ANAGRAMA - ESPAÑA HISTORIA DE UNA FRUSTRACION

España: la historia de una frustración
Josep M. Colomer

La historia de España es una historia de desencuentros. Un tira y afloja en el que las alegrías y las desventuras se suceden a gran velocidad. Si en un momento nos sentimos invulnerables y en la cima del poder mundial, al poco nos hallamos derrotados y relegados a un miserable segundo plano. Más propensos a los lamentos que a los halagos, preferimos la crítica destructiva a la constructiva y no hemos sido especialmente hábiles relatando nuestro pasado. Preferimos que otros, con intenciones no siempre claras, nos lo cuenten. El resultado ha sido una imagen negativa de lo que es y lo que fue España, perpetuada durante siglos. Asentada en la conciencia colectiva, esa imagen ha provocado un descontento generalizado que está costando mucho revertir. Ciertos sectores la han utilizado, además, para justificar enfoques y planteamientos interesados que nada tienen que ver con la historia.

Que el Imperio español fue débil y enfermizo y que se mantuvo a duras penas tras su época dorada es una verdad a medias. En realidad, hubo de lidiar con muchos frentes abiertos y con casi todos sus territorios levantados en armas o amenazados. Superando tremendas penalidades, lo cierto es que, después de todo, logró conservar la mayoría de sus posesiones. España, al borde del abismo, se sobrepuso a su anunciada (y previsible) hecatombe. Ya nada sería igual desde finales del siglo XVII, pero la supervivencia se aseguró, al menos durante dos siglos más.

Las deficiencias políticas, económicas y sociales del Imperio (y luego del Estado) español han sido puestas de manifiesto en reiteradas ocasiones. El profesor Josep M. Colomer en España: la historia de una frustración* lo hace con crudeza y con contundencia. Su trabajo va describiendo, capítulo a capítulo, los vicios de España hasta desnudarla y exponer a la luz sus vergüenzas. Desde una óptica pluridisciplinar, pero utilizando la historia como hilo conductor, Colomer explora sin tapujos las carencias y las privaciones de nuestro pasado, que, en su opinión, nos han impedido conformar ahora una democracia ejemplar y una nación sólida. El libro, provocador y duro, no deja al lector indiferente. Sin necesidad de compartir muchas de las afirmaciones que en él se vierten, puede ser una herramienta útil para reflexionar sobre nuestro presente y revisar la concepción que tenemos de España y de su historia.

Veamos una muestra de la contundencia de Josep M. Colomer: “La aventura imperial española fue un desastre tanto para los colonizados como para los colonos y para los que quedaron en España, del cual el país nunca se ha recuperado del todo. La Monarquía española se debatió, primero, entre el Imperio europeo, incluido el Sacro Imperio Romano-Germánico durante un tiempo, y el nuevo Imperio Americano —como continúa vacilando ahora entre la Unión Europea e Hispanoamérica— y desperdició sus escasos recursos en una múltiple empresa enorme y ruinosa. Los historiadores han escrito mucho sobre el coste del Imperio y las consecuencias económicas de su pérdida para España, pero mucho menos sobre el coste de oportunidad del Imperio mismo: qué otras cosas se hubieran emprendido tan temprano y tan rudamente y no hubieran durado tanto tiempo. […] Pero la peor parte no fueron los escasos resultados, sino la ocasión perdida de crear una administración eficiente de un estado efectivo, así como una cultura integradora dentro de la Península, como otros países europeos comenzaron a hacer en esa época”.

La idea germinal del trabajo de Colomer es la frustración, la sensación de haber podido ser algo muy grande y, por una u otra razón, habernos quedado a medio camino. Contando con las herramientas necesarias para convertirnos en una pieza clave del continente europeo, al final, por seguir quijotescas ideas y sueños, acabamos rezagados y sin peso específico en la actual configuración política de Europa. Para el autor, España nació con el Imperio colonial transatlántico y se quebró con él. La frustración de España se deriva de haber pretendido ser el imperio más grande y poderoso, un estado moderno eficiente, una nación orgullosa y una democracia ejemplar y haber quedado lejos de lograr plenamente esos objetivos.

Colomer disecciona sin eufemismos los motivos del fracaso en las casi trescientas páginas que componen el libro. En él no solo analiza el pasado, sino también cuestiones tan actuales como los nacionalismos, la corrupción, la crisis de los partidos o la influencia del fútbol en la sociedad. Para exponer esta “historia de una frustración”, la obra se articula en cuatro grandes bloques. El primero aborda los problemas del Imperio y de cómo la ambición imperial lastró el desarrollo de España (y del continente americano), al haber destinado esfuerzos y recursos a una aventura sin visos de prosperar, que superaba con creces sus capacidades. Este capítulo es el más “histórico”, pues bucea en las deficiencias de la Monarquía Hispánica, aunque también alcanza a nuestros días.

El segundo bloque abandona el Imperio para centrarse en el Estado. Dejemos que sea el autor quien explique su contenido: “En gran parte como consecuencia del desperdicio de recursos en el esfuerzo imperial, España perdió la oportunidad de construir una administración civil, instituciones de representación política y la primacía del derecho cuando era el momento adecuado para hacerlo. Durante largos períodos, el militarismo y el clericalismo sustituyeron a un estado débil. Al haber llegado muy tarde a la construcción estatal el esfuerzo se ha traducido en un estado-burbuja sometido a fuertes restricciones europeas y globales”. En estas páginas se abordan fenómenos como la picaresca convertida en corrupción, la presencia del Ejército y la Iglesia en la política, las insurrecciones populares o la quiebra de las finanzas públicas.

Los dos últimos bloques corresponden a sendos conceptos: la Nación y la Democracia. Para Colomer, la debilidad del Estado hizo que la construcción de una nación cultural unificada, como la acometida por nuestros homólogos europeos, fuera un esfuerzo frustrado e incompleto. Para sostener esta afirmación, examina los distintos elementos que reflejan la identidad nacional (himno, bandera, lengua…) y los intentos fallidos de configurar esa unidad nacional (mili, fútbol, educación…). El resultado es descorazonador. En cuanto a la Democracia, otra frustración, señala Colomer que el régimen establecido tras la Transición, al carecer de un Estado nacional sólido, se basa en “unos partidos oligárquicos que tienden a producir gobiernos minoritarios y decisiones excluyentes”. Los epígrafes de este bloque se centran en el presente, abordando los problemas catalán y vasco, las asimetrías en la organización autonómica, los vicios de los partidos políticos o la incapacidad de formar coaliciones de gobierno.

Frente a este panorama tan desolador, Josep M. Colomer ofrece una solución: Europa. Abandonando conceptos como soberanía, nación o incluso Estado, España tiene la oportunidad, en brazos de la Unión Europea, de dejar de ser un estado periférico, rezagado, débil y limitado. La política exterior, por tanto, habría de ser la pieza fundamental de un nuevo resurgir. Para nuestro autor, recuperar el pasado no es la solución: se ha de construir España mirando al futuro, que no es sino una mayor integración europea. Así de claro se manifiesta: “En una Europa integrada y en un mundo globalizado, el fracaso nacional puede ser una nueva oportunidad. Regresar a momentos históricos perdidos para intentar hacer ahora lo que no se hizo a su debido tiempo es una tarea imposible. La ventaja potencial para los habitantes de Tierra de Conejos puede derivarse de la posibilidad de desarrollar sus iniciativas, sus actividades personales y profesionales y su creatividad innovadora con menos restricciones legales, territoriales y culturales que las que sufrirían bajo un estado nacional compacto. Es un desafío que muchos querrán aprovechar”.

Josep M. Colomer es miembro fundador de la Asociación Española de Ciencia Política, miembro por elección de la Academia Europea y socio vitalicio de la Asociación Americana de Ciencia Política y la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas. Es autor de más de doscientos capítulos y artículos académicos y autor o compilador de dos docenas de libros, entre los que destacan Instituciones políticas (Premio de la Asociación Española de Ciencia Política), Ciencia de la política, un indispensable texto de referencia, Contra los nacionalismos, El arte de la manipulación política, La transición a la democracia: el modelo español, Grandes imperios, pequeñas naciones y El gobierno mundial de los expertos.

*Publicado por la editorial Anagrama, mayo 2018.