Historia de la estrategia militar
Jeremy Black

Gran parte de la historia está modelada por el cincel de los generales que lideraron a sus ejércitos en los campos de batalla. La configuración del mundo que hoy conocemos tiene numerosas causas, que van desde lo político a lo económico, y entre ellas se hallan, de modo preponderante, las generadas por el impacto de los conflictos bélicos. A lo largo de los siglos, las guerras y los tratados de paz han ido perfilando los territorios que conforman los actuales Estados y las sociedades que los habitan. El esfuerzo militar ha condicionado las finanzas de reinos y repúblicas desde tiempos inmemoriales, de lo que no faltan ejemplos que fácilmente vendrán a la mente del lector. La guerra ha sido, además, el leitmotiv de algunas civilizaciones, que impusieron su poder por la fuerza de las armas. Nadie (o casi nadie) abandona pacíficamente el control de un territorio si no es por verse amenazado o por haber sido derrotado por un adversario más poderoso.

La historia militar, pues, es un recurso tan inevitable como imprescindible para conocer nuestro pasado. En realidad, ella misma abarca frentes y materias heterogéneas, como reflejan el sinfín de trabajos que han proliferado en los últimos años, convirtiéndola en un género “de moda” al que accede un público muy activo, a la búsqueda de la última novedad editorial. Entre esos trabajos, ya sean de la historia española o internacional, destacan los protagonizados por autores anglosajones, que llevan décadas perfeccionando este tipo de investigaciones. En ellas se ha estudiado la evolución de los ejércitos, el influjo que provocaron brillantes generales, el arte de la guerra o el desarrollo de las grandes batallas, entre otros temas. Quizás no se ha dedicado tanta atención a dar una explicación global sobre las interacciones entre lo militar y lo civil, es decir, a exponer cómo se conectan y qué consecuencias se derivan de esa relación dual en las respectivas tomas de decisiones, tanto de los generales al mando como de los dirigentes políticos.

En este contexto, una noción fundamental para comprender la historia bélica es la estrategia. De difícil definición, los especialistas la han utilizado en diversos escenarios, sin llegar a un consenso sobre su alcance y significado. El historiador británico Jeremy Black intenta abordar, en su conjunto, este trascendental concepto en su Historia de la estrategia militar*. Se trata de un minucioso trabajo que busca dar respuesta a las implicaciones históricas de la estrategia militar, brindando una visión propia sobre la interpretación de este término. Su análisis, por cierto, no se circunscribe al pasado, ya que los últimos capítulos del libro están dedicados al presente y al futuro.

En palabras del autor, “este libro arranca con una introducción, pasa después por una serie de estudios de caso sobre algunos Estados, periodos y conflictos y termina aportando ciertas conclusiones. Los casos estudiados están contextualizados en términos de cambios a lo largo de seis siglos. Buena parte del libro está dedicado a esos estudios de caso. Unido a esto, se discutirá sobre la práctica y la cultura estratégica, y, específicamente, sobre hasta qué punto es apropiado usar el término «estrategia»”. Y añade: “Trata sobre la realidad de la estrategia y, en particular, sobre la toma de decisiones estratégicas: su práctica en el pasado, en el presente y, con toda probabilidad, en el futuro. […] Es crucial entender que la estrategia no es un documento, sino una práctica. Puede entenderse en términos de lo que ha de conseguirse (los «fines»), cómo se conseguirán estos (los «modos») y qué recursos se emplearán para ello (los «medios»), aspectos todos que se influyen entre si, tanto respecto a su contenido como al modo en que se entiende”.

Jeremy Black analiza ese concepto difuso y enrevesado que es la estrategia, apoyándose, más que en los conocidos estudios teóricos de Clausewitz o Mahan (a los que también presta atención), en su dimensión práctica. Como se apuntaba en la cita precedente, concibe la estrategia como un fenómeno que trasciende lo militar y cuyas implicaciones dependen de lo contingente, no de los parámetros académicos. La obra estudia desde distintos ángulos estos planteamientos, para lo que recorre las guerras más conocidas de los últimos cuatro siglos. Valora las decisiones que se adoptaron en cada situación y las pone en su contexto político.

El autor se muestra muy crítico con quienes utilizan el término “estrategia” a la ligera e incide en la importancia de explorar cada situación atendiendo a las circunstancias que la rodean. A su juicio, el concepto fundamental es el de “cultura estratégica”, lo que explica que tal noción impregne toda su obra. El libro, afirma, “[…] se basa en la idea de que las creencias, actitudes y patrones generales de conducta fueron una parte integral de la política del poder, en vez de ser dependientes de las circunstancias políticas de una coyuntura en concreto”. Sobre esta idea se construye el nucleó del trabajo de Black.

El punto de partida se sitúa en el siglo XV, pero los capítulos consagrados a las grandes potencias de la Edad Moderna pasan rápidamente. Por cierto, como es usual en los autores anglosajones, el autor muestra muy escasa atención al Imperio español, que aparece de forma secundaria y normalmente en referencia a las acciones acometidas por franceses o ingleses. En realidad, el análisis más exhaustivo empieza en el siglo XVIII y tiene como protagonistas a Francia, Inglaterra y Estados Unidos (aunque también se alude a potencias orientales, como China o Japón). Cada uno de estos protagonistas hubo de hacer frente a conflictos armados de distinta naturaleza, con realidades políticas muy diferentes. Por supuesto, las dos Guerras Mundiales son objeto de un pormenorizado estudio, con especial atención al comportamiento germano. Estos epígrafes conforman la parte sustancial del trabajo del historiador británico, que despliega en ellos sus ideas sobre la relación entre fuerza, voluntad, realidad, política y escenario global.

La obra concluye con una aproximación a la Guerra Fría y al presente, en la que los actores se vuelven mucho más reconocibles. La victoria estadounidense en su enfrentamiento contra los soviéticos y su conversión en gran potencia mundial, la emergencia de China o las guerras de Irak y de Afganistán, así como otros tantos fenómenos recientes, copan estas últimas páginas. A ellas les siguen otras en las que se ofrece un cuadro de lo que está por venir y de las incertidumbres que generan unas relaciones internacionales cada vez más tensionadas.

Concluimos con una nueva cita del autor, a modo de síntesis de su obra: “Este libro pretende desarrollar estas ideas mediante una consideración dinámica de los conflictos clave del pasado, los principales temas del presente y el desarrollo estratégico de diversos poderes pujantes. Admitiendo que hay significativas variaciones en todo el mundo, los conflictos y los Estados de los que se hablará pueden presentarse como típicos de un particular período de conflicto y relaciones internacionales (ambas se tratan como realidades relacionadas, aunque diferentes); y también pueden entenderse en términos de realidades domésticas, ante todo la particular identidad y los intereses específicos de las dinastías, los países y los Estados. En este sentido, este escrito contribuirá a la comprensión de las relaciones internacionales y la medida en que ninguna de estas relaciones, tampoco la persecución de unos fines militares, fueron independientes de las políticas domésticas”.

Jeremy Black es profesor de Historia en la Universidad de Exeter (Reino Unido). Ha publicado un centenar de libros, muchos de ellos sobre historia militar y sobre relaciones internacionales en el siglo XVIII. Recibió el premio Samuel Eliot Morison de la Sociedad Norteamericana de Historia Militar.

*Publicado por Ediciones Rialp, octubre 2020. Traducción de David Cerdá.