El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana
Carlos Malamud

En varias reseñas hemos dado la voz de alarma sobre el uso torticero y manipulador que ciertos sectores de la política hacen de la Historia. La voluntad de adecuar el pasado a los intereses del presente acaba por desvirtuar la disciplina histórica y la convierte en un instrumento partidista con el que legitimar ideas radicales. Por desgracia -basta leer los medios de información- se trata de una práctica cada vez más habitual, a la que se prestan algunos historiadores que, en vez de combatirla, se suman sin rubor a ella e incluso la jalean aportando razonamientos que sonrojan. El resultado, descorazonador, es la creación de un entorno en el que los hechos apenas cuentan y solo se enfatizan sus interpretaciones ideologizadas, por muy extravagantes que sean.

El fenómeno no concierne solo a España. Se extiende por todo el planeta y, en sí mismo, tampoco es una novedad: la historia se ha usado desde tiempos inmemoriales para legitimar el poder del soberano o para tratar de debilitarlo. Sea cual sea la denominación que ostente la persona al frente de un grupo social, su actuación ha tendido a apoyarse en antepasados o en sucesos pretéritos como fuente de reconocimiento. Tanto civilizaciones avanzadas como pueblos tribales han utilizado esta práctica, que, con mayor grado de sofisticación, sigue vigente. Algo ha de tener el pasado para ser tan codiciado por unos y por otros, que acuden a él como inspiración, o incluso solución, de los problemas del presente. Su fascinación y su ascendente son tales que quienes aspiran a dirigir la sociedad tratan de domesticar la historia y adueñarse de ella, como instrumento “poderoso” para lograr sus designios.

Esa misma tendencia contribuye a la creación de mitos. Estos, si se construyen de la forma correcta, tienen una enorme influencia en la mentalidad colectiva. En España, Don Pelayo, el Cid, los Reyes Católicos o los protagonistas del 2 de mayo han trascendido lo puramente histórico, para convertirse en figuras fundacionales de la nación. La mayoría de los países cuenta con ejemplos análogos, reales o legendarios, que sirven para configurar su identidad, sin que los más jóvenes escapen a esa tendencia: Estados Unidos, por ejemplo, ha idealizado a George Washington o a Abraham Lincoln, del mismo modo que la Unión Soviética lo hizo con Lenin y los países sudamericanos con los cabecillas del movimiento independentista.

En la América de habla hispana, la figura de Simón Bolívar es un ejemplo de este fenómeno. Su adoración ha llegado, en algunos casos, al paroxismo, cercano a la devoción religiosa. Tanto es así que su nombre se usa, en la actualidad, para referirse al sistema de gobierno propio de alguna nación: la denominación oficial de Venezuela es “República bolivariana de Venezuela”.

Este denodado interés por el libertador americano no es casual. Carlos Malamud lo analiza en El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana. Falsificación de la historia e integración regional en América Latina*, abordando este fenómeno y sus implicaciones políticas e históricas. En sus palabras, “el tema central de este libro gira en torno a la integración regional latinoamericana, pero no analiza su desarrollo histórico ni profundiza en sus instituciones ni valora sus éxitos y fracasos. Se enfoca básicamente en sus mitos fundacionales, pretendiendo descifrar en qué medida estos descansan en causas reales o son producto bien de malas interpretaciones, aunque sinceras, o bien de falsificaciones guiadas por intereses políticos o ideológicos que cuentan con un notorio respaldo académico”. Y añade: “Si bien tendré en cuenta las mencionadas actitudes sinceras, concentraré mis esfuerzos en develar las falsificaciones y las manipulaciones más recientes. En cierta medida se enfrentan conductas deliberadas de importantes referentes políticos con un nutrido apoyo intelectual, con el objetivo claro de crear un relato tendente a cambiar la realidad, tanto la presente como la pasada y, sobre todo, la futura”.

El trabajo de Carlos Malamud es un brillante ensayo que combina el análisis de la actual política del continente sudamericano con un detallado estudio de la persona de Bolívar, a la vez que expone sus propias reflexiones sobre la integración regional de América Latina y la unidad americana. El propósito del autor es luchar contra la tergiversación que se ha llevado (y se lleva) a cabo del legado y del pensamiento del libertador venezolano, utilizados burdamente para “vender” una ideología que en poco se asemeja a la que sostuvo Bolívar en sus escritos. De este modo, los saltos entre presente y pasado se suceden a lo largo del libro para ilustrar con ejemplos cómo se realiza esta práctica tan extendida y qué subterfugios se utilizan para travestir las ideas del protagonista.

El libro no sigue una estructura cronológica, sino que desarrolla en distintos capítulos los temas objeto de estudio. Comienza analizando la reinvención de Bolívar y la falsificación de los hechos históricos que le atañen, entre los que se cuentan, por ejemplo, la exhumación de su cadáver y otros intentos de manipulación acaecidos durante la celebración de los bicentenarios de la independencia. A continuación, el autor explica qué entiende por integración latinoamericana y examina el mito de la Patria Grande o el surgimiento de la Gran Colombia. En los correlativos epígrafes intenta contextualizar la actual imagen distorsionada de Bolívar, en contraste con lo que realmente sucedió a principios del siglo XIX.

Una vez puesto en contexto el proceso de integración del continente americano, Carlos Malamud se adentra en la figura histórica de Bolívar. Pasa revista a la “Carta de Jamaica” y al pensamiento político del libertador, poniendo de manifiesto los matices de su pensamiento y las contradicciones con las valoraciones que en el presente realizan políticos y algunos historiadores. Los últimos capítulos están dedicados a los intentos por lograr una unidad continental, como el Congreso Anfictiónico de Panamá, y a otras iniciativas más recientes (UNASUR o CELAC) acometidas por los países que apoyaban el proyecto chavista.

Pocos trabajos muestran tan claramente el uso partidista e interesado de la historia. La manipulación que describe Carlos Malamud es tan bochornosa como escandalosa y nos ayuda a comprender cómo funcionan algunos regímenes políticos, en los que la verdad se convierte en un instrumento maleable. También ofrece una visión muy precisa de la situación que atraviesa el continente sudamericano y de los problemas para conformar entes supranacionales. Estamos, por tanto, ante una obra clave para conocer el hoy y el ayer de nuestros vecinos del otro lado del Atlántico.

Concluimos con esta reflexión del autor: “Está claro que unidad política no es integración regional, al menos según los parámetros actuales. Frente a este problema convergen dos posturas diferentes. De un lado, la de quienes manipulan la historia y justifican sus prácticas con la legitimidad que dicen les aportan Bolívar y otros actores contemporáneos. Del otro, la de quienes creen sinceramente en la integración regional y piensan que buscando sus raíces históricas en tiempos pretéritos y recurriendo a Bolívar la fortalecen. En realidad, los representantes y seguidores de ambas posturas le hacen un flaco favor a la integración latinoamericana, que para avanzar a paso firme necesitaría sacudirse definitivamente la retórica altisonante y del nacionalismo soberanista que la acompaña y que se han convertido en un serio obstáculo para su consolidación”.

Carlos Malamud (Buenos Aires, 1951) es catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e investigador principal del Real Instituto Elcano. Miembro de la Academia Nacional de la Historia de Argentina, entre sus obras destacan Populismos latinoamericanos. Los tópicos de ayer, de hoy y de siempre; Sin marina, sin tesoro y casi sin soldados, «La financiación de la reconquista de América, 1810-1826; e Historia de América.

*Publicado por Alianza Editorial, febrero 2021.