A veces no es necesario dibujar cada minúsculo detalle de lo que queremos representar en un cuadro para captar su esencia y bastan para ello algunas pinceladas rápidas y precisas. Lo mismo sucede con los trabajos de historia: no es preciso describir exhaustivamente todos los rasgos de una época para conocer el estilo de vida de ese período, de modo que el estudio sobre alguna cuestión o faceta concreta puede, en ocasiones, sernos tanto o más útil a esos efectos que una investigación generalizada.
La obra de Carolina Blutrach, El III conde de Fernán Núñez (1644-1721). Vida y memoria de un hombre práctico*, nos permite descubrir el mundo de la sociedad cortesana de fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII a través de la figura de uno de sus protagonistas, Francisco Gutiérrez de los Ríos, III Conde de Fernán Núñez. Hoy se le recuerda (por los especialistas, el gran público probablemente no haya nunca oído hablar de él) como autor de El hombre práctico, o discursos varios sobre su conocimiento y enseñanzas (1686), obra de difícil clasificación que aborda diversas cuestiones desde la política a la educación o al matrimonio y es considerada la primera obra del movimiento novator.
El III Conde de Fernán Núñez no fue una gran personalidad de su época y, aunque obtuvo cargos de la relativa importancia (embajador en Polonia y Suecia y Gobernador General de las Costas de Andalucía) además de jugar un papel destacado en la defensa de Cádiz durante la Guerra de Sucesión (del lado del candidato Borbón), no alcanzó puestos relevantes en el gobierno. Estamos ante un noble más, que tuvo responsabilidades en el desempeño de la función pública como tantos otros durante los siglos XVII y XVIII. Esta normalidad, sin embargo, permite a Carolina Blutrach utilizarlo como modelo de toda una clase social. Así lo expresa la propia autora: “El enfoque biográfico se revela una herramienta metodológica apropiada para abordar problemas historiográficos y ofrecer nuevas interpretaciones sobre viejos textos que, en definitiva, fueron escritos por sujetos concretos cuyas identidades fueron negociadas en el marco de contextos sociales y culturales específicos”.
Debemos prevenir al lector de que la presente obra ni es propiamente un estudio biográfico de Francisco Gutiérrez de los Ríos, ni un trabajo acerca de El hombre práctico. No esperen, por lo tanto, encontrar en ella una detallada relación de los hechos en los que participó el biografiado, ni la búsqueda del significado de su obra. Carolina Blutrach utiliza estos elementos para construir su propio discurso: “El hombre práctico-texto y el hombre practico-autor constituyen, por tanto, la materia de este trabajo en el que se analizan los valores, discursos y prácticas de la sociedad cortesana y los procesos de construcción y transmisión de la memoria”. Los temas tratados se alejan, de este modo, del tradicional formato del libro biográfico para adentrarse en un nuevo territorio en el que la linealidad del relato se abandona, ciertos aspectos de la vida del protagonista son deliberadamente omitidos y se pone el énfasis de la investigación en “[…] la relación entre texto, autor, linaje y memoria”.
Esta estructura puede descolocar a quien no esté acostumbrado a investigaciones de tal género. La organización de la obra no adopta los patrones clásicos de infancia, juventud, madurez y muerte por los que se decantan la inmensa mayoría de las biografías y acude a una división tripartita cuyo eje no está condicionado por la “línea vital” del protagonista. Sirva como ejemplo que el punto de inicio de la obra se sitúa en la misión diplomática del III Conde de Fernán Núñez en la corte sueca, cuando el biografiado contaba con 24 años y ya había desempeñado previamente otras funciones militares y políticas. Como explica Carolina Blutrach en la introducción de la obra, “Cabe aclarar que la indagación sobre el personaje no ha tenido como objetivo presentar una biografía completa no lineal del III conde de Fernán Núñez” y más adelante añade que “en los tres escenarios (diplomacia, memoria familiar y relaciones internobiliarias) se combina el análisis de los modelos y herramientas culturales disponibles con el de las formas de aproximación y manipulación de estos recursos por parte de los sujetos”.
La primera parte del libro (“De la experiencia cortesana y su escritura”) está dedicada a los años (desde 1670 a 1675) que Francisco Gutiérrez de los Ríos estuvo en Suecia en su condición de embajador. A Carolina Blutrach no le interesan tanto las negociaciones que tuvo que llevar a cabo nuestro protagonista (aunque también son analizadas) como explorar el funcionamiento de las cortes europeas, la articulación del poder durante la Edad Moderna o, quizás lo más interesante, investigar cómo esta estancia en la corte sueca permitió al III Conde de Fernán Núñez adquirir unos conocimientos y una experiencia que luego trasladará a su obra El hombre práctico. Una vez más se pone de relieve la relación entre biografía, contexto y escritura.
La segunda parte (“De la memoria, sus formas y tensiones”) abandona por completo la relación cronológica de hechos y profundiza en “la construcción y transmisión de la memoria familiar a través de los distintos soportes […] permite adentrarse en un contexto de experiencia fundamental en la vida de cualquier noble europeo: linaje y la Casa”. En los capítulos que componen esta sección se analizan los elementos que permitían a un noble de la Edad Moderna edificar su propia memoria y la de su familia: el diseño de su doble sepultura, el sostenimiento de los edificios eclesiásticos en sus posesiones, el testamento, la relación de bienes, el imaginario familiar, la escritura que se transmite de padres a hijos (o nietos y biznietos) y la importancia de los antepasados (se presta mucha atención a la obra Catalogo historial genealógico de los señores y condes de la casa y villa de Fernán Núñez encargada por el propio Francisco Gutiérrez de los Ríos).
La tercera y última parte (“De la protección: una expectativa a largo plazo”) se asienta en la correspondencia epistolar que mantuvo el III Conde de Fernán Núñez con el V Duque de Pastrana (primo de la esposa del biografiado). El gran número de cartas que han sobrevivido permiten a Carolina Blutrach reconstruir la relación entre ambos personajes. Una relación clientelar (el duque de Pastrana era una importante figura dentro de la corte de Carlos II) y de amistad que sirve para mostrarnos el funcionamiento del sistema de comunicación, favores y conexiones que regían la sociedad cortesana de finales del siglo XVII. Junto al contenido de las cartas también se analizan las expresiones, el tono o el lenguaje utilizado en ellas, que en aquella época era casi tan importante como el propio mensaje.
Gracias a estas tres facetas, Carolina Blutrach puede darnos cuenta de la “trayectoria vital del autor y su producción intelectual […] dentro de un conjunto variado de prácticas cortesanas y dentro de la historia de una comunidad como es el linaje, donde la memoria fue una herramienta indispensable para la construcción y representación de la imagen pública de la nobleza que sirvió, además, como arma contra el olvido”.
España atravesaba una crítica situación a finales del siglo XVII. Un rey inútil, una corte dividida, una Hacienda arruinada, un Imperio en descomposición y un ambicioso vecino marcaron la política hispana durante estos años. La Guerra de Sucesión y el cambio de dinastía fueron el colofón inevitable de este escenario. A pesar del caos que rodeaba a Palacio, la vida continuaba su curso y tanto nobles como “plebeyos” siguieron gestionando sus negocios y sus intereses. El estilo de vida y las costumbres apenas cambiaron con la llegada de los Borbones y la luz de la Ilustración tan solo empezaba emitir sus primeros rayos. El Antiguo Régimen mantuvo sus rasgos identificativos un siglo más ¿Cuáles fueron estos rasgos? Los encontramos reflejados en el cuadro que Carolina Blutrach dibuja del III Conde de Fernán Núñez, uno más de los miles de nobles que poblaron la España de la Edad Moderna.
Carolina Blutrach es licenciada en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Historia y Civilización por el Instituto Universitario Europeo de Florencia. Ha trabajado como investigadora Juan de la Cierva en la Universitat de València. Sus investigaciones se centran en el estudio de la aristocracia europea entre los siglos XVI y XVIII, con un interés particular por la cultura escrita, las formas y usos de la memoria y la historia de la familia.
*Publicado por Marcial Pons Ediciones de Historia y el CSIC, octubre 2014.