EDHASA - MARCHA SOBRE ROMA

El fascismo y la marcha sobre Roma. El nacimiento de un régimen
Emilio Gentile

Frente al fascismo había un gobierno dividido y débil; un partido socialista lacerado por conflictos internos que preludiaban una nueva escisión; un partido popular dividido por corrientes internas y privado del pleno apoyo del Vaticano; un partido comunista compacto pero aislado, atrincherado en su intransigencia, siempre a la espera de lanzar la revolución proletaria; un partido republicano sobre el cual los fascistas ejercían una presión disgregadora; un heteróclito alineamiento de liberales y democráticos fragmentados en grupos de personalidades rivales; masas proletarias cansadas, deprimidas y resignadas; una burguesía ampliamente propicia al fascismo; los sectores medios, y especialmente nuevos sectores medios, laicos y patrióticos entusiastas del fascismo, al cual aportaban gran parte de jefes y militantes. Por último, el fascismo tenía frente a sí, prefectos, funcionarios de policía, magistrados y militares no hostiles, sino simpatizantes”. Así describe el historiador italiano Emilio Gentile en su obra El fascismo y la marcha sobre Roma. El nacimiento de un régimen* el estado en que se hallaba la Italia de principios de siglo, poco antes de la llegada al poder de Benito Mussolini.

La Primera Guerra Mundial agrietó los principios morales y políticos de las sociedades occidentales. Lo cambió todo. Nada volvió a ser igual para los hombres que combatieron en las trincheras, ni para aquellas naciones que se vieron envueltas en un conflicto que gangrenó los paradigmas éticos de la cultura europea. De las cenizas de la guerra surgieron dos ideologías, contradictorias en apariencia pero similares en sus métodos y fines, que condicionaron la política mundial en las siguientes décadas y cuyos funestos “triunfos” aún hoy se dejan sentir. Hablamos del fascismo y del comunismo. Ambas hundían sus raíces en el siglo XIX y se inspiraban en los escritos de Marx o Engels, en la filosofía nietzscheana o en los postulados de Pareto y Mosca, entre otras muchas fuentes; sin embargo, hasta la Gran Guerra tan solo habían tenido una repercusión muy restringida y su actividad política era prácticamente insignificante. La desesperación, el hastío y la rabia consiguieron lo que sesudos trabajos teóricos jamás habían logrado, cautivar a una masa inmensa dispuesta a lo que fuera para revertir su frustrante situación.

MARCHA SOBRE ROMA MUSSOLINITodos los países sufrieron un proceso similar y en la mayoría de los estados europeos surgieron partidos fascistas o comunistas. La diferencia estribaba en si consiguieron llegar al poder (como fue el caso de Rusia, Italia, España o Alemania) o lograron preservar su débil sistema democrático (Inglaterra, Francia o Estados Unidos). Todavía hoy nos cuesta comprender cómo el populismo consiguió atraer a tantos fieles (incluidos intelectuales) que le permitieron, llegado el momento, obtener una arrolladora victoria. Carecemos de la perspectiva histórica y olvidamos que la sociedad de principios del siglo XX desconocía las perniciosas consecuencias de este tipo de regímenes. Para ellos, esas nuevas ideologías eran un remedio excepcional contra la inoperancia y la incompetencia de sus Parlamentos y de las agotadas políticas liberales. Desgraciadamente, en los últimos años parece que también nosotros, olvidados los peligros de las palabras grandilocuentes y del populismo, estamos permitiendo que proliferen partidos muy similares a aquellos que envolvieron a Europa en un haz de muerte y destrucción. La obra de Emilio Gentile sirve no solo como recordatorio, sino también como un aviso frente a los cantos de sirena de quienes esconden en bonitos discursos propuestas más oscuras.

Con estas palabras explica el historiador italiano la finalidad de su obra (perdonen la extensión de la cita, pero su lucidez nos impide reducirla): “Este libro es un estudio acerca de la génesis de una fuerza política original, organizada como partido milicia, que logró apoderarse del gobierno de un Estado parlamentario. Nada similar había sucedido vez alguna. El autor analiza, en las diversas circunstancias concreta en que ellos obraron, las opciones, las decisiones y las acciones de los fascistas en la gravísima crisis que acució a la democracia italiana después de la Gran Guerra, precisamente cuanto más propicias parecían ser las condiciones para su desarrollo y consolidación. En apenas tres años de vida como movimiento, en un solo año como partido, con un grupo de jefes jóvenes sin experiencia alguna de administración y de gobierno, mediante la violencia el fascismo logró derrotar y desbandar a poderosas fuerzas organizadas que tenían tres décadas de vida; logró engañar a astutos políticos y gobernantes de larga trayectoria y consumada experiencia; logró quitar el monopolio de la fuerza, la autoridad y el prestigio a un Estado que había salido vencedor de la prueba de una guerra mundial, y finalmente consiguió conquistar el poder proclamando de manera abierta que lo usaría para destruir el Estado liberal y la democracia”.

A través de una encomiable investigación, con la inclusión de numerosos testimonios y un tratamiento realista de los acontecimientos, Emilio Gentile nos aporta un trabajo imprescindible para conocer la gestación del primer Estado de ideología fascista en Europa. En sus páginas descubrimos los medios, generalmente violentos, que utilizaron los escuadrones de “camisas negras” para atemorizar al adversario y la impunidad con que actuaron. El Estado italiano, atrapado por el miedo, la debilidad y la incompetencia, no supo frenar a tiempo la expansión del partido fascista, que terminó por fagotizarle y, como señala el historiador italiano, privarle del monopolio de la violencia, dejada en manos de las milicias a las órdenes de Mussolini y de Michele Bianchi. Gran parte de la obra está destinada a comprender, si fuera posible, las causas que llevaron al poder al Duce. De ahí que no todo gire en torno a cómo se desarrolló la “marcha sobre Roma”, sino que la obra se centre más en los años previos, es decir, en el ascenso y consolidación del fascismo en Italia.

DISCURSO DE MUSSOLINI - MARCHA SOBRE ROMALa “marcha sobre Roma”, que tuvo lugar entre los días 27 a 29 de octubre de 1922, es una forma edulcorada de denominar al golpe de Estado que dio el Partido Nacional Fascista para hacerse con el control de Italia. A medida que el fascismo ganaba apoyos y notoriedad, surgió entre sus dirigentes un problema de gran envergadura: ¿cómo llegar al poder? Gentile explica las dos vías que se manejaban. La legalista, que abogaba por acceder al gobierno a través de los cauces legales, y la insurreccional, que defendía la toma del poder con un golpe de mano. Al final, y no sin debate, se optó por la segunda. A lo largo de la obra, sorprende observar cómo la relevancia de Mussolini es considerable, pero no determinante. En varias ocasiones, su autoridad se ve menoscabada y son otros quienes toman la batuta. Por supuesto, su ascendente dentro del partido fue incuestionable, pero el fascismo italiano era algo más que Mussolini. Para el propio historiador italiano, “Históricamente aquel que quiso la ‘marcha sobre Roma’ fue el partido: el duce y el secretario general fueron los intérpretes y ejecutores de esa voluntad”.

Frente a las intrigas de los dirigentes fascistas, el gobierno tuvo constancia del plan, pero, bien por creer que no tendría éxito, bien por ingenuidad (calculaban que al final serían capaces de sojuzgarles) o por negligencia, no tomaron las medidas adecuadas para frenar el levantamiento. Cuando se dieron cuenta de la gravedad de la situación, gran parte de las ciudades italianas estaban bajo control de los “camisas negras”. Se precipitaron entonces a ordenar el estado de sitio, pero el monarca Vittorio Emanuele III se negó a ratificarlo y mandó formar gobierno a Mussolini. El triunfo fascista fue completo y se logró con una facilidad pasmosa. La victoria no correspondió solo al Duce, sino que supuso la consolidación y la expansión de la ideología populista. Muchos creyeron que el fascismo era un movimiento efímero, sin visos de perpetuarse en el tiempo. Poco tardaron en reconocer su error, pues solo otra Guerra Mundial, veinte años más tarde, consiguió, con mucho esfuerzo, desalojarle del poder.

El desarrollo de los acontecimientos que acabamos de exponer de modo muy sintético fue un proceso complejísimo, lleno de altibajos, con dudas por parte de todos sus protagonistas y con un resultado incierto hasta el último segundo. Un proceso, no obstante, que supuso la rendición del Estado liberal al chantaje institucional de un partido armado y que confirió a los fascistas la ilusoria idea de que eran los únicos que personificaban la voluntad de la nación y que, por tanto, tenían derecho a gobernar el país por encima de la ley y del régimen parlamentario. La obra de Emilio Gentile se convierte, de este modo, en algo más que una mera anécdota del pasado o un ensayo histórico como tantos otros; nos sirve de recordatorio, de llamada de atención, ahora que en Europa empiezan a proliferar, a izquierda y a derecha, nuevas formaciones que tanto se asemejan a aquel incipiente partido que tampoco se sentía representado por sus dirigentes, por su Parlamento o por su sistema político. Ochenta años apenas son nada en la historia del hombre, pero su recuerdo debería estar muy presentes en nuestra memoria. La Italia de los años 20 tampoco se diferencia tanto de la España del siglo XXI. Relean el primer párrafo de esta reseña y luego repasen cualquier periódico.

Emilio Gentile (Bojano, 1946) es profesor emérito de la Università “La Sapienza”,de Roma. Es uno de los mayores historiadores de Italia, y un reconocido experto en el fascismo. En 2003 recibió el Premio de la Universidad de Sigrist Hans Bern por sus estudios sobre la religión en la política. Es autor, entre otros libros, de La Grande Italia (1997), Le religioni della politica. Fra democrazie e totalitarismi (2001) y Due colpi di pistola, dieci milioni di morti, la fine di un mondo (2014). Varios de sus libros se han traducido al español: Fascismo: historia e interpretación (2004), La vía italiana al totalitarismo (2005) y El culto del Littorio (2007).

*Publicado por la editorial Edhasa, septiembre 2015.