GRANT - AKAL - HISTORIA AMERICA

Historia de los Estados Unidos de América
Susan-Mary Grant

Pocos países han construido una identidad nacional tan fuerte a partir de fuentes tan heterogéneas como Estados Unidos. Sin apenas contar con una historia común (los primeros asentamientos en el continente norteamericano tuvieron lugar en los siglos XVI y XVII), el país más poderoso del mundo ha logrado elaborar una simbología y unos rasgos culturales que han dado cohesión a una sociedad cuya característica más distinguida ha sido (y sigue siendo) la diversidad de sus raíces. Hoy, cuando casi todos podemos identificar los atributos más destacados de la sociedad americana en gran medida debido a las películas y series que inundan nuestras pantallas, pocos conocen cómo se forjó este nuevo «imperio» y las distintas fases que hubo de superar para alcanzar la posición que ocupa.

En la introducción a su obra Historia de los Estados Unidos de América*, la profesora Susan-Mary Grant hace la siguiente reflexión: «La historia del país se encuentra grabada ya en todo el mundo. No está sólo en el paisaje político de la Costa Este, en el escenario social racialmente configurado del Sur, en las reservas de las Dakotas o en las tierras fronterizas de Texas, Arizona y Nuevo México. Tiene un alcance mucho mayor. Es una historia frecuentemente retorcida por la industria del entretenimiento que es Hollywood, presente en la industria turística levantada alrededor de la roca de Plymouth y, sobre todo, conmemorada primero en el paisaje nacional, en Valley Forge, Stone’s River y Gettysburg; y después en el global en Aisne-Marne y el bosque de Belleau, cerca de la playa de Omaha (Normandía) y en Son My. ¿Por qué deberíamos ir en busca de los Estados Unidos? Ciertamente está en todas partes». Añade a continuación «Y al mismo tiempo, con todo y con eso, no están en ninguna. Los Estados Unidos se desvanecen. Si los miramos fijamente, puede que de manera furiosa, durante bastante tiempo, tal vez desparezcan ante nuestros ojos«.

TRATADO CON INDIOSSiempre es difícil, cuando se trata de historias globales, trazar una imagen general del objeto de estudio y no dispersarse en los pequeños detalles. Son tantos los acontecimientos que despiertan interés que, al final, el relato acaba por convertirse en una suma de hechos sin demasiada cohesión interna. Esto no le sucede a la obra de Susan-Mary Grant, quien en todo momento sabe qué busca con su trabajo: explicar, desde un punto de vista social, la construcción de una vasta nación cuyo principal elemento constitutivo fue la inmigración. Así lo explica la contraportada del libro: «En este estudio aparecen intercaladas las múltiples voces de la historia de la nación: esclavos y esclavistas, revolucionarios y reformadores, soldados y hombres de Estado, inmigrantes y refugiados. Son dichas voces, junto con las del país multicultural que es hoy, las que definen los Estados Unidos de América en el amanecer de un nuevo siglo«.

La historia del país americano ha sido una constante disputa entre distintos modos de afrontar y comprender el sentido de la vida y la naturaleza humana, una dicotomía que perdura hasta la actualidad. Las primeras colonias se enfrentaron a la disyuntiva de qué hacer con las tribus indias, mientras resolvían al mismo tiempo sus propios problemas internos, la mayoría de ellos de índole religiosa. A medida que crecía la población y las colonias se organizaban políticamente, nació un sentimiento de unidad contrapuesto al arraigo y fervor de algunos realistas por la metrópolis inglesa. La Guerra de Independencia marcó el punto de inicio del nuevo Estado, pero creó nuevas disputas: la esclavitud y la configuración constitucional. Ambas fueron el detonante de la Guerra de Secesión que dividió al país entre el Norte y el Sur.

La victoria de la Unión no supuso la inmediata erradicación de los problemas raciales que continuaron hasta bien entrado el siglo XX. Las primeras décadas del nuevo siglo trajeron prosperidad y progreso, pero la Gran Depresión hundió en cierto modo el sueño americano, que sólo sobrevivió gracias a la Segunda Guerra Mundial. Las desigualdades continuaron e incluso se ahondaron entre ricos y pobres, entre blancos y el resto de razas y entre los denominados patriotas y antipatriotas.

Susan-Mary Grant relata en los primeros capítulos de su libro la llegada de los colonos a las costas americanas y su relación con las tribus indias que allí habitaban, así como las controversias religiosas y los problemas con la metrópoli. Ya sea por motivos económicos o religiosos, las primeras comunidades se instalaron con un propósito determinado: «Si los primeros colonos en la bahía de Chesapeake se habían visto atraídos a América en gran parte por las riquezas naturales que la tierra parecía ofrecer, para los puritanos, la otra cara de esa moneda –la idea de América no como un Edén sino como una tierra virgen- era casi igual de atrayente. La combinación de nativos sin civilizar y tierras sin cultivar resultaba tan irresistible como intimidante«. Los primeros años, sin embargo, no fueron fáciles y la esperanza de vida muy baja, de modo que los enclaves sólo sobrevivían (cuando lo hacían) gracias a la llegada de nuevos colonos. Hasta el siglo XVIII no se estabilizó la vida en las colonias, que empezaron a dotarse de un sistema político propio.

DECLARACION INDEPENDENCIA EEUUContinúa su relato Susan-Mary Grant con la Guerra de Independencia, dedicando menos atención al desarrollo pormenorizado de la contienda que a la aparición, quizás de un modo inconsciente, de un sentimiento identitario en las distintas colonias. En palabras de Susan-Mary Grant: «La historia nos dice que la ‘Revolución estadounidense’, o Guerra de Independencia, terminó en realidad con la separación de las colonias británicas de la ‘madre patria’ en 1783. Al no estar dotados de la capacidad para ver el futuro, difícilmente podían los colonos de principios del siglo XVIII haber estado preparándose para declarar la independencia en 1776, ni equipándose para la guerra necesaria para obtenerla. Mas en ciertos aspectos eso era precisamente lo que estaban haciendo, pues la vida colonial norteamericana presentaba dos rasgos predominantes: el cambio y la guerra«. La causa la hallamos en la inestabilidad generada por la continua afluencia de inmigrantes que convertía a las colonias en «sociedades en transición«.

La Declaración de Independencia supuso, para la profesora de la Universidad de Newcastle, la proclamación de «una visión, una que comprometería a su progenie inmediata y a sus múltiples generaciones que vendrían detrás a hacer realidad un ideal en el que estos colonos tal vez creyeran pero bajo cuyos términos indudablemente nunca vivieron. En su origen, la nación estadounidense encerraba la paradoja de que unos esclavistas predicaran la libertad«. Los capítulos que analizan el siglo XIX hasta la Guerra de Secesión se ocupan especialmente de la esclavitud y de las distintas interpretaciones constitucionales que adoptaron los Estados, del denominado Destino Manifiesto y de los modelos económicos que el Sur y el Norte implantaron.

La victoria del Norte transformó el país pero no acabó de raíz con algunos problemas latentes de la sociedad estadounidense y, además, creó otros nuevos: «Mientras la nación se recuperaba de ese conflicto, el desarrollo industrial y urbano, alimentado en ambos casos por la llegada de inmigrantes a partir de 1870, cambió la fisonomía de la nación económicamente al tiempo que estos últimos la cambiaban físicamente, lo cual provocó una vuelta de los ataques contra los nacidos en el extranjero«. Susan-Mary Grant examina las consecuencias de la Guerra de Secesión y el «Período Progresista» (1890-1920) que llevó a Estados Unidos a una nueva Edad Dorada y a la modernización e industrialización de toda la sociedad. En este período se produce un nuevo fenómeno hasta entonces desconocido para la sociedad norteamericana: la intervención en los asuntos internacionales.

VENTA DE ESCLAVOSLa guerra contra España y el control del canal de Panamá provocaron que Estados Unidos abandonase su tradicional política aislacionista, al principio con ciertas reticencias. Las dos Guerras Mundiales (especialmente la Segunda) tuvieron consecuencias que todavía hoy se dejan sentir: la militarización de la sociedad americana y la primacía económica que, a la postre, le convertirá en la única super-potencia. Susan-Mary Grant analiza estos dos fenómenos y continúa su análisis de las diferencias sociales que perviven durante todo el siglo XX.

El libro de Susan-Mary Grant constituye un encomiable esfuerzo por mostrarnos la construcción de la identidad y de la nación estadounidense desde la llegada de los primeros colonos hasta nuestros días. Para lograr este fin, relega a un segundo plano los hechos (apenas son analizados los conflictos armados o las disputas políticas) y centra toda su atención en los problemas sociales que ha tenido que afrontar Estados Unidos a lo largo de su historia, de los que acentúa la discriminación racial, cuestión omnipresente en todos los capítulos de la obra. Destaca en los diferentes capítulos del libro la noción de conflicto como clave de la historia norteamericana: «El proceso de conversión en estadounidense era, como en cierto sentido siempre ha sido, uno impulsado por y definido a través del conflicto; conflicto entre las colonias y Gran Bretaña, entre los colonos y los pueblos aborígenes, y entre los propios colonos«.

Susan-Mary Grant, profesora de la Historia norteamericana en la Universidad de Newcastle, es autora de North over South: Northern Nationalism and American Identity in the Antebellum Era (2000) y The War for a Nation: The American Civil War (2006).

*Publicado por la editorial Akal, marzo 2014.