TECNOS - ANTOLOGIA FERNANDO EL CATOLICO

El príncipe español. Antología de textos sobre Fernando el Católico
VV.AA.

A finales del siglo XV, tras casi ocho siglos de lucha prácticamente ininterrumpida, se concluye la Reconquista con la toma de Granada. Para el imaginario popular será entonces cuando España comience a convertirse en una nación. Los artífices de esta gesta fueron los Reyes Católicos (Isabel de Castilla y Fernando de Aragón), quienes hoy son considerados los primeros monarcas propiamente españoles. No entraremos a discutir lo acertado o no de esta afirmación, ni tampoco si España ha de ser vista a partir de entonces como un reino unitario. Existe una abundante bibliografía que aborda ambas cuestiones con detalle y sólo diremos que bajo la monarquía de los Reyes Católicos se asientan las bases que unos años más tarde permitirán a España convertirse en uno de los mayores imperios de la historia.

En línea con la tendencia castellana tradicionalmente predominante en nuestra historiografía, se ha prestado mayor atención a Isabel que a Fernando. Si bien es cierto que en el siglo XV Castilla era más poderosa que la Corona de Aragón, no por ello podemos minusvalorar la figura de Fernando, quien gobernó los dos reinos peninsulares durante cuarenta años, primero junto a su esposa en un inusual reparto de «competencias reales» y, a la muerte de ésta, solo. Supo «recoger una herencia muy mermada, en decadencia y seriamente amenazada en la frontera norte por Francia, y consiguió proyectarla, con el apoyo de Castilla, al liderazgo mundial. Esta fue su gran obra: convertirse en un rey que legó a su descendencia un imperio cristiano universal«. Así resume Salvador Rus Rufino, en su estudio preliminar a la obra El príncipe español. Antología de textos sobre Fernando el Católico*, el que sería principal logro del monarca.

ENTREGA GRANADAParece que esta misma opinión fue compartida por muchos de los contemporáneos de Fernando II de Aragón, quienes no dejaron de ensalzar sus éxitos y presentarle como modelo para ejemplificar las virtudes del monarca ideal. En la obra que ahora reseñamos se reúnen cuatro textos escritos por ilustres personalidades de los siglos XVI y XVII (Juan de Sobrarias, Nicolás Maquiavelo, Baltasar Gracián y Diego Saavedra Fajardo) que estudiaron el legado y el proyecto político del rey aragonés. Para comprender gran parte de las alusiones que aparecen en los textos reproducidos resulta imprescindible acudir al interesante estudio preliminar de Salvador Rus, en el que, además de repasar la biografía de Fernando el Católico, analiza los hitos más importantes de su reinado.

La llegada al trono de Fernando estuvo marcada por los conflictos políticos en Aragón y en el Principado de Cataluña, como consecuencia de la enemistad entre su padre y su hermanastro, Juan II y Carlos de Viana, que obligó a Juan II a pedir ayuda a Francia. Coronado como rey de Sicilia a los dieciséis años, en 1468, ese mismo año Fernando contrajo matrimonio con Isabel de Castilla (en contra de la voluntad de Enrique IV), iniciándose al poco tiempo el conflicto entre Juana de Portugal (o la Beltraneja) e Isabel por la sucesión legítima al trono de Castilla. La victoria de los ejércitos comandados por Fernando frente a Portugal y a algunos nobles castellanos, permitió reforzar la posición de la Corona y la autoridad de los nuevos reyes (Fernando accedió al trono aragonés en 1479). En el Acuerdo de Segovia o en las Cortes de Toledo quedaron configuradas las atribuciones de los monarcas, quienes fijaron en el reino nazarí de Granada su próximo objetivo.

Hasta 1492 duró la conquista de Granada, que finalizó con la capitulación de la capital granadina. La campaña fue muy dura y obligó a modernizar el ejército español. Una vez concluida la guerra, los Reyes Católicos (en especial Fernando) se ocuparon de los asuntos europeos, de modo que las relaciones con Francia y las posesiones aragonesas en Italia pasaron a ser el principal foco de atención. La proyección internacional de la Corona hizo necesario articular una diplomacia que permitiese tejer una beneficiosa red de alianzas, de ahí que los reyes pusieran especial cuidado en la elección de los matrimonios de sus hijos. Francia fue el principal enemigo durante estos años y la guerra devino inevitable.

RETRATO FERNANDO CATOLICOEn 1504 moría Isabel. Las disposiciones testamentarias establecían que el trono de Castilla lo heredase la hija de los Reyes Católicos, Juana, casada con Felipe el Hermoso. La ansiada unidad estuvo a punto de desmoronarse por la ambición de Felipe, quien apartó de los asuntos castellanos a Fernando. Tan sólo la muerte de aquél y la incapacidad de Juana permitieron que el monarca aragonés tomase de nuevo las riendas de las dos Coronas, hasta que la muerte le sobrevino en enero de 1516.

En el estudio preliminar de Salvador Rus, además de explicar con más detalle el reinado de Fernando el Católico que acabamos de resumir, se analiza la capacidad política del monarca y su personalidad. Queda fuera de toda duda que Fernando fue una de las figuras más importantes de finales del siglo XV y comienzos del XVI (por no decir la principal). Su habilidad para maniobrar con acierto en situaciones de extrema complejidad y la contundencia militar que desplegó cuando fue necesario, le convirtieron en uno de los monarcas más admirados de su tiempo. Como afirma Salvador Rus, «Lo primero que enseñó a la posteridad Fernando el Católico fue que percibió perfectamente el entorno y la complejidad del mismo. Ponderó qué podía conseguir, es decir, qué posibilidades ofrecía cada coyuntura, y se aprestó a realizarlas«.

Los cuatro textos escogidos en esta antología tienen en común el elogioso retrato que dibujan de Fernando II de Aragón, y tan solo Maquiavelo atempera sus alabanzas. Juan de Sobrarias y el pensador italiano son contemporáneos del monarca, mientras que Baltasar Gracián y Saavedra Fajardo escriben sus reflexiones sobre Fernando un siglo después de la muerte de éste. Como bien explica Julio Iglesias de Ussel en la presentación de la obra, Sobrarias y Maquiavelo inciden en la capacidad del rey para sobreponerse a las adversidades que atravesaba el reino de Aragón; mientras que Gracián y Saavedra lo utilizan como modelo para superar los problemas de España en el siglo XVII.

El texto de Juan de Sobrarias («Panegírico de las gestas heroicas de Fernando el Católico«) es, como su propio nombre indicia, un poema laudatorio sobre el monarca, a quien se compara con el héroe de la Antigüedad, Hércules. A través de la narración de los hechos más destacados de la vida de Fernando el Católico, Sobrarias ensalza su figura y su proyecto político, como queda reflejado en el himno final: «Vive dichoso largo tiempo, Príncipe inmortal. Por ti suspiran las armas de tu escudo: el castillo, el fuerte león, las barras aragonesas, el águila imperial, la sangrienta granada, las agudas flechas. Recorran triunfalmente todos los mares y todos los continentes, llevando por todas partes la gloria de tu nombre«.

De Maquiavelo se recogen dos textos: un extracto de El Príncipe y una carta enviada a Franceso Vettori, embajador de la república florentina en Roma. En ambos se observa la admiración que sentía el pensador italiano por Fernando el Católico, a quien utiliza como ejemplo práctico de sus planteamientos políticos: «En nuestro tiempo tenemos a Fernando de Aragón, actual rey de España. Podemos llamarle príncipe nuevo, ya que de rey débil que era se ha convertido por su fama y gloria en el primer rey de los cristianos«.

BAUTISMO DON JUAN - REYES CATOLICOSEl texto de Baltasar Gracián («El político don Fernando el Católico«) anuda el reinado del monarca aragonés con las grandes gestas de los reyes del pasado, para proyectar sus conclusiones sobre la monarquía de Felipe IV. Así lo explica Salvador Rus: «El método que sigue el autor es el más adecuado a su fin: exponer con cierto detalle y de forma erudita la evolución histórica de la monarquía española fundada unas veces por los visigodos, otras por Pelayo, otra por Fernando el Católico, adornándola con otras experiencias análogas o similares acaecidas en otros tiempo o estrictamente contemporáneos. Se trata de una justificación y ponderación histórica de la Monarquía Hispánica iniciada por el rey Fernando el Católico y continuada por la dinastía de los Austrias en España«.

Dos textos se incluyen de Saavedra Fajardo: Introducciones a la Política y Razón de Estado del Rey Católico don Fernando. El primero corresponde a una «actualización» de la Política de Aristóteles adaptada a las circunstancias del siglo XVII y el segundo, más histórico, repasa, como los anteriores, los hechos más destacados del reinado de Fernando. Ambos escritos tienen por finalidad elaborar un programa político que sirva de modelo para los futuros monarcas españoles. En palabras del propio Saavedra: «Yo pues, que buscaba un príncipe en cuyas partes y gobierno se viesen practicados los preceptos de mis Introducciones a la política, lo hallé en el rey don Fernando el Católico […]: idea verdadera de un gran gobernador, valeroso y prudente, a quien debe vuestra majestad la fábrica de su monarquía en ambos mundos«.

Puede que al lector le resulten en exceso elogiosos algunos pasajes de la obra, lo que probablemente es inevitable dado el momento en que fueron escritos y teniendo en cuenta a quién iban dirigidos. No obstante, si obviamos los cumplidos y alabanzas y nos centramos en las ideas y mensajes que subyacen tras todos los textos, descubriremos los ideales que rigieron la política de la época, los nuevos principios que iban a prevalecer en el mundo durante los siguientes siglos y, por supuesto, asistiremos a la génesis del Imperio español, cuyo principal promotor se encuentra en la figura de Fernando el Católico.

*Publicado por la editorial Tecnos, junio 2014.