Sobre el fin de la República romana se han escrito numerosas monografías, artículos y trabajos. Sin ir más lejos, hemos reseñado varios libros que lo tratan. Hasta Hollywood y la industria de series han encontrado en estos sucesos un nicho sobre el que realizar grandes producciones cinematográficas. Los motivos de esta fascinación son evidentes: se trata de uno de los periodos más extraordinarios de la civilización occidental. El paso de una poderosa República a un colosal imperio representa uno de los grandes hitos de la historia, cuyas consecuencias todavía hoy se dejan sentir. Todo ello, además, se concentra en una extensión de tiempo relativamente corta, apenas una centuria. En ese plazo se suceden intrigas, asesinatos, guerras civiles, batallas épicas e incluso amores legendarios. Resulta imposible no sentirse atraídos por estos acontecimientos.
Paradójicamente, los orígenes de la República son menos conocidos por el gran público. Imaginamos que nuestro lector sabrá que, antes de adoptar este sistema político, Roma fue una monarquía de la que solo contamos con datos más bien difusos. Se tienen algunas nociones básicas sobre esta época y se pueden identificar a algunos de los protagonistas, pero, en general, predomina el desconocimiento. Tampoco es que los especialistas hayan podido rastrear con detalle aquellos sucesos: las fuentes escasean y lo legendario se mezcla con la realidad. No debemos olvidar que hablamos de finales del siglo VI a.C., es decir, casi quinientos años antes de que Julio César fuese asesinado en el Senado. Por entonces, Roma no era más que una ciudad-estado de las muchas que poblaban la península italiana y nadie podía imaginar el extraordinario porvenir que le aguardaba.
El catedrático de Historia Antigua Jorge Martínez-Pinna ahonda en su obra El nacimiento de la República Romana (ca. 509-486 a.C.) * este período y analiza las diversas interpretaciones que los historiadores ha ido realizando sobre él. En un contexto en el que predominan las leyendas, el autor intenta diseccionar, a través de las exiguas fuentes, qué hay de verdad en ellas y cuáles son las principales teorías historiográficas que analizan el tránsito de la Monarquía a la República.
Martínez-Pinna así lo destaca: “Como premisa fundamental es necesario admitir la absoluta imposibilidad de reconstruir los hechos que llevaron a la creación de la República, desde el momento en que ni siquiera los mismos antiguos sabían cómo se había producido. La revolución de palacio que presentan las fuentes, consecuencia de la perversidad de Tarquinio y su familia, es una construcción más literaria que histórica, enriquecida con el paso del tiempo a partir de influencias muy diversas. Pero esto en modo alguno significa que se deba inventar un relato paralelo. A partir de la información disponible y de su misma naturaleza, a priori cualquier reconstrucción puede ser o no aceptable, ya que implica admitir unos datos como válidos y rechazar como falsos aquellos otros que contradicen la propuesta. Pero esta no es una solución aceptable. Más vale reconocer la ignorancia que no aventurarse en interpretaciones a primera vista muy sugerentes, pero desprovistas de fundamento. Lo que supuestamente hubiese podido suceder no debe transformarse en lo que realmente sucedió. Conviene ante todo introducirse en el problema sin prejuicios ni ideas preconcebidas y sobre todo con gran cautela. No es necesario aspirar a una originalidad extrema”
Así pues, no estamos ante un “reconstrucción” histórica del nacimiento de la República romana, ni se exponen cronológicamente los hechos, a modo de narración. Es más, resulta preferible que el lector tenga unos conocimientos previos sobre este período, pues el autor los da por sabidos. A quien lo aborde por primera vez, le recomendamos que acuda a un manual, para hacerse con el contexto necesario que le permita adentrarse en el presente libro. Si, por el contrario, ya tiene unas nociones básicas y, a grandes rasgos, conoce a los personajes y cómo se produjo la caída de la monarquía romana, además de gustarle la historia primitiva de Roma, la obra de Martínez-Pinna le resultará sumamente interesante, pues ofrece un cuadro muy ajustado y lúcido de todo cuanto se sabe de aquella época.
La estructura del libro se adecua al propósito del autor. Los tres grandes bloques que lo conforman se ordenan temáticamente. El primero se ocupa de examinar la tradición literaria. Como explica Martínez-Pinna, “a través de las indicaciones de los antiguos se pretende conocer mejor el proceso de construcción del relato analístico, lo cual permite identificar, al menos en parte, los puntos de apoyo que puedan sustentar la interpretación de este momento histórico”. En esas páginas aparecen los nombres de personajes de quienes el gran público tiene alguna noticia, que nuestro historiador somete al frío análisis histórico para determinar la verosimilitud de su papel en todo el proceso o, incluso, su existencia.
A continuación, el foco se aleja de la ciudad del Tíber para observar su entorno, el Lacio, y el ascendente que tuvo en el cambio de régimen político. Martínez-Pinna analiza la actitud de los latinos, la incidencia de los ejércitos privados y otros factores externos que tuvieron relación con la ciudad romana.
En el último bloque regresamos a Roma, pero ahora el objeto de estudio no es tanto la transición de la monarquía a la república, como el examen de ciertos aspectos internos que se dieron al inicio del período republicano. Entre otros elementos, se aborda la institución de la magistratura suprema que sustituyó a la monarquía en el gobierno de la ciudad, la nueva praxis de la vida social y política (sobre todo, se estudia la relación entre plebeyos y patricios) y las innovaciones introducidas en el ámbito de la religión.
El estudio de la aparición de la república no solo sirve para comprender cómo ocurrió este suceso, sino también para descubrir cómo era la Roma arcaica. Al analizar las figuras de Tarquino el Soberbio, de Lucrecia o del etrusco Porsenna, por citar solo algunas de las más relevantes, se pone de relieve el contexto histórico en el que actúan. Los relatos de las vidas de aquellos personajes nos permiten vislumbrar la mentalidad y la concepción que tenían los romanos sobre su propia historia. Las reflexiones del autor añaden a esta visión las interpretaciones más destacadas sostenidas por los grandes especialistas en la materia.
Jorge Martínez-Pinna, doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, es Catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Málaga. Miembro del Istituto Nazionale di Studi Etruschi ed Italici (Florencia) y Director de estudios invitado en la École pratique des hautes études (París), ha escrito, entre otras, las siguientes obras: Roma y los latinos: ¿agresividad o imperialismo? (2017); Leyendas de fundación de Roma (2011); La monarquía romana arcaica (2009); Tusculum latina. Aproximación histórica a una ciudad del antiguo Lacio (2004); La prehistoria mítica de Roma. Introducción a la etnogénesis latina (2002) o Tarquinio Prisco. Ensayo histórico sobre Roma arcaica (1996).
*Publicado por Prensas de la Universidad de Zaragoza y por la Editorial Universidad de Sevilla, diciembre 2020.