BOE - GOBIERNO Y ADMINISTRACION MILITAR

Gobierno y administración militar en la II República española
Justo Alberto Huerta Barajas

El ejército fue uno de los principales protagonistas de la política española durante gran parte de los dos últimos siglos. A pesar de la implantación del Estado liberal a principios del siglo XIX y de la aplicación de sus tímidas reformas democráticas, nada podía perpetuarse sin la aquiescencia, implícita o explícita, de la cúpula militar. Cada etapa de nuestra historia reciente estuvo marcada por un pronunciamiento con el que los generales, en connivencia con algunos dirigentes civiles, deshacían o constituían gobiernos a su antojo y, en reiteradas ocasiones, se arrogaban el poder político. Militares como Espartero, Narváez, Serrano, O’Odonell o Primo de Rivera son ejemplos de cómo la frontera entre la política y el ejército fue muy tenue en nuestro pasado. No obstante la importancia del estamento militar en la historia española, conocemos muy poco de su funcionamiento interno, pues a la historiografía no le ha interesado tanto su organización o su estructura, como su relación con los otros poderes del Estado.

La Segunda República española se fraguó entre dos dictaduras. El fracaso de la primera le abrió las puertas del gobierno y la segunda puso fin al experimento democrático que había intentado implantar. Ambas estuvieron lideradas por militares. Una vez más, la dependencia entre la política y el ejército se tornó decisiva, aunque esta vez la incidencia de las Fuerzas Armadas fue mayor en su derrota que en su victoria. Hay numerosos estudios y trabajos que abordan la compleja y turbulenta relación entre los republicanos y una cúpula militar conservadora que veía con malos ojos las propuestas reformistas que traían. Durante los cinco años que duró la República, los lances entre unos y otros se sucedieron ininterrumpidamente, en ocasiones traducidos en derramamientos de sangre. La situación terminó por tornarse insostenible y desembocó en el golpe de Estado del 18 de julio de 1936; la orden de disolución del ejército dictada por el gobierno republicano muestra hasta qué punto se habían deteriorado las relaciones.

La obra del profesor Justo Alberto Huerta Barajas, Gobierno y administración militar en la II República española (14 de abril de 1931 / 18 de julio de 1936)*, se aleja un tanto de los trabajos habituales sobre este período y explora la poco conocida estructura interna del ejército español durante aquel crítico período. En palabras del autor, “La presente tesis doctoral aborda el estudio de la organización militar española desde la proclamación de la Segunda República hasta la sublevación del 18 de julio de 1936. El objeto de la misma es presentar y analizar el entramado institucional de los diversos resortes dispersos en la Administración del Estado que controlaban los mecanismos de seguridad y defensa de la Segunda República, en ningún caso justificar o condenar actuaciones y comportamientos. Por ello se reflejan las capacidades que el régimen republicano tenía para enfrentarse a la sublevación, al mismo tiempo que nos permite analizar qué debilidades aprovecharon los insurrectos para acometer la conquista de los mecanismos del Estado”.

Como adelanta el propio Justo Alberto Huerta, el libro es el resultado de su tesis doctoral; de ahí que prevalezca el esfuerzo de investigación sobre el divulgativo. A lo largo de ochocientas páginas (algo más de cuatrocientas, si descontamos los apéndices) se diseccionan, desde un punto de vista histórico y jurídico, las instituciones de carácter militar que existieron durante la Segunda República, dando prioridad al estudio de las fuentes legislativas y normativas. El lector que busque un trabajo accesible sobre esta materia quizás pueda verse abrumado por el detalle con el que se abordan las competencias que ostentaba el Gobierno republicano sobre las Fuerzas Armadas: se trata de una obra claramente especializada, dirigida a un público más bien reducido y académico. La aproximación del autor al tema no aparece en ningún momento sesgada ni condicionada por sus propias valoraciones y solo en algunos pasajes se calibran, a tenor de la información obtenida, los aciertos o errores cometidos por la Administración republicana.

GOBIERNO Y ADMINISTRACION MILITAR - AZAÑA Y MILITARES

La estructura de la obra es relativamente sencilla, aunque esconde un entramado institucional de una complejidad extraordinaria. A lo largo de cuatro capítulos se analizan las competencias militares establecidas en la Constitución de 1931 y las que ostentaban los Ministerio de Guerra, de Gobernación y de Hacienda (obviamente, los dos primeros capítulos constituyen el grueso de la investigación). El profesor Justo Alberto Huerta bucea en un océano de leyes, órdenes ministeriales y disposiciones de todo tipo para reflejar, en un minucioso lienzo, la Administración militar durante la República.

Una de las conclusiones que se extrae de la investigación es el fracaso de los políticos republicanos en lograr la sumisión del ejército al poder civil. El denodado esfuerzo de Manuel Azaña por alcanzarla se estrelló, una y otra vez, contra una férrea oposición, un confuso diseño constitucional del reparto competencial y las visiones contrapuestas entre los líderes republicanos. Así lo explica el autor: “[…] el reparto de funciones en materia de defensa y orden público entre los presidentes de la República y del Gobierno, fruto de la pugna personal entre Alcalá-Zamora y Azaña, llenó de confusión toda la vida normativa de la República, y dio lugar a equívocos y desequilibrios, lo que implicó la necesaria mediación en la disputa de una tercera instancia, a través del mecanismo del ‘refrendo’ parlamentario. Tales cuestiones dificultaban cualquier proceso en la toma de decisión por parte del Estado, pero revestían caracteres dramáticos cuando se trata de cuestiones de seguridad, defensa y orden público, en las que la unidad de decisión y mando son principios vitales”.

La obra aparece impregnada de un tono melancólico. La avalancha de datos y cifras que aporta el autor esconde una meridiana realidad: la impotencia manifiesta de los gobiernos republicanos por alterar los cimientos del ejército. Ya fuese por ignorancia, por desconfianza, por escasa voluntad o por simple incompetencia, lo cierto es que durante aquellos cinco años apenas se llevaron a cabo reformas exitosas y lo único que se logró fue enardecer más el ambiente. Un vano esfuerzo por cambiar una institución necesitada de reformas tras décadas de estancamiento y mala organización. De haberse acometido con otro espíritu, quizás la República hubiese logrado evitar, o sobrevivir, el golpe de Estado llevado a cabo precisamente por militares. Conocer la estructura de uno los principales pilares de la sociedad española de principios del siglo XX nos ayuda a comprender muchos de los sucesos capitales de nuestra historia reciente.

Justo Alberto Huerta Barajas es profesor del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED. Pertenece al Cuerpo de Intervención del Ministerio de Defensa (Teniente Coronel Interventor en excedencia) y es auditor nacional en la Intervención General de la Administración del Estado. Desarrolla labores docentes en centros de enseñanza superior civiles y militares.

*Publicado por la editorial del Boletín Oficial del Estado, mayo 2016.