Espadas y plumas en la Monarquía Hispana. Alonso de Contreras y otras vidas de soldados (1600-1650)
Thomas Calvo

Es posible (quizás no muy probable) que el lector haya oído hablar alguna vez del Discurso de mi vida, que el capitán Alonso de Contreras comenzó a escribir el 1 de octubre de 1630, “en su posada de Roma, donde estaba al servicio del Embajador de España”. Ese Discurso llegó al gran público siglos más tarde, de la mano de Ortega y Gasset, que lo editó en 1943 con el título Aventuras del Capitán Alonso de Contreras. No es, propiamente hablando, una autobiografía completa, sino un relato de los trances que aquel soldado al servicio de Su Majestad Católica había pasado en los diferentes escenarios, bélicos sobre todo, que le correspondió vivir.

El Discurso de Contreras constituye el eje sobre el que gira la obra de Thomas Calvo Espadas y plumas en la Monarquía Hispana. Alonso de Contreras y otras vidas de soldados (1600-1650)*. El autor expone al comienzo de su trabajo (puesto que de un trabajo histórico y no meramente literario se trata) cómo tuvo lugar su particular descubrimiento de Alonso de Contreras, al que seguiría poco después el de otros contemporáneos suyos, cuyas espadas fueron compañeras de las letras.

Se encuentra, así, “con un verdadero bosque de vidas de soldados españoles, redactadas con sus pulgares, como escribió Miguel de Cervantes”, cuyas hazañas, “aunque estén sobre todo centradas en el Mediterráneo -Malta, Nápoles y Palermo son sus bases predilectas de operaciones – están presentes en todas las partes donde las armas españolas triunfan o se quiebran, de Lepanto a Nördlingen, pasando por la Mahometa; y, aún más allá, de Transilvania a Orán de los Países Bajos a Mombasa y Goa”.

De ese bosque de vidas Thomas Calvo escoge siete: las de Miguel de Castro (Vida del soldado español Miguel Castro, escrita por él mismo (1593-1611); Diego Duque de Estrada (Comentarios del desengañado de sí mismo. Vida del mismo autor); Jerónimo de Pasamonte (Autobiografía); Diego Suárez Montañés (opera varia); Domingo Toral y Valdés (Relación de la vida del Capitán Domingo de Toral, escrita por el mismo Capitán); Diego Galán (Cautiverio y trabajos de Diego Galán, natural de Consuegra y vecino de Toledo) y el propio Alonso de Contreras, a quien más atención se dedica.

En realidad, la obra de Thomas Calvo se sirve de esos siete relatos a modo de mosaico: sus teselas le permiten ofrecernos una visión del Imperio español (o, como él subraya, más bien ibérico, en unos momentos en los que Portugal estaba unida al resto de España) siguiendo las trazas de cada uno de aquellos. Nos presenta, así, “con más nitidez que en el centro imperial, una forma de cultura hispánica, es decir la capa negra con hilos de oro que echó sobre parte del mundo ese ser que se llamó la Monarquía Hispánica o católica y que acompañan la espada y el hisopo”.

La primera parte del libro transcurre entre Italia y Castilla, y en ella se recoge la mayor carga humana de Alonso de Contreras, cuya vida y cualidades, positivas o negativas, son comparadas con las de los otros seis soldados y a la vez escritores de sus vidas.

La segunda parte, siempre sobre la filigrana de las peripecias de Contreras (en este caso, su participación fallida en los “socorros de Filipinas”), se adentra en los pormenores de una de las armadas o expediciones navales que zarpaban de Sevilla con el propósito de socorrer a aquellas islas, amenazadas por todos. Los viajes del Galeón de Manila-Acapulco, que servía la ruta de la plata entre ambos continentes, las relaciones con los países orientales (Japón, entre otros), los encuentros navales con los holandeses (incluso durante la Tregua de los Doce años), la vida a bordo de las naves (con “soldados muy rotos, pocos artilleros y menos marinos”) o la defensa de los intereses portugueses, que ven cómo se pierde Ormuz, en 1622 y Bahía en 1624, son algunos de los episodios que la integran.

La tercera parte del libro cambia de tercio y se adentra en las realidades coloniales de México, donde Alonso de Contreras ejerció como castellano de San Juan de Ulúa y sargento-mayor del Reino de Nueva España. Las pocas huellas documentales que hay de su presencia en esas tierras no impiden a Thomas Calvo, que se siente obviamente cómodo en este escenario, facilitarnos un interesante análisis de aquel virreinato. Asistimos así a la vida en Sinaloa, a la evangelización a cargo de los jesuitas, a los combates fronterizos, a la presencia de holandeses e ingleses en el Caribe al acecho de los convoyes con destino a España, a las defensas terrestres o las vicisitudes de la armada de Barlovento.

Los capítulos finales de la obra de Thomas Calvo atienden a dos facetas aparentemente heterogéneas de aquellos años. Por un lado, centra su atención “en las hojas sueltas, las relaciones de sucesos de algunos folios sin encuadernar, que se imprimían día a día en los talleres, al lado de una producción menos efímera”. Con ellos se satisfacía la avidez de noticias en unos territorios que, precisamente por la inmensa extensión de la Monarquía hispana, tenían evidentes problemas de comunicación. Es curioso comprobar cómo, ya entonces, “las prensas españolas son mejores como defensoras que como atacantes” y cómo la reacción frente a la propaganda adversa era insuficiente. Calvo cita, a este respecto, la frase de un autor anónimo de 1638: “España es tan derramada en sus proezas como ceñida en sus alabanzas”.

 Por otro lado, y así concluye el libro, el último capítulo toma pie de un suceso trágico acaecido en Manila el 12 de mayo de 1621, en el que el gobernador Alonso Fajardo mata a su esposa y al amante de esta, el mercader Juan de Mesa, sorprendidos in fraganti: los documentos expresivos de las incidencias del proceso judicial subsiguiente, que circularon por doquier, sirven a Thomas Calvo para ahondar, bajo la rúbrica “Médicos de su honra”, en la concepción del honor entonces vigente. En este caso, la conexión con Alonso Contreras (que nunca estuvo en Filipinas) es quizás marginal, pero no menos sorprendente: en su Discurso, él mismo relata un lance similar del que fue protagonista.

Quien tenga interés por la situación de la Monarquía Hispana en la primera mitad del siglo XVII disfrutará al conocer, de sus propias manos, las vidas de aquellos soldados que, en las circunstancias más duras, se permitían decir “Venimos con propósito cierto de victoria, y así hemos de cenar en Amberes, o desayunar en los infiernos”. A esos lectores, y a cualquier otro que abra las páginas de este libro, les podemos asegurar que no quedarán defraudados. El texto de Thomas Calvo (redactado, por lo demás, en un espléndido castellano) nos abre unas perspectivas inéditas sobre la vida del Imperio español en los años previos a su declive.

Thomas Calvo (1944), historiador e investigador formado en Francia y en México, ha sido catedrático de Historia de América en la Universidad de Paris X Nanterre y continúa su actividad como profesor e investigador en el Colegio de Michoacán. Se ha especializado en la construcción, la ideología y la administración de la Monarquía católica y en la historia urbana de la América hispana. Entre sus obras anteriores destaca Iberoamérica de 1570 a 1910.

*Publicado por el Colegio de Michoacán y la Casa de Velázquez, octubre 2019.