido permita al lector acercarse al pasado de esa nación llamada Argentina«.
*Publicado por la editorial Turner, marzo de 2014.