Entre águilas y dragones. El declive de Occidente
Emilio Lamo de Espinosa

A nadie con un mínimo interés por el mundo que le rodea se le escapa que nos hallamos en un momento de transición, en un impasse entre dos épocas. Atrás hemos dejado el mundo bipolar que rigió desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín, pero también la hegemonía estadounidense que se auguraba tras el derrumbamiento del sistema soviético. Estados Unidos sigue siendo la principal superpotencia del mundo, pero la diferencia con sus “perseguidores” ya no es tan desmesurada como hace unas décadas. China, a quienes muchos ven como el siguiente referente mundial, camina a grandes pasos para superar militar, económica y tecnológicamente a los americanos, embarcados en una política errática para encontrar su posición en un mundo cada vez más complejo y poliédrico. Mientras tanto, la revolución digital abre nuevas fronteras, a la vez que deja obsoleta las antiguas. ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Si algo nos ha enseñado la historia es que nada permanece inmutable. Antes o después, los imperios caen, las revoluciones sociales se producen y el mundo cambia. A veces estos fenómenos tardan siglos en ocurrir, pero en otras ocasiones todo se desencadena en unos pocos años. Sea como sea, la historia del hombre está marcada por las crisis y los vaivenes. No siempre es fácil darse cuenta de que nos encontramos en el “ojo del huracán” de una de estas situaciones, como probablemente les sucedió a los ciudadanos del Imperio romano del siglo III d.C., cuando Roma estaba a punto de sucumbir al empuje bárbaro. Hace falta perspectiva para tener una imagen de conjunto de lo que acontece: solo un analista de mirada perspicaz será capaz de descubrir las pistas que la actualidad le brinda y otear la transformación que se avecina.

El académico Emilio Lamo de Espinosa reúne la perspicacia y la sabiduría necesarias para radiografiar la realidad de nuestro mundo. Catedrático de sociología y fundador y antiguo presidente del Real Instituto Elcano, disecciona el tablero internacional y la sociedad del siglo XXI en su obra Entre águilas y dragones. El declive de Occidente*. El trabajo de Lamo de Espinosa fue galardonado con el Premio Espasa y no es para menos: lleva a cabo uno de los análisis más lúcidos sobre las transformaciones en curso en el planeta y sobre los cambios sociopolíticos y geoestratégicos que están alterando de forma radical el equilibrio de poderes establecido tras la caída del Muro de Berlín.

Como explica el autor, “Occidente de una parte, y Oriente de otra. Dos civilizaciones sin casi contacto durante miles de años. Pero la historia de los últimos siglos ha presenciado cómo el mundo fue golpeado (y golpeado con fuerza, añade Toynbee) por Occidente. Marx y Engels decían lo mismo décadas atrás: Oriente se somete a Occidente. Pero eso es ya historia, y el ascenso de China y de todo Oriente en este comienzo del siglo XXI es espectacular, intenso y muy rápido. Y no son cientos de millones, sino miles de millones las personas que desean incorporarse a la prosperidad alcanzada por Occidente en el siglo XX. Cambia la historia, la cambia la geografía, cambian los mapas. Es un punto de inflexión, civilizacional más que histórico, que nos obligar a pensar el mundo como una totalidad y desde lo que Max Weber llamaba una perspectiva “histórico-universal”, una perspectiva total en el espacio y en tiempo”.

Aunque son muchas las ideas que Lamo de Espinosa expone en su obra, la tesis sobre la que pivota gran parte del libro es que, a pesar del ascenso de Oriente y del aparente declive de Occidente, por primera vez en la historia emerge una civilización mundial que cuenta con instituciones, prácticas, costumbres y modos de pensar homogéneos. Las diferencias entre un japonés, un brasileño, un alemán y un congoleño se han reducido a niveles nunca vistos, por mucho que nos cueste creerlo. Esta realidad, provocada por los avances científicos y tecnológicos en un mundo globalizado, choca con los intentos de numerosos Estados por refugiarse en sus fronteras y desinteresarse de lo que sucede fuera de ellas. Como se apunta en la obra, cada vez resulta más evidente que los gobiernos se ven superados por acontecimientos que no pueden controlar, pues escapan de su soberanía. Resguardarse del mundo exterior no debería ser una opción, ya que se corre el riesgo de quedar sepultado.

En este nuevo contexto, Lamo de Espinosa reflexiona sobre el papel que juega (y ha de jugar) Occidente. La decadencia del régimen soviético parecía augurar (como hizo Francis Fukuyama al hablar del “fin de la historia”) la hegemonía del pensamiento occidental en el mundo. Ya no habría rival para Estados Unidos. La realidad ha venido a demostrar que ese enfoque no era del todo correcto. En la obra se esboza el papel de Occidente (concretamente, de Europa) en este nuevo escenario internacional y los retos que ha de afrontar, tanto internos como externos. De manera especial, se pone el foco en la Unión Europea y se aborda su encaje en el nuevo tablero de las relaciones internacionales. Los epígrafes sobre esta cuestión son los más “históricos”, en cuanto llevan a cabo un sucinto recorrido por los sucesos del año 1989, por la expansión europea en el mundo y la conformación de la Unión Europea.

Una vez analizada la posición de Occidente, el autor se centra en los nuevos actores de lo que llama el “desgobierno global”: China, Estados Unidos, Rusia y la India se erigen en protagonistas del nuevo orden mundial. También acomete el estudio de otras economías emergentes, con un capítulo dedicado a América Latina y a la eterna cuestión de su encuadre en la civilización occidental. En el epígrafe dedicado a los cambios socioeconómicos que están reconfigurando la sociedad, pasa revista al desarrollo de las comunicaciones, la interconectividad económica, las nuevas plataformas digitales… Novedades que, explica, están provocando una verdadera revolución a pasos agigantados.

Tras esbozar el estado en el que se encuentra el mundo, el autor profundiza en dos conceptos esenciales para comprender las relaciones internacionales: globalización y poder. Sendos capítulos examinan el alcance de ambos y cómo se estructuran en el siglo XXI (curiosa y lúcida resulta la distinción entre “ensalada” o “gazpacho” para explicar los fenómenos de relaciones sociales que se producen en el seno de los países y por encima de ellos). El elemento cultural juega, sobre todo en la globalización, un papel decisivo, cuyo análisis resulta fundamental para entender la realidad de muchos países y los problemas políticos que se están generando.

Finaliza la obra con un capítulo dedicado a España. En él se analiza la posición de nuestro país en el escenario internacional, los recursos con los que cuenta para convertirse en un actor relevante y la política exterior seguida en los últimos años. Lamo de Espinosa se muestra crítico con la pasividad y dejadez de España a nivel internacional, así como con los cambios de posición de los distintos gobiernos, que no han contribuido a ofrecer una imagen de seriedad. Hace un llamamiento para recuperar un papel más activo y una presencia más destacable. No por un mero afán de protagonismo, sino porque España depende más del exterior que el exterior de España y dejarnos arrastrar por los vaivenes de la actualidad puede implicar que cualquier ola nos afecte negativamente, si nos descuidamos.

Concluimos con esta reflexión del autor que ilustra uno de los grandes problemas de nuestra sociedad: “Cambia la historia, cambian la geografía y los mapas, pero solo lentamente, y muy por detrás cambia la conciencia, pues sigue siendo cierto que es el ser el que cambia la conciencia, y no al revés, y el búho del conocimiento sigue a la vida. Aunque vivimos en un mundo globalizado y nuestro ser social, nuestra realidad, depende del exterior de mil modos, no somos conscientes de ello, y nuestra perspectiva vital sigue encerrada en los muros de sociedades nacionales e incluso, con no poca frecuencia, en los muros de las regiones, una visión provincializada más que mundializada. Un cortoplacismo que los medios de comunicación refuerzan y los políticos aceptan, renunciando unos y otros a su obligación pedagógica, desistiendo de elevar la mirada más allá de la tribu”.

Emilio Lamo de Espinosa (Madrid, 1946) es doctor en derecho por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en sociología por la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB). Catedrático emérito de sociología en la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, fue director del Instituto Universitario Ortega y Gasset y fundador, primer director (2001-2004) y presidente (2012-2021) del Real Instituto Elcano. Ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos (1996), el Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política (2016) o el Premio Julián Marías a la carrera investigadora (2018). Ha publicado más de una veintena de libros e innumerables artículos.

*Publicado por Espasa, noviembre 2021.