El mundo antiguo
Pedro Barceló

Lo que denominamos el “mundo antiguo” marca el inicio de la civilización occidental. En él se asientan los principios que configuran lo que hoy somos, se cimentan las instituciones y los ideales que, dos mil años e incontables guerras y revoluciones después, siguen determinando la sociedad europea y la de gran parte del planeta. El mundo helénico y Roma conforman, de este modo, los pilares vertebradores de la sociedad actual, no solo en el aspecto político, sino también en la mayoría de las ramas del saber y de la cultura. Si echamos la vista atrás, rara es la disciplina en cuya historia no se haga mención de un sabio o de un artista de la Antigüedad clásica como puntos de partida. Casi siempre hallaremos en ella precursores e, incluso si sus ideas eran poco desarrolladas, sus planteamientos sentaron las bases de los futuros descubrimientos. Quizás con algo de exageración, lo mismo que se pudo decir, citando a Virgilio, que la literatura occidental no ha hecho sino recoger las migajas que caen de la mesa de Homero, nuestra historia ha consistido en desarrollar lo planteado por los pensadores del mundo antiguo.

La influencia de la Antigüedad griega y romana explica que siga habiendo un denodado interés por todo lo relacionado con aquella época. Sirva como ejemplo el medio centenar de reseñas que, en los últimos años, hemos publicado en Metahistoria acerca de libros que abordan diversos aspectos de aquel mundo (y esto representa una pequeña muestra de lo que se publica al año), por no hablar de los videojuegos o de las producciones audiovisuales en él ambientados. La fascinación alcanza cotas considerables cuando se trata de ciertos episodios, como la Atenas de Pericles, el imperio de Alejandro Magno o el fin de la República romana. Los libros dedicados a los protagonistas de esos y otros sucesos análogos se cuentan por millares, revelando un interés constante a lo largo del tiempo. En todas las épocas podemos hallar referencias a sus principales personajes, ya sea en textos literarios como en representaciones artísticas o musicales. El mundo antiguo se convierte, en cierta manera, en un ideal al que podemos aspirar, ya que no emular.

Hay diversas formas de aproximarse a la Antigüedad clásica. Normalmente, se suele emplear un marco cronológico para articular la narración cuando, desde el punto de vista histórico, predominan las cuestiones políticas y militares. No siempre se utiliza este criterio, pues la riqueza cultural de aquella época permite enfoques más originales e igual de interesantes. El profesor Pedro Barceló opta por uno de ellos en su obra El mundo antiguo*, trabajo de una erudición extraordinaria en el que la esencia de aquel período se convierte en su protagonista. En sucesivos capítulos, independientes pero interconectados, el autor indaga sobre los aspectos más singulares y característicos del mundo clásico para ofrecernos un retrato profundo y muy completo de su naturaleza.

Así explica Barceló el propósito de su libro: “El concepto que guía la realización de la obra se basa, por un lado, en la convicción de que cualquier registro del pasado solo puede ofrecernos en el mejor de los casos fragmentos de la realidad y, por otro, en que no existen certezas absolutas acerca de su reconstrucción, por no decir reinvención. Asumiendo estos condicionamientos, se intentará descifrar una serie de aspectos nucleares que se generan en la Antigüedad y que sigue teniendo un significado concreto en nuestro propio horizonte de experiencias. Por ello, no se ofrece al lector un manual enciclopédico estructurado cronológicamente, sino una colección de impresiones extraídas de épocas pasadas, que giran en torno a los fenómenos antropológicos más decisivos que han mantenido un impacto continuado en el tiempo y en el espacio, desde su propia génesis hasta hoy en día. En consecuencia, la utilidad del estudio radica precisamente en el anclaje que nos vincula con los sucesos del pasado, pues estamos inevitablemente conectados a ellos y seguimos transitando por los mismos caminos que abrieron aquellos que nos precedieron”.

Como apunta Pedro Barceló, su obra no es un manual al uso ni un relato ordenado del mundo antiguo. Refleja, más bien, una travesía por otros derroteros, emprendida a través del estudio de distintas facetas (tierra y mar, poder, dominio y guerra, mito e historia, culto y redención) para brindarnos una visión panorámica de la sociedad de la Antigüedad. El ensayo engloba a distintos pueblos en contextos históricos heterogéneos, pero con un componente común que lograron preservar y que ha llegado a nuestros días. De esta forma se resaltan, al mismo tiempo, los elementos que unieron y los que separaron a aquellas civilizaciones y se nos muestra la complejidad de un sistema cultural fascinante. No debemos olvidar que el arco temporal objeto de estudio abarca casi dos mil años, desde el 1.500 a.C. hasta el 500 d.C.

En esos dos milenios acontecieron, como es obvio, incontables sucesos. Al autor no le importan tanto la fecha exacta en que tuvieron lugar los más relevantes, cuanto sus implicaciones, sus causas y sus consecuencias. El suyo no es un libro que se limite a narrar hechos, más bien lo contrario: los acontecimientos que describe sirven como pretexto para adentrarse en los valores, las ideas, las creencias, los comportamientos, las tradiciones… de la sociedad antigua. De ahí que la estructura de sus epígrafes pudiera catalogarse de anárquica, en cuanto no sigue un patrón reconocible. El autor salta de conceptos genéricos y abstractos a situaciones o personajes perfectamente identificables. Es más, el lector puede empezar por el capítulo que desee, sin que la lectura del conjunto pierda coherencia. A través de estos requiebros, que van de lo general a lo específico, y en ese aparente desorden que guía el índice de la obra se vislumbra la verdadera realidad del mundo antiguo: una sociedad polifacética con diferentes matices, que “dan lugar en última instancia a un coherente entramado cultural”.

La riqueza de los temas abordados en el libro por Pedro Barceló es extraordinaria. Algunos son muy conocidos (el juicio de Sócrates, Pericles, Cicerón, la Guerra del Peloponeso o la génesis de Roma) y otros han pasado más desapercibidos para el gran público (las expediciones de Hanón o Piteas, las biografías de Deyoces o Cincinato, la imagen del bárbaro en Grecia y Roma o la pérdida de la divinidad de los emperadores romanos). La imponente variedad de materias que trata permite al autor explorar las connotaciones políticas, sociales, culturales o económicas de los fenómenos objeto de análisis, mostrando la conexión entre elementos aparentemente aislados y su influencia en la conformación de la sociedad antigua.

Concluimos con esta reflexión de Barceló en la introducción de su obra: “Desde nuestra perspectiva actual, la revisión del pasado ofrece las claves para la comprensión del comportamiento humano en sus diferentes facetas históricas. Como ninguna otra época, la Antigüedad permite, gracias a la distancia que nos separa de ella, dilucidar sine ira et cum studio la esencia de su profundo trasfondo histórico, por lo que resulta ser un excelente motivo de estudio a la hora de compararla con otras épocas. En este sentido, someteremos a una evolución crítica las aportaciones que los estudiosos de las ciencias humanas, filósofos, literatos, teólogos e historiadores han ido acumulando a lo largo del tiempo al consignar los hechos decisivos, los logros, las gestas, los avances, las crisis y los conflictos generados durante la Antigüedad, teniendo en cuenta su carácter modélico como laboratorio del pasado, fuente de inspiración y expresión de la condición humana. De forma paralela, se desvelará su importancia como archivo inagotable de la memoria individual y colectiva, como foco catalizador de nuestro patrimonio cultural y como punto de partida del desarrollo de la civilización en épocas posteriores”.

Pedro Barceló es doctor en Historia por las Universidades de Friburgo y Eichstaett (Alemania) y doctor honoris causa por la Universitat Jaume I de Castellón. Actualmente es catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Postdam (Alemania) y director del Instituto de Historia de esta misma universidad. Autor de numerosos libros y trabajos en alemán, ha publicado en español Aníbal en Cartago, biografía de referencia del caudillo cartaginés, Breve historia de Grecia y Roma e Historia de la Hispania romana, en colaboración con Juan José Ferrer.

*Publicado por Alianza Editorial, octubre 2021. Traducción de Alejandro Cadenas González y Lena Hein.